Las Ruinas de Cassandrea

Cap. 27 Aquí y allá

 

Los Aurores abandonaron el despacho y se fueron directamente al departamento, pero todos iban con expresiones de preocupación y el primero en hablar fue Harry.

  • Solo quedan unos pocos días de clase, pero con las cosas así, tendremos que reforzar la vigilancia de los niños  --  dijo

Antes de que se iniciase el año escolar y teniendo en cuenta que una buena parte de los niños ingresaban a Hogwarts, Harry se había reunido con su equipo de trabajo y habían decidido enviar un contingente de Aurores para vigilarlos. Todos estuvieron de acuerdo con ello, el asunto era cómo hacerlo, de manera que Jason sugirió dividir en tres la fuerza que pensaban enviar. La primera, se instalaría en Hogsmeade con el fin de vigilar a los extraños que visitaban el pueblo. La segunda, vigilaría los accesos al castillo, pero sin ser vistos. Y la tercera, que resultó la más difícil de preparar, consistía en un grupo de cuatro Aurores, dos chicos y dos chicas de los más jóvenes, que irían como estudiantes de último año para así contar con una vigilancia desde el interior sin que los niños se sintiesen presionados o nerviosos. Todo había marchado aparentemente bien a lo largo de ese año, pero ante esta nueva amenaza, porque nadie dudaba que lo fuera, debían tomar otras medidas. Harry y Bill estaban mirando a Dánaee y ella compuso cara de horror.

  • ¡Ah no, no otra vez!  --  dijo
  • No, no estaba pensando en ti  --  dijo Bill  --  pero sí en que podríamos hacer algo parecido  -- y se giró hacia Alexander  --  No serán muchos días, pero sí muy incómodo  --  le dijo
  • No hay problema   --  dijo él  --  Solo dime cómo lo haremos y yo estoy dispuesto
  • Puesto que no podemos hacerte pasar por un alumno, tendrás que permanecer bajo una capa de invisibilidad los próximos ocho días y a partir de este momento

Alexander asintió y Jeremy fue el encargado de introducirlo al castillo sin que nadie lo notase. Una vez que ellos se marcharon, los demás que seguían sumidos en negros pensamientos, miraron a Jason.

  • ¿Y bien?  --  preguntó Sirius  --  ¿Dónde está? ¿Puedes mostrárnoslo?
  • No, no puedo, pero sí puedo ir a verlo yo
  • Y supongo que yo también ¿no?  --  preguntó Anthar que ya se había imaginado dónde estaba el dichoso libro

Jason asintió y les informó a los demás que el libro estaba en la biblioteca de Avalon, lo que causó la evidente decepción de Hermione.

  • Pero seguramente podrás hacer una copia, Niño
  • No seas necio Sirius, esa clase de textos están protegidos por una poderosa magia y ciertamente no se pueden duplicar  --  dijo Hermione
  • Pues no pareciera muy buena si un chico pudo sustraerlo  --  dijo él con terquedad
  • Eso es diferente  --  dijo Lyra  --  la magia que los protege en la biblioteca de Hogwarts no tiene nada que ver con la del libro en sí

Pero mientras Lyra le decía aquello a Sirius, en varios cerebros una idea flotaba con aterradora convicción, porque a pesar de que lo dicho por Lyra era cierto, aquel robo estaba muy lejos de ser la obra de un chico.

 

Entre tanto en Avalon, si bien al principio Albus se había enfurecido al despertar y encontrarse allí y les había tomado una enorme cantidad de tiempo calmarlo, finalmente lo habían conseguido y habían podido comenzar a trabajar con él. No había resultado nada sencillo, porque en realidad aquella tragedia lo había afectado de la peor manera y descubrieron que era la culpa, más que otra cosa, lo que estaba matándolo. Pidió en repetidas oportunidades que lo dejasen ir al cementerio, pero naturalmente esto no le fue concedido y fue una de las cosas que más retrasó el proceso, pero fue Morgana quien intervino entonces, porque a pesar de que aquello caía más en el terreno de Elaine que era la que normalmente trabajaba las emociones y pensamientos, Morgana llegó a la conclusión de que aquel individuo podía aparentar ser muy pacífico, ecuánime y controlado, pero que era solo eso, apariencia. En opinión de la guardiana, Albus en realidad no difería en mucho de Jason, Louis, James o el mismo Anthar, y era tan terco, obstinado y peligroso como los otros cuatro, y aunque podían reconocerle un maravilloso trabajo en materia de autocontrol, su reciente tragedia había sacado a flote su auténtica naturaleza y había llegado el momento de enfrentar lo verdaderamente importante, porque toda su peligrosidad la estaba dirigiendo hacia sí mismo. Sin embargo, había quedado demostrado que no podría hacerse por la vía de la conciliación y ameritaba otros métodos más acordes con su naturaleza, así que Morgana se lanzó a ello.

  • He escuchado en muchas oportunidades y en realidad estoy de acuerdo con ello, que Jason, Anthar y Louis son arrogantes, tercos, y orgullosos, y que James es peligroso hasta para sí mismo, pero creo que tú los superas a los cuatro  --  dijo acercándosele  mientras él miraba distraído el horizonte
  • No puedo hacer nada por las opiniones que otros sustenten de mí, aunque las mismas puedan estar equivocadas  --  dijo él
  • ¿Y lo están?
  • ¿Haría alguna diferencia que yo estuviese en desacuerdo?  --  preguntó él a su vez
  • Esa actitud responde por sí sola al cargo de arrogancia  --  dijo ella
  • En cualquier caso, no tendría por qué sentirme mal por lo que soy
  • Y esa a la del orgullo  --  siguió ella con una sonrisa maligna  --  pero al menos deberías reconocer que estás haciendo las cosas mal
  • ¿Mal? Dígame algo  --  dijo volviéndose finalmente  --  ¿Ha perdido a alguien que de veras le importe más que su propia vida? ¿Alguien a quien ame verdaderamente? Porque si no es así, no le asiste el derecho a decirme cómo debo sentirme y ciertamente no va a cambiarlo.
  • Y esa a la terquedad  -- dijo Morgana sin perder su odiosa sonrisa  --  pero ahora respóndeme tú ¿quién te crees para adjudicarte el derecho de ser responsable por todo lo que sucede? Puedo entender que te duela haber perdido a tu esposa, pero no es de ninguna manera tu responsabilidad. No es tu responsabilidad que haya personas desquiciadas en el mundo, no es tu responsabilidad lo que esas personas decidan hacer, ergo tampoco lo es que ella esté muerta, ya que fue su decisión ir a aquella reunión. Y a eso podemos agregarle, que estás siendo muy cobarde al endilgarle a ella la única responsabilidad que es tuya, porque eres responsable de tu vida, y querer morir alegando que no puedes vivir sin ella, es un acto de suprema cobardía.




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