Las Ruinas de Cassandrea

Cap. 31 Detalles

 

Aquel año ingresaban a la escuela Aydan, Axel y Oriana, así que no hubo mucho más escándalo que el año anterior, ya que solo eran tres más y ninguno hizo mucho drama a la hora de la despedida. Los que parecían más afectados eran Remus y Hermione que si bien amaban a todos sus nietos, Aydan Gael siempre había sido el más apegado a ellos y el que desde que aprendió a hablar, solía meterse a la chimenea de forma inconsulta rumbo casa de los Lupin a las horas más insólitas. Todos los niños conocían la condición de Remus, de manera que Aydan había decidido que su deber era hacerle compañía a su abuela las noches de luna llena. La primera vez que había ocurrido y siendo que era algo que el niño había decidido actuando de la misma forma que solía hacerlo su padre, es decir, sin participárselo a nadie, cuando iba hacia la chimenea Jason lo había detenido y el pequeño Aydan había armado un soberbio escándalo, hasta que finalmente Lyra había comprendido y el mismo Jason lo había llevado. A partir de ese día, se había establecido como rutina que lo hiciese cada noche de luna llena, pero Aydan había seguido yendo a la casa de sus abuelos cada vez que se le antojaba, cuando peleaba con sus hermanos o con sus padres, o simplemente porque quería charlar con ellos. A Aydan le encantaba escucharlos y almacenaba todo lo que le decían en forma tan obsesivamente ordenada como Hermione, de modo que Aydan era uno de los chicos que llegaría a Hogwarts con un caudal de conocimientos no solo prácticos como sus hermanos y sus primos, sino teóricos, mucho más avanzados que los demás niños. Así que cuando sonó la última llamada, Hermione lloraba como una magdalena y Remus no estaba mucho mejor, pero lograron sonreírle de forma aceptable al niño.

Oriana que era un terremoto de la misma clase que sus padres y sus hermanas, se contentó con darles un apresurado beso a todos y subió a toda prisa pelándose con Arthur quién sabía por qué cosa. Mientras que Axel apenas si se despidió de sus padres, porque tenía verdadera prisa por comenzar la aventura.

Después que se habían acomodado en dos compartimientos vecinos que les permitiese ir y venir entre ambos, Harmony miró a Cassandrea con expresión preocupada.

  • ¿Qué?  --  preguntó la gemela
  • ¿Aun estás enfadada con él?  --  preguntó Loriana
  • ¿Van a seguir con ese asunto?  --  preguntó a su vez Lorena en tono de disgusto
  • No  --  contestó Cassandrea
  • Vamos Sandy, claro que lo estás, porque no hiciste intento por acercártele  --  dijo Harmony
  • Y en mi opinión hace bien, porque ese individuo es sinónimo de problemas  --  dijo Lorena tajante, pero su hermana y Harmony la ignoraron
  • Me parece que estás siendo injusta Sandy, él no tiene la culpa de que sus padres sean unos imbéciles y le hayan negado el permiso  --  dijo Loriana

Las gemelas Potter eran unas bellísimas criaturas, pero tenían el pésimo defecto de expresarse igual que un chico, algo a lo que en realidad todos ellos estaban acostumbrados, pero que servía a las demás niñas como arma para atacarlas, aunque eso a ellas las traía sin cuidado, y en el caso de los chicos, les importaba poco como hablasen siempre y cuando les prestasen atención y no quisieran apalearlos.

  • No estaría muy interesado si no insistió lo suficiente como para que lo dejasen ir  --  dijo Sandy

La mayor parte de la mañana Harmony y Loriana se dedicaron a intentar convencer a Cassandrea de deponer su actitud, mientras que Lorena se empeñaba en lo contrario, de modo que Oriana como no conocía al individuo en cuestión, se aburrió y se fue a buscar a sus primos. Anette y Pauline no podían tomar partido ni en un sentido ni en otro, de manera que prácticamente no hablaron y se dedicaron a escuchar los argumentos de sus nuevas amigas hasta que llegó Ariadna con quien pudieron hablar más de la escuela y de las diferencias entre Hogwarts y Beauxbatons.

Un poco después de que pasase la señora con el carrito de los dulces, una cabeza de cabellera rubio oscuro, asomó por la puerta.

  • Geiá sou [1]  --  dijo el chico  --  ¿Podemos hablar un momento?  --  le preguntó a Cassandrea
  • No, estoy ocupada  --  dijo ella

Fue evidente para todas, la tristeza en los ojos del chico, pero nadie dijo nada, porque al menos en el caso de sus primas conocían bien a Cassandrea y sabían que era mal asunto contrariarla. Sin embargo, el chico se aclaró la garganta y parecía que no estaba dispuesto a renunciar.

  • Sé que estás molesta y tienes derecho a estarlo, pero me gustaría…
  • ¿Eres sordo, Andrevich?  --  escucharon las niñas la voz de Cassander, aunque no podían verlo

A continuación, vieron desaparecer a Anteros y Loriana se apresuró a abrir la puerta del todo. Ben era un individuo paciente y dulce hasta la exageración, en opinión de todos, pero si había alguien con quien no tenía ni un átomo de la mencionada paciencia, era con Anteros, de modo que lo había sujetado estampándolo contra la pared opuesta y le tenía la varita bajo la barbilla.

  • Si tengo que repetírtelo una vez más, tu madre tendrá que venir por tus pedazos

Dicho esto, lo soltó y le dio un empujón alejándolo de la puerta, mientras que Altair lo miraba desde su habitual posición de indolencia recostado de la pared y con los brazos cruzados.

  • Siempre he pensado que todos los que terminan en Slytherin, salvo honrosas excepciones en las que tú naturalmente no entras, deben tener algún defecto genético que los incapacita para comprender hasta la más simple de las órdenes, de modo que te sugiero ir escribiéndole a tus parientes para que les informes cómo quieres que sea tu funeral




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.