Cuando los chicos salieron de la escuela para sus vacaciones, se sintieron muy decepcionados al llegar a King’s Cross, ya que sus padres no habían podido ir por ellos y en su lugar solo estaban Victorie, Roxanne, Fleur, Ginny, Daviana y un ejército de Aurores la mayoría desconocidos. No obstante, se recuperaron de eso y comenzaron el verano con el alboroto de siempre.
Pero si bien los niños habían comenzado sus vacaciones en la protección de Inverness, no sucedía lo mismo con sus padres que estaban enfrentando desde hacía ya más de un año, una de las perores épocas para el mundo mágico desde los tiempos de Voldemort.
Por muchos esfuerzos que habían hecho, aquellos mal nacidos estaban bien organizados y tenían que reconocer que eran inteligentes, porque se habían ido infiltrando en las sociedades más débiles primero o donde sabían de primera mano que sus ideas serían bien recibidas, y de allí se habían ido expandiendo a una velocidad pasmosa como si de una enfermedad endémica se tratase. Sin embargo, ellos seguían luchando a brazo partido para fastidiarles los planes y en algunos casos lo lograban y en otros no, aparte de que habían sufrido serios daños en el proceso, aunque no les habían dicho nada a los niños y afortunadamente se habían recuperado de sus heridas.
Aquel verano, se suscitaron muchos cambios en los niños que comenzaban a dejar de serlo. Los gemelos Prewet eran los mayores y cumplían año en diciembre, de modo que, en la ya muy próxima navidad, alcanzarían los quince años. Cassander había crecido varios centímetros dejando atrás a su gemela, algo que no había sucedido nunca antes, porque hasta el momento habían crecido al mismo ritmo, además sus facciones se habían endurecido comenzando a dejar atrás los rasgos infantiles, lo que lo hacía aun más parecido a su progenitor. Molly se había disgustado mucho, porque Cassander había decidido dejarse crecer el cabello más de lo usual, ya que hasta la fecha si bien no lo llevaba tan corto como a ella le hubiese parecido apropiado, tampoco tan largo como Aydan, pero ahora se negaba a cortárselo y ya le llegaba a los hombros. En conjunto, Cassander era un muy atractivo jovencito de cabellos negro azulado y ojos gris acero que en breve sería indistinguible de Jason.
Cassandrea por su parte, si bien había crecido también, no lo había hecho tanto en estatura como en el desarrollo de las curvas donde correspondía, como decía Altair, y si bien seguía siendo el reflejo de su gemelo, al ser chica lógicamente sus rasgos eran mucho más delicados, su cabello era igualmente negro, pero parecía una larga y lisa cascada de obsidiana que llegaba más abajo de su cintura, mientras que los ojos eran exactamente iguales a los de su hermano y su padre.
Harmony era una hermosa pelirroja cuyos rasgos estaban repartidos entre los de ambos padres, tenía la delicadeza de Magenta y los chispeantes ojos azules de Charlie, pero a diferencia de la mayoría de sus primas, ella era tranquila y procuraba llamar la atención lo menos posible, aunque ya los chicos habían notado que el año anterior y a raíz de la muerte de los padres de Jacob, ella se había acercado quizá más de lo conveniente al susodicho, pero como en realidad aquel sujeto parecía más una estatua que un ser humano, nadie se preocupó mucho por él, en cambio sí por los demás que al igual que sucedía con Sandy, no ocultaban su admiración por Becky.
Las gemelas Potter y su hermana Oriana, eran un auténtico dolor de cabeza, porque aquellas eran unas bellezas Black y parecían tener el mismo comportamiento de su abuelo. Las tres tenían el cabello negrísimo, aunque no tan largo como Cassandrea, pero mientras Loriana tenía los ojos grises, Lorena y Oriana los tenían verde esmeralda. El problema con estas señoritas era su coquetería, algo por lo que los chicos insultaban a su tía Rowena casi a diario, pero mientras Ben, Steffano y Aydan vivían con úlcera a causa de esto, Cassander, Altair, Arthur y Axel, opinaban que no había muchos motivos para preocuparse, ya que, si bien las niñas eran muy coquetas, no solían prestar verdadera atención a nadie. Sin embargo, para finales de aquel verano, los tres que se preocupaban en exceso pensaron que las cosas empeorarían mucho ese año, porque del mismo modo que se habían desarrollado Sandy y Becky, lo habían hecho aquellas señoritas, y en sus cabezas ya las veían asaltadas por sus compañeros de escuela. No obstante, Cassander y Altair eran de la opinión que independientemente del hecho cierto de que ellos les darían un boleto sin retorno al infierno al que se atreviese, las niñas en sí mismas estaban en perfecta capacidad de hacerlo y era algo que habían demostrado en diversas oportunidades.
Altair era un caso perdido, porque aparte de poseer el mismo grosero atractivo de sus primos, había que sumarle el encanto francés que inadvertidamente Fleur se había encargado de exacerbar. En opinión de todos, Altair era una bomba de tiempo que podía explotarle encima a cualquier inocente criatura que cayese en sus redes, porque aparte de la mencionada apostura, era alegre, simpático y había heredado de Tyler la facilidad para la composición poética, y aunque Tyler solía decir que era lo único que había heredado de él, eso no podía ser más falso, ya que Altair era su vivo retrato y era tan dulce como él, razón por la cual a pesar de que solía desbaratar el mundo cada dos o tres horas, nadie podía enojarse con él, o al menos no por mucho tiempo. Adicional a todo lo anterior, también había heredado la indiscutible habilidad de su padre para la sanación, y Cassandrea era la única que no acudía a él, sino a Ben, cuando se presentaba cualquier asunto médico, mientras que el resto de sus parientes en quien primero pensaban era en Altair, especialmente en el caso de las chicas debido a la antes mencionada dulzura; y no era que Ben no lo fuese, pero en los últimos dos o tres años, se había vuelto más serio que Altair.
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Editado: 27.06.2023