Las Ruinas de Cassandrea

Cap. 55 Los días siguientes

 

Grace y Rowena habían tenido verdaderas dificultades para tranquilizar a Sirius y que no la emprendiera en contra de Justin y Alexander, porque en realidad ninguno de los dos habría podido hacer mucho para evitar lo que sucedió. Finalmente, Sirius había comprendido que era imposible que los siguiesen a todos al mismo tiempo y que estaban allí solo para vigilar que ningún extraño pudiese ingresar al castillo, y en caso de que lo consiguiese por algún medio, reunir a los chicos, protegerlos y de ser posible sacarlos del castillo y dar inmediato aviso al cuartel general. Sin embargo, a partir de ese día Justin y Alex se esforzaron al máximo por mantenerlos vigilados tanto como era posible y ni siquiera podían decir que uno fuese más problemático que otro, porque en realidad todos eran iguales, de manera que hacían lo mejor que podían.

 

Anteros no se había sentido nada feliz, porque si bien Cassandrea le había prometido que al día siguiente de la cena de San Valentín podría dedicarle un rato de atención exclusiva, con lo sucedido no solo no lo había hecho, sino que apenas si había podido verla, de modo que el domingo estaba de un humor asesino, pero aun así a primera hora envió a Hebros con una nota acompañada de una flor, y donde le decía que la esperaba en el comedor, así que en cuanto estuvo lista se encaminó hacia allá.

  • Buenos días, Anteros  --  lo saludó al llegar
  • Kaliméra Kassandria [1]  --  dijo él a su vez
  • Me daré prisa y podremos salir un rato al jardín
  • No hay necesidad de ello  -- dijo él y alzó una cesta que llevaba en la mano  --  podemos desayunar juntos

Cassandrea miró hacia la mesa de los leones, pero fuera de los gemelos que parecían no dormir nunca, el resto de sus parientes no había bajado aún, de manera que sonrió y salió con Anteros.

  • Maldición  --  murmuró Alexander – Tú espera aquí a los demás que yo…
  • Vamos hombre, solo van a desayunar en el jardín, no veo que eso constituya un gran riesgo  --  le dijo Justin
  • No pero…
  • Alex, ella no es Lyra  --  dijo Justin con expresión de pena
  • ¡Ah sí, eso lo tengo clarísimo!  --  dijo él  --  En realidad esta criatura es mucho peor, porque es idéntica a su progenitor, de manera que los problemas la persiguen
  • No seas injusto, en el tiempo que llevamos aquí no ha hecho nada mucho peor que los demás
  • Realmente tienes problemas, Justin Hill, Cassandrea Prewet es el cerebro de todo lo que hacen al menos en el caso de las chicas, de modo que no es juicioso dejarla sin vigilancia en condiciones normales, pero si además está en compañía de un sujeto al que Jason odia, con razón o sin ella, y algo le sucediese, ya podríamos irnos despidiendo de nuestras cabezas
  • De acuerdo, pero no hagas nada estúpido, es decir, si a la chica le gusta ese sujeto no tenemos derecho a interferir y a menos que repentinamente sacase un hacha e intentase matarla, tú te quedarás tranquilo ¿bueno?

Alexander le aseguró que no interferiría a menos que como acababa de decir Justin, Anteros intentase agredir a Cassandrea, de manera que se apresuró y los alcanzó cuando llegaban a la orilla del lago.

Cassandrea agitó su varita y en seguida un mantel blanco se extendió en el césped, entre ambos sacaron las cosas y tuvieron una agradable y tranquila comida.

  • ¿Qué era eso tan importante que querías decirme, Anteros?  --  le preguntó ella cuando habían finalizado el desayuno
  • Cassi, me resultaría muy difícil creer que estés ignorante acerca de mis sentimientos  --  le dijo abandonando el lugar en donde había estado sentado y yendo a sentarse a su lado tomó sus manos  --  Me he atrevido a albergar la loca esperanza de que tú sientas lo mismo, pero si no es así, quisiera que al menos me dieses la oportunidad de demostrarte lo que siento y de ganarme tu corazón.

Aunque Cassandrea era una joven tan escandalosamente bella como apuesto era su gemelo, a diferencia de éste, ella no había tenido ninguna oportunidad de entablar relación alguna tanto por el hecho de que sus hermanos y primos habrían despachado limpiamente a cualquiera con quien lo hubiese intentado, como por el hecho de que le gustaba Anteros, de manera que en aquel momento su corazón parecía a punto de salírsele del pecho.

  • Dime que tengo una oportunidad, Cassi, porque de lo contrario mi corazón dejará de latir irremediablemente  --  dijo el chico acariciando la majilla de Cassandrea

Sin embargo, las palabras parecían haberse perdido en algún lugar del trayecto entre su cerebro y sus labios, así que Anteros decidió obtener la respuesta que esperaba de manera más práctica y borrando la distancia que los separaba se apoderó de los labios que si bien se habían negado a emitir ninguna palabra, no se negaron a recibir el beso.

A pocos metros de la parejita, Alexander se sentía sumamente incómodo por estar siendo testigo de aquella escena, de manera que pensó que Justin tenía razón y si aquel sujeto contaba con la aprobación de Cassandrea, no le correspondía a él interferir y estaba a punto de volverse cuando vio que el chico era violentamente apartado de Cassandrea. Alex extrajo su varita a toda velocidad y miró en todas direcciones tratando de ubicar al causante de aquello, pero ninguno de los chicos estaba a la vista.




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