Como cabía esperar, la escuela era un hervidero esa mañana, los pocos alumnos que habían sido testigos del macabro hallazgo se habían encargado de correr la voz, pero las primeras versiones no parecían coincidir entre ellas, ya que unos aseguraban que la chica estaba muerta y otros que solo estaba mal herida. Sin embargo, aunque los miembros de la familia estaban más o menos al tanto de lo que estaba sucediendo y que los Aurores estaban a la caza del criminal que estaba haciendo aquello, y si bien lamentaban lo sucedido, se preocuparon mucho más cuando no vieron aparecer a Ben y a Altair una vez que estuvieron todos reunidos. Los gemelos Black se trasladaron con enorme rapidez al dormitorio, ya que los mayores habían dicho que los habían dejado allí, pero cuando volvieron fue cuando la alarma de todos se disparó con la noticia de que no estaban en el dormitorio. Aunque dudaban mucho que ellos supiesen lo que estaba sucediendo, existía la posibilidad de que se hubiesen encontrado a alguien por el camino que se los hubiese dicho, pero eso no explicaba su ausencia, de manera que los hermanos Prewet y los gemelos Black iniciaron un veloz registro del castillo, pero al final del mismo, el único lugar al que no habían podido ingresar había sido a la enfermería.
Si bien nadie dijo nada con relación a eso, Geraldine, Cassander y Lorena decidieron enviar mensajes a los Aurores para participarles la desaparición de sus primos, y el que respondió primero fue Justin cuyo patronus se posó sobre el hombro de Lorena.
Mientras se dirigían a clases como les había ordenado Louis, Cassandrea sintió la ráfaga de brisa sobre su hombro y la odiosa voz en su oído.
Una vez finalizada la segunda hora de clases, Casandrea se encontró con Anteros, pero luego del saludo y unas pocas palabras, ella se quedó mirándolo.
Cassandrea le sonrió con dulzura y acarició su rostro preguntándose cómo podía pensar que había algo cruel en él si estaba tan afectado por lo sucedido a alguien a quien ni siquiera conocía. Le dio un beso e intentando distraerlo moviendo su mano frente a sus ojos.
Cassandrea sonrió feliz y envió mentalmente al demonio al desteñido y sus necias advertencias en cuanto a las nefastas intenciones de Anteros, pensando además que aquel cretino no tenía idea de lo que hablaba.
Ben y Altair hicieron acto de presencia a la hora del almuerzo, y aunque ya los habían tranquilizado con respecto a su paradero, todos se sintieron muy aliviados al verlos y naturalmente se mostraron muy interesados en saber dónde estaban y qué habían estado haciendo. Ellos les dieron una rápida y sencilla explicación, aunque nadie encontró el asunto precisamente sencillo, aunque ellos no les habían dado los detalles escabrosos, pero a pesar de que seguían lamentando lo sucedido, se alegraron mucho de que la chica estuviese fuera de peligro.
A mitad de la comida, una bonita lechuza tan blanca como según lo que sabían había sido la legendaria Hedwig, entró batiendo sus alas y se posó ante Cassandrea dejando un pequeño arreglo floral compuesto por dos rosas blancas y una roja que venían junto con una nota. Sandy sonrió y desplegó la nota, pero su sonrisa se borró con rapidez mientras Becky y Pauline que eran las que estaban sentadas a los lados de ella, ahogaban una exclamación al leer la nota.
No lo olvides, pequeña malcriada, te amo.
L.W
Era muy improbable que todo el asunto hubiese podido pasar inadvertido, primero porque lo usual era que el correo llegase durante el desayuno y no a la hora del almuerzo, y segundo, por la peculiaridad y lo llamativo de la lechuza.
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Editado: 27.06.2023