Las Ruinas de Cassandrea

Cap. 107 A escondidas

 

Cassandrea que se había pasado todo el día evitando a su familia, salió de la primera clase de la tarde casi en carrera al ver a Ben que se le acercaba. Se metió por un oscuro pasillo y una vez segura de que nadie la estaba viendo, desapareció hacia el vestíbulo, tendría problemas para llegar a tiempo a la clase de Encantamientos, ya que estaba a tres pisos del aula, pero eso no le importó.

Había pasado una mala noche con su subconsciente peleando con el recuerdo o lo que fuese del desteñido que hasta en sueños parecía empeñado en fastidiarle los momentos que pasaba con Anteros. Su amanecer no había sido mucho mejor al enterarse de lo sucedido entre Ben y Anteros, aparte de que le parecía muy injusto el hecho de que si se habían peleado, Anteros estuviese en detención pero Ben no, y para completar sus males, durante buena parte de la mañana el recuerdo del condenado desteñido había seguido fastidiándola, y por mucho que intentaba sacarlo de su cabeza, no lograba desterrarlo.

Sin embargo, su ánimo mejoró un poco cuando se dirigía al comedor a mediodía y Hebros se había posado sobre su hombro, así que ella se apresuró a desatar la nota.

 

No puedo abandonar las mazmorras, pero asegúrate de estar a las 15,30 en el vestíbulo y tendrás noticias mías.

Te amo. AA

 

La brevedad de la misiva la decepcionó un poco, pero el contenido de la misma le daba esperanzas de que le enviaría otra quizá más larga, de modo que cuando terminó la clase de Transformaciones, y aunque no le gustaba estar peleada con Ben, lo último que necesitaba en ese momento era ser detenida por él ni por nadie cuando tenía que ir a buscar noticias de Anteros.

Como ella sabía que el castillo estaba lleno de Aurores, se había escondido tras una columna cerca de la entrada, pero ahora estaba preguntándose cómo demonios iba a saber quién era el que le llevaba noticias de Anteros y deseó que él hubiese sido más específico. Sin embargo, de pronto se sintió sujetada y una mano le tapó la boca. Su primer impulso fue desaparecer, pero ya les habían advertido que no hiciesen eso a menos que fuese estrictamente necesario y de ser posible no en presencia de testigos, pero también pensó que aquello era una emergencia. Todo esto pasó a la velocidad de la luz por su cabeza mientras que sus otros sentidos seguían activos y registró el familiar aroma almizclado que identificaba a Anteros y se relajó.

  • No te asustes amor, soy yo  --  susurró en su oído

Cassandrea tenía varias cosas que decir, entre ellas preguntar cómo era que estaba allí y advertirle que en cuanto su hermano y sus primos notasen que ella no entraba a clases darían la inmediata voz de alarma, pero prestó atención a lo que Anteros estaba susurrándole.

  • Tenemos que marcharnos  -- estaba diciéndole él
  • Anteros, hay Aurores que nos verán, aunque nosotros no podamos verlos a ellos  --  le dijo
  • No, no lo harán, porque tú vas a sacarnos de aquí
  • Sabes que no…
  • Vamos Cassi, nadie nos está mirando ahora  --  ella pensó que tenía razón, porque aparte de que el vestíbulo estaba casi vacío, ellos estaban escondidos donde nadie podía verlos, así que asintió  --  Bien, llévanos a la orilla del bosque, allí nadie podrá vernos

Como él aun la tenía sujeta, Cassandrea se desmaterializó arrastrándolo con ella y aparecieron unos metros más allá de la cabaña de Hagrid, pero Anteros enseguida tiró de ella hacia detrás de los árboles, porque ya había un grupo de alumnos de tercero que verían clases con el guardabosques. Caminaron un trecho más, adentrándose en el bosque hasta que Anteros pareció sentirse seguro, se detuvieron y él la envolvió en sus brazos besándola a continuación.

  • Anteros  --  dijo un momento después  --  ¿Cómo es que estás aquí?
  • Salí después que el profesor Otbapa verificó que estaba donde se suponía debía estar
  • Pero… ¿no había nadie vigilándote?
  • Soy un alumno, Cassi, no un criminal, aunque asumo que así fue como me pintó Stone  --  dijo imprimiendo una nota muy alta de ira en la última frase
  • ¿Qué sucedió en realidad, Anteros? 

Mientras caminaban alejándose más de los linderos, él hizo una rápida y artísticamente arreglada versión de los hechos, donde Ben lo atacaba en forma salvaje.

  • Pero Ben no es así  -- lo defendió ella para ira de Anteros, aunque la controló  --  ¿Y por qué él resultó herido y tú no?
  • Stone me odia, Cassi  --  dijo desviando la pregunta  --  me odia porque tú me amas a mí y no a él
  • Anteros, te he dicho muchas veces que…
  • Que tú no lo hayas notado no significa que no sea así  --  la interrumpió

Cassandrea cometió el terrible error de pensar que Anteros estaba muy equivocado, porque en realidad él que había estado gritando su supuesto amor por ella en los últimos días era otro y la imagen del beso invadió su mente. Siendo que ella no tenía idea de la habilidad de Anteros, no consideró ni por un momento proteger sus pensamientos como no lo había hecho nunca en presencia de él, de modo que inadvertidamente despertó la ira ciega de Anteros. No obstante, él tenía un propósito, y aunque su furia era enorme y su odio por aquel sujeto superaba en mucho el que sentía por Ben, no iba a dejar que aquel maldito desgraciado le fastidiara los planes, ya tendría ocasión más tarde de cobrárselas.

  • Cassi ¿sabes lo que significa este anillo?  --  le preguntó tomado su mano
  • Que estamos comprometidos
  • ¿Y me amas como para ser mi esposa?
  • Claro 
  • Entonces cásate conmigo ahora
  • ¡¿Qué?!  --  preguntó alarmada  --  No podemos, es decir, estamos en la escuela y mi familia…  --  estaba diciendo atropelladamente y Anteros le sujetó el rostro
  • Solo ven conmigo
  • ¿A dónde?
  • ¿Confías en mí?  --  preguntó a su vez
  • Sí, pero…
  • Entonces solo sígueme




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