Las señales de tu mirada

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Narrador

Ava llega temprano al instituto, aún avergonzada por lo que había pasado en la cena con sus padres y jack, en los pensamientos de Ava

"Debería escribirle a Jack para disculparme por lo que paso con mis padres, Dios cuando lo recuerdo mis mejillas se ponen roja de la venguenza"

Estaba caminando cuando la voz grave y pulcra del Director Harding la hizo levantar la mirada.

—No se trata de "sentirte cómodo", señorita Díaz. Se trata de integración.

Ava se tensó. El Director Harding, un hombre que parecía haber nacido con traje y corbata, estaba hablando con una estudiante de último año, Valeria. Valeria tenía la cabeza gacha, y Ava pudo ver que usaba una pulsera de identificación médica discreta, lo que sugería una condición no visible, rápidamente Ava saca el teléfono y empieza a grabar

—No puede negarse a participar en los proyectos grupales solo porque su ansiedad la hace sentir... diferente —continuó el Director, sin una pizca de amabilidad. Usó sus manos para hacer unas comillas en el aire cuando pronunció la palabra "ansiedad", volviéndola sarcástica—. La escuela no puede detener su ritmo por una timidez exagerada.

Ava sintió que la sangre le hervía, recordando a su madre y su padre intentando explicarle a las escuelas la situación de Leo, solo para ser recibidos con sonrisas tensas y la promesa de "hacer un esfuerzo".

Valeria levantó la mirada, y Ava pudo ver el temblor de sus labios. La chica intentó hablar, pero solo salió un suspiro. Hizo un movimiento con las manos que Ava tardó un segundo en procesar: una seña simple de negación, como un atajo a la palabra que no podía vocalizar.

El Director se inclinó sobre el escritorio y, con una sonrisa forzada, habló más lento y más fuerte, como si el problema de Valeria fuera de audición o de intelecto.

—Mira, voy a hablar con tu maestra. Pero espero que tú, Valeria, te esfuerces por ser una chica normal. Es lo que todos necesitamos.
Ava tuvo que sujetarse la mochila para no entrar. La frase, "ser una chica normal", resonó con una crueldad que le era muy familiar.

Era el mismo tipo de condescendencia que había visto dirigida a Leo: la exigencia de adaptarse a la norma en lugar de aceptar la diferencia.

Valeria se levantó rápidamente, salió del despacho sin mirar a nadie y se apresuró a salir del pasillo, las lágrimas ya resbalándole por las mejillas, Ava guardo rápidamente el teléfono antes de que alguien la viera

No era solo que el Director fuera cruel; era que estaba discriminando activamente a alguien por una dificultad legítima mientras fingía estar ayudando.

Ella miró el hueco de la puerta. Su instinto era entrar y gritar, pero su mente le recordó la advertencia de su padre a Jack: "no quiero problemas aquí."

En ese momento, Ava supo que su camino no sería solo el de una maestra, sino el de una protectora, una que usaría su voz, Ava volvió a sacar su teléfono mientras se alejaba

Jack no tardó en responder. Su mensaje fue seco, sin emojis: "¿Dónde? Ahora."

Ava lo encontró diez minutos después, detrás de los viejos vestidores de gimnasia. Era el único lugar donde sabían que la gente no se molestaba en mirar. Jack estaba apoyado en la pared de ladrillo, con los brazos cruzados, el ceño fruncido y sus ojos verdes profundos. Parecía listo para pelear con un oso, no para mirar el teléfono de una chica, vio a Ava y empezó a hacer señas

—¿Paso algo? —preguntó Jack sin rodeos. Su tono era cortante, aún incómodo por el interrogatorio de los padres de Ava de la noche anterior.

Ava se acercó, temblando por la rabia acumulada por la mañana y la cercanía de Jack.

—Lo siento por lo de anoche —murmuró Ava, ignorando su tono.
Jack solo agitó la cabeza, indicando que no importaba, pero su postura decía lo contrario.

—Mira esto —dijo Ava, yendo directamente al grano. Desbloqueó su teléfono y puso el video.

Jack, sin cambiar su expresión, se acercó para mirar la pantalla. La grabación estaba borrosa, pero la voz del Director Harding era inconfundiblemente clara, resonando con frialdad desde el pequeño altavoz.

Director Harding: "...su ansiedad la hace sentir... diferente. La escuela no puede detener su ritmo por una timidez exagerada."

Ava vio cómo la mandíbula de Jack se tensaba al escuchar la condescendencia en el tono.

Entonces, llegó la parte del video donde Valeria hacía la seña simple de negación, y la cámara capturaba la sonrisa forzada del Director mientras le hablaba más fuerte.

Director Harding: "Pero espero que tú, Valeria, te esfuerces por ser una chica normal."

Ava presionó "pausa". El silencio que siguió fue cien veces más denso que el de la cena.

—¿Lo ves? —susurró Ava, su voz cargada de indignación—. Es exactamente lo mismo que hacen con Leo. Lo tratan como si su problema fuera falta de esfuerzo, no una dificultad real

Jack no dijo nada por un momento. Sus ojos no estaban fijos en Ava, sino en la imagen congelada del Director. Su rostro era una máscara de absoluta furia controlada. Alguien que no conociera la sensibilidad de Jack hacia las personas sordas o con dificultades habría pensado que su rabia era por el Director, sin más. Pero Ava vio algo más: una familiaridad en la expresión.

Finalmente, Jack se enderezó. Miró el teléfono de Ava y, con su mano, le hizo una seña precisa y rápida que ella apenas alcanzó a seguir.

- "Él la humilló. Tiene evidencia."

Ava asintió, su corazón acelerándose. La manera en que Jack usó la seña era tan fluida y natural, sin el más mínimo titubeo, que por un segundo olvidó que supuestamente él no podía escuchar el video. Su mente, sin embargo, se aferró al malentendido. Claro, su madre es sorda, por eso usa el Lenguaje de Señas para hablar de esto. Es su modo de procesarlo.

—Lo grabé a propósito —dijo Ava, Jack hizo otra seña, esta vez con más autoridad.

- "Borra. Envía."- Ava mira totalmente confundido a Jack




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