ANTES DE COMENZAR...
Este capítulo estará narrado por la quinta princesa, de vez en cuando, no encontraremos con capítulos como estes que nos ayudarán a entender algunas cosas... llamémosle extras...
Ahora sí, comencemos...
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🌹Capítulo dedicado a Lorena García🌹
—Decías que el amor era de débiles. Ahora es cuando tienes que demostrarlo. —Enrico sabía cómo dispararme al centro del pecho. Era cierto, una vez lo dije y ahora me lamentaba.
—Lo mataré si la toca —continué señalándolo con el dedo índice—. Sabes que soy capaz de hacerlo.
—Lo sé, pero iniciarías una guerra —añadió previniéndome.
—Pues seré el primero en pelearla.
Ahora sí dejó que me marchara.
—Estás enamorado de ella… —confirmó aunque ya lo había escuchado de mis labios antes.
—Y me culpo por ello todas las noches. Intenté evitarlo y no lo conseguí. No pienso volver a intentarlo. Me… me gusta amarla.
—¿Sabes lo que eso significa?
Si se descubría, sería difícil de solucionar. La solución implicaba muerte y la muerte, pérdida. No me importaba morir si había luchado por ella.
—Sí… y asumo hasta la última de las consecuencias.
Suelto el libro sobre la cama suspirando ante su perfección mientras mi corazón late emocionado por sus palabras. He leído la saga “Mírame y dispara” en incontables ocasiones y cada vez me emociono de igual manera.
Necesito un hombre así en mi vida, uno que aparte de sexy como el infierno, valiente, peligroso y Dios del sexo, esté dispuesto a dar su vida por mí. Qué lástima que solo existan en los libros.
¡Te amo Cristianno Gabbana!
Suspiro enamora por… no sé cuántas veces. Eso sí es un hombre, dichosa que es Kathia Carusso.
Estoy dispuesta a retomar mi lectura cuando dos toques en la puerta me interrumpen.
—¿Alteza? —pregunta la voz de Hoscariana y eso solo puede significar una cosa, se acabó mi tiempo libre, así que mientras le pido que pase, pongo el marcador en el libro y lo cierro—. La cena está lista.
—Gracias, Hos. —Mi doncella hace una leve reverencia.
Esta chica es más dura que las paredes de este lugar, le he dicho en innumerables ocasiones que cuando estemos completamente solas, me trate normal, le he dado suficiente confianza para eso, pero son contadas las ocasiones en las que se ha dejado llevar. Eso sí, es fiel a la corona, lo que le pida, sin importar lo insólito o peligroso, ella lo hace. Es la mejor.
Me levanto de la cama, aliso la falda de mi vestido color anoncillo muy aburrido por lo largo y demasiado similar al resto de mi guardarropa y me siento en la banqueta de la cómoda para que ella me arregle el cabello. Es realmente buena en eso y no tarda en recogérmelo a un lado con una bonita trenza.
Una vez lista, me pongo de pie, pero antes de salir del dormitorio, veo el vestido que usé anoche en la discoteca y un suspiro de fastidio se me escapa. Envidio a Kiara y su guardarropa. De repente, una idea cruza mi cabeza, corro hasta el closet, cojo un cinturón dorado, me lo pongo lo más ajustado posible y hago lo malabares para trabar la falda con él de modo que quede más corta.
—Alteza, con todo respeto, cuando su madre la vea, le llamará la atención.
—Por eso antes de entrar al comedor, te daré el cinturón, pero es que tenías que haber visto lo guapa y sexy que estaba anoche, esto no me gusta. —Señalo mi vestido y ella niega divertida.
Hoscariana no comparte mi opinión con la ropa, dice que ella adoraría tener al menos uno de mis vestidos, supongo que ser de una clase más baja hace que vea esto con otros ojos, pero no entiendo, porque una vez intenté regalarle uno y no hubo forma humana de que lo recibiera. Pero soy testaruda como yo sola y esperé a su cumpleaños, me hice la ofendida y dejé de hablarle hasta que lo aceptó.
De igual forma nunca se lo he visto puesto.
Salimos de mi habitación y mientras yo me dirijo al encuentro con mi familia, Hoscariana regresa a sus labores.
Camino aburrida por el inmenso pasillo atestado de lujo y a pesar de que siempre me ha gustado, hoy, después de ver la sencillez del mundo exterior, me parece demasiado ostentoso y cargado. Cuando llego al final del pasillo, me encuentro con la gran escalera, se divide en dos y bajo, como siempre, por la que está a mi derecha encontrándome con varios guardias que no sé cómo resisten estar de pie sin moverse por tanto tiempo.
Hoy me dirijo al Comedor de Gala, ese en el que se celebran las cenas más importantes. Sé que para mis padres esta no es una idea muy grata pues la llegada de los nuevos miembros a la familia no tiene nada de especial, pero teniendo en cuenta que el príncipe de Malinche, los nuevos y mi hermana Alejandra con su esposo y Nany, cenarán con nosotros, el salón habitual, se queda pequeño. Por lo general somos las seis princesas, el rey y la reina, el esposo de Betania y su hijo Lucas Jesua y el marido de Mónica y sus tres hijos Francisco, Liliana y Erick. Catorce personas en total, pero hoy seremos veintiuno. Será una cena larga y aburrida.