La noticia había llegado a las demás repúblicas: un joven presidente se había aventurado en el ojo de la tormenta, solo y sin escolta, poniendo su vida en peligro. Si antes quedaba alguna duda sobre su gestión, ahora no había ninguna. Con orgullo, los ciudadanos de las Siete Repúblicas pronunciaban su nombre. Este era el presidente que necesitaban; este era el joven al que podían llamar sin dudar, "el presidente".
Lentamente, su nombre se fue consolidando: Fausto Gabriel. El hombre más poderoso de las Siete Repúblicas. Su nombre estaba en las banderas de la militancia, y sus dichos y discursos se recogían para inmortalizarlos en los estandartes. A donde iba, o donde se sospechaba que iría, allí estaba el pueblo esperándolo; su caudillo se había convertido en su líder.
¿Qué ocurrió después de que se aprobara la ley? ¿Qué pasó con los rebeldes?
Se supo que Celeste continuó manteniendo comunicación con Fausto e incluso era invitada a la Casa de Gobierno a comer con su esposa. El magistrado que había ordenado al ejército aplacar la revuelta fue destituido por rebelarse contra el Estado. Por defecto, se convocó a elecciones, resultando vencedor el URI una vez más, y esta vez los cabeluces votaron, obteniendo una gran victoria. Sebastián Lacarse asumió con un margen del 61% de los votos.
El comandante Vega Ocampo fue desafectado de las fuerzas armadas y se le prohibió volver a portar su uniforme. En cambio, Axel Quiroga fue ascendido a coronel, siendo la primera vez que un presidente ascendía a un militar a un rango tan alto. Como era de esperar, esto causó descontento en el sector, ya que ese grado solo se alcanzaba a través del colegio militar. Con este gesto, Fausto mostró sus garras frente al ejército.
A pesar de todo lo sucedido, el 14 de julio hubo elecciones para senadores en las seis repúblicas, salvo en Bélua, donde se realizan el 14 de septiembre. Sorprendentemente, el URI ganó en Artigas, Argentum y Neptún, pero perdió en las demás repúblicas, principalmente en Nova Terra y Cárdenas, que quedaron en manos del partido JM. Para sorpresa de todos, un partido relativamente nuevo, el UNO (Unión Nacional Organizativa), surgió y ganó en Inca. Este partido abogaba por la igualdad y la prohibición de la venta de esclavos. Su victoria fue inesperada, pero según el historiador Felipe Keneth, la razón por la que un partido casi nuevo llegó tan lejos fue la pésima gestión del magistrado del partido JM, Antonio Caroto. Hubo falta de pago a empleados del estado, instituciones médicas y educativas en malas condiciones, sin mencionar los escándalos con tres de sus secretarias. El partido hizo lo imposible por defenderlo, lo que causó el descontento general y llevó a su derrota. Además, se descubrió que el URI en Inca facilitaba la transacción de esclavos cabeluces. El candidato Vincent Nube fue arrestado por trata de personas, lo que dañó la imagen del partido, pues había quienes apoyaban a Fausto, pero no estaban dispuestos a votar por alguien como Vincent. El partido UL no existía en Inca y no tenía planes de participar, ya que nunca lograban tener un candidato que los mantuviera unidos; de hecho, en ese año, el UL se disolvió por problemas internos, y sus miembros se unieron al JM o al URI.
Sin embargo, la victoria en Bélua fue aplastante. El URI ganó con un margen del 70% de los votos, consiguiendo una amplia mayoría en la cámara. Fausto podía ahora gobernar y hacer lo que deseara.
En las casas de gobierno, las decisiones de Fausto empezaban a reflejar los ideales de este nuevo movimiento. Las leyes aprobadas parecían apuntar hacia una mayor centralización del poder y una expansión de la influencia del estado sobre las instituciones clave. Algunos lo veían como un paso necesario para fortalecer la unión de las repúblicas, mientras que otros advertían sobre el peligro de una dictadura encubierta.
Sin embargo, esto quedaría en la nada, pues tenía oponentes políticos muy fuertes, Aníbal Torcuato Harrington, se había hecho eco en su gran fervor de estar en contra de toda ley que este promulgaba, en mayor medida claro, ya que había leyes que según él "le convenia al pueblo republicano"
Es cierto que Fausto tuvo victorias, pero también hubo derrotas. Intentó que las fuerzas armadas fueran apartadas del régimen político, ya que sostenía que el ejército nunca debería ser un factor de ningún tipo de ideología que no fuera la de defender el estado y a sus ciudadanos. Fue entonces cuando Hidalgo obtuvo más apoyo a su negativa.
—Usted no es nadie para dictar lo que debe pensar o no el ejército. No tiene, ni tendrá, ningún derecho a restringir su libertad de pensamiento.
—No les estoy quitando su derecho a pensar —respondió Fausto—. Lo que quiero es que se revoque su opinión sobre el gobierno de turno. Ellos deben obedecer los intereses de la nación, no de ideologías.
—No mienta —replicó Hidalgo—. Usted está aterrado de tener un oponente formidable como el orgulloso ejército de la gran república. Nuestro himno dice claramente: "Escuchad el cambio". Tal parece que nuestro excelentísimo presidente es sordo o no quiere escuchar.
—El ejército existe para proteger la nación del enemigo externo, no del interno —insistió Fausto—. Si esto no se detiene, en el futuro el ejército, según su propio pensamiento, podría usurpar el poder, ya que tiene los medios necesarios para hacerlo.
—¡Ja! Insinúa que nuestros hombres son canallas sin escrúpulos. No me haga reír, señor presidente.
—Nuestro himno también dice: "Aspirad al futuro". Tal parece que el senador Hidalgo no aspira a ese futuro y solo quiere vanagloriarse de glorias pasadas, sin comprender las consecuencias que eso trae.