De entre las sombras asoma la silueta de un hombre, su tez palida me recuerda mis sentimientos desgarrados; la luna llena en el cielo, ilumina los adoquines de la calle cubiertos de sangre. Veo mis manos manchadas y su sonrisa macabra,
- Muy bien manuela, susurra en mi oido, - Ahora sacale los ojos, saboreo mis labios, decorados con la sangre, -tomo el hacha y rebano su cabeza del cuerpo, saco sus ojos, los saboreo despacio, lamo mis dedos, la sangre gotea sobre mi falta, mis ojos lo ven, - Manuela, nos veremos en tres noches, no olvides ser una buena niña. sonrie y mi piel se eriza de placer.