Las Sombras de Raven's Bay

Capitulo 6

Raven’s Bay estaba envuelta en una niebla baja y espesa, de esas que parecían colarse por las rendijas de las casas como si también buscaran respuestas. Carter caminó por una calle sin salida, donde las casas se apelotonaban unas junto a otras, envejecidas por la humedad constante del mar. El nombre de Ethan Moore había surgido dos veces en los últimos días. Demasiado discreto, demasiado silencioso. A veces, el que no hablaba era el que más tenía que decir.

Se detuvo frente a una casa modesta, de fachada gris y jardín descuidado. Tocó el timbre. Nadie respondió al principio. Cuando se disponía a llamar por segunda vez, la puerta se abrió unos centímetros.

Un joven delgado, de cabello revuelto, gafas empañadas y una mirada evasiva lo observaba desde el otro lado del umbral.

—¿Ethan Moore? —preguntó Carter, mostrando su identificación.

—Sí… ¿Quién lo busca?

—John Carter. Estoy investigando lo que ocurrió con Samantha Clarke. Me gustaría hacerle unas preguntas.

Ethan frunció el ceño. Sus dedos tamborileaban con nerviosismo contra el marco de la puerta. Miró hacia el interior, como si buscara una excusa para decir que no.

—Eso fue hace un año… ya lo dijo todo la policía.

—Las investigaciones a veces se reabren. No le quitaré mucho tiempo.

El silencio que siguió pareció alargarse más de la cuenta. Finalmente, Ethan suspiró y abrió un poco más.

—Pase, supongo.

El interior de la casa tenía un olor a humedad y encierro. Las cortinas estaban cerradas, y una pila de libros desordenados ocupaba casi todo el sofá. Carter se sentó en un sillón desvencijado, mientras Ethan apartaba cosas del otro asiento.

Había cierto caos a su alrededor: tazas medio vacías, papeles con apuntes garabateados, una laptop abierta sobre una caja. Parecía alguien atrapado en su propio mundo.

—¿Cuál era su relación con Samantha? —preguntó Carter, directo.

—Éramos amigos. Del grupo de estudio. Nada más.

—¿Nada más? ¿Está seguro?

Ethan bajó la mirada y tragó saliva.

—¿Qué quiere que le diga? Que estaba enamorado, que me ignoraba, que salía con idiotas... Vale. Me gustaba. ¿Eso me convierte en sospechoso?

—¿Discutieron alguna vez?

—Todos discutíamos. Ella no era perfecta, ¿sabe? Podía ser cruel. A veces te hacía sentir invisible.

—¿Dónde estaba la noche que desapareció?

—En casa. Solo. Jugando en línea. Nadie me vio. Ya se lo dije a la policía. No tengo coartada, lo sé.

Carter lo observó en silencio. Ethan parecía tenso, pero no necesariamente mentiroso. Había algo en su manera de hablar que oscilaba entre la ira contenida y una tristeza vieja, como si aún no hubiese cerrado una herida.

—¿Cree que Samantha tenía enemigos?

Ethan se encogió de hombros.

—Todos los tenemos. Solo hay que mirar bien.

—¿Y usted tenía algo contra ella?

Ethan lo miró de forma fulminante. Por primera vez, su tono cambió.

—¿Eso piensa? ¿Que fui yo? Váyase al diablo.

Carter se puso de pie, sin alterarse.

—Gracias por su tiempo, Ethan. Si recuerda algo, sabe dónde encontrarme.

Al salir, Carter se detuvo un momento en la acera. Observó la casa de nuevo. No había visto pruebas, solo intuiciones. Pero algo en ese joven le decía que sabía más de lo que estaba dispuesto a admitir. Quizás miedo. O culpa.

Subió al coche, anotó en su cuaderno: "Ethan Moore. Obsesión evidente. Coartada débil. Emoción real al nombrarla. ¿Dolor o remordimiento? Requiere seguimiento".

Antes de arrancar, miró por el retrovisor. La silueta de Ethan se dibujaba tras la cortina, mirándolo desde adentro.

Había algo inquietante en él. Como si llevara un secreto a cuestas. Uno demasiado pesado para su delgada figura.

Y Carter sabía que los secretos, tarde o temprano, salían a la luz.

Cuando Carter regresó a su habitación en la posada del puerto, el aire olía a madera húmeda y a sal. La lluvia comenzaba a tamborilear contra las ventanas. Se quitó el abrigo, se sirvió un poco de café tibio y encendió la lámpara de su escritorio para repasar sus notas del día.

Al abrir la puerta del pequeño escritorio de la habitación, encontró algo que no esperaba: un sobre blanco, sin remitente. Alguien lo había deslizado mientras él no estaba. Lo abrió con cautela.

Dentro, una hoja doblada en cuatro. Sin membrete, sin firma. Solo un mensaje escrito con tinta negra, letras mayúsculas, con un trazo apresurado pero firme.

“DEJA A LOS MUERTOS DESCANSAR, CARTER.

NO QUIERES SABER LO QUE LES PASA A LOS QUE HURGARON DEMASIADO.

“AÚN PUEDES IRTE.

LA PRÓXIMA ADVERTENCIA NO SERÁ DE PAPEL”.

Carter permaneció inmóvil unos segundos, con la nota entre los dedos. Sintió un escalofrío recorriéndole la espalda. No era la primera amenaza que recibía en su vida, pero sí la primera desde que intentaba alejarse del pasado.

El silencio de Raven’s Bay, tan acogedor unas horas antes, ahora le parecía siniestro. Como si los ojos de un fantasma lo observaran desde algún rincón oscuro del pueblo.

Quemó la nota en el cenicero de la habitación, observando cómo las palabras se convertían en ceniza. Luego tomó su cuaderno y escribió con calma, como si nada hubiera pasado:

"Alguien vigila. Y tiene miedo. Eso significa que estoy cerca".



#448 en Detective
#663 en Thriller
#239 en Suspenso

En el texto hay: #suspense, #asesinato, #crimen

Editado: 09.06.2025

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.