Las Sombras de Raven's Bay

Capitulo 10

El cielo gris sobre Raven’s Bay parecía una advertencia silenciosa cuando John Carter aparcó frente a la casa de Margaret Clarke. No se trataba solo de cumplir con la rutina de una investigación; había en el ambiente una densidad que no era solo de lluvia.
La mujer que abrió la puerta era delgada, de rostro cansado y ojos enrojecidos por una tristeza sin fondo. Margaret Clarke no ofreció una sonrisa, ni lo invitó a pasar con cortesía. Simplemente se hizo a un lado y señaló el interior con un gesto seco.
—No quiero consuelo —advirtió. Solo quiero saber poriqe mi sobrina está muerta. Si no tiene respuestas, no pierda mi tiempo.
Carter asintió con respeto. El salón era sobrio, con fotos enmarcadas de Samantha: de niña, con su diploma de secundaria, sonriendo con una tímida naturalidad. Parecía tan lejos de la joven cuya muerte ahora investigaba.
—¿Recuerda si Samantha mencionó algo antes de morir? ¿Alguien en quien confiara, algo que la inquietara?
Margaret se acomodó en una silla, pero sus manos no dejaban de retorcerse en su regazo.
—Mi hija cambió en los últimos meses. Estaba nerviosa, inquieta. Me decía que estaba a punto de sacar la verdad a la luz. Yo pensé que era algún problema estudiantil, quizá algo con una nota, una injusticia. Pero una semana antes de morir… me dijo que sabía algo que destruiría la reputación de alguien importante.
—¿A quién se refería?
La tia de Samantha lo miró fijamente.
—Al profesor Marcus Ellwood. Lo conocía desde que Samantha empezó en la universidad. —Hizo una pausa. Pero no era sobre ella. Me dijo que él había tenido una relación con una estudiante. Que todo se encubrió.
Carter asintió en silencio. Era la misma pista que había encontrado entre los archivos. Samantha no solo sabía la verdad: había querido hacerla pública.
—¿Su sobrina tenía pruebas?
—Tenía una libreta —respondió Margaret. Tomaba notas, escribía nombres, fechas. Dijo que había hablado con alguien más, alguien que también sabía del asunto. Pero no me dijo quién.
—¿Dónde está esa libreta?
—Desapareció. El mismo día del entierro. Pensé que la había perdido en el caos… pero ahora creo que alguien la buscaba.
Antes de que Carter pudiera añadir algo, el timbre de la casa sonó. Margaret se levantó a abrir. Del otro lado de la puerta estaba Clara Bennett, una de las amigas más cercanas de Samantha. Sus ojos estaban desorbitados y sostenía un sobre blanco arrugado en la mano.
—¿Está el detective? —preguntó sin saludar.
Carter se incorporó.
—¿Qué ocurre?
Clara entró sin pedir permiso, cerró la puerta con prisa y le tendió el sobre.
—Esto llegó esta mañana. No tiene sello. Estaba metido en el buzón sin nombre, sin dirección.
Carter lo abrió con cautela. Las letras estaban recortadas de una revista, igual que la amenaza que él había recibido. El mensaje era breve:
"Cállate, Clara. Tú fuiste su amiga, pero eso no te hace inmune. Hablas, y mueres como ella."
El silencio que siguió fue abrumador. Clara comenzó a llorar en silencio.
—Yo no he dicho nada a nadie. Solo hablé contigo, y con su madre una vez… ¿Por qué me amenazan?
Margaret apretó los labios, con el rostro pálido. Carter dobló la nota con cuidado y la guardó en su bolsillo.
—Porque el asesino está nervioso —respondió. Porque sabe que Samantha no fue una víctima al azar. Sabía algo. Y creen que tú puedes saberlo también.
Clara asintió, temblorosa.
—Samantha me dijo... que si le pasaba algo, no confiara en nadie de la universidad. Que muchos sabían, y nadie dijo nada.
—¿Quién más podría estar involucrado?
Clara dudó, bajó la mirada.
—No lo sé. Pero una vez mencionó a una tal Helena. Dijo que había desaparecido del campus de forma repentina después de tener "problemas". No volvió a hablar de ella.
Carter intercambió una mirada con Margaret. Ese nombre aparecía en el anuario, sin más registros. Era la pieza que faltaba.
—Voy a protegerte —dijo Carter a Clara. Pero necesito que confíes en mí. ¿Crees que alguien más podría tener esa libreta? ¿Samantha la escondía en algún sitio especial?
Clara negó con la cabeza.
—Era reservada. Tal vez la dejó en su habitación de la residencia, pero ya la registraron… ¿Y si fue alguien del personal quien la tomó?
—¿Qué me dice del profesor Ellwood?
Los ojos de Clara se endurecieron.
—Era encantador. Brillante. Samantha lo admiraba, hasta que descubrió la verdad. Entonces lo evitaba. Me dijo que tenía miedo… que si lo enfrentaba, podría perderlo todo. Pero también dijo algo más.
—¿Qué?
—Que la muerte era preferible a callarse.
Carter se quedó en silencio. Aquellas palabras resonaban como una sombra dentro del pecho.
Clara se marchó tras agradecerle, aún temblorosa. Margaret lo acompañó hasta la puerta.
—Detective —dijo antes de que se fuera. Si va a hacer esto, hágalo bien. Porque si vuelve a morir alguien, no será solo culpa del asesino.
Carter asintió, sombrío.
Cuando volvió a su coche, el sobre de Clara aún ardía en su bolsillo. Sabía que no estaba enfrentando solo un crimen. Estaba desenterrando una verdad que muchos quisieron enterrar viva.
Y ahora… esa verdad comenzaba a empujar de vuelta desde la oscuridad.



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Editado: 29.07.2025

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