Las Sombras de Raven's Bay

Capitulo 12

La mañana era gris y húmeda, como si el pueblo entero respirara bajo una niebla de secretos. Carter se detuvo frente a la casa de Eric Dawson, el exnovio de Samantha lo habia llamado nervioso,habia recibido una carta y quería mostrarselo.
Eric lo recibió con gesto tenso, sujetando una taza de café temblorosa.
—Gracias por venir —dijo sin rodeos—. No sabía a quién más acudir.
Sacó un sobre de papel amarillo del cajón y se lo tendió. Carter lo examinó con precaución. No tenía remitente ni sello postal. Dentro, una nota escrita con letras recortadas de revistas:
“Los muertos no deben ser molestados. Tú también formas parte del pasado. No hables.”
Carter levantó la vista.
—¿Cuándo lo recibiste?
—Hoy. Estaba debajo del limpiaparabrisas de mi coche esta mañana. No lo vio nadie.
—¿Lo has tocado mucho?
—Solo lo saqué del sobre.
Carter lo guardó en una bolsa de plástico.
—Es el cuarto aviso. Clara, yo… y ahora tú. El que sea que está detrás no se está quedando quieto.
—¿Crees que tiene algo que ver con Sam?
—Lo estoy empezando a creer. Pero también creo que se le está acabando la paciencia.
Eric tragó saliva.
—Samantha descubrió algo, ¿verdad? Algo grande.
Carter asintió.
—Y alguien está haciendo todo lo posible por enterrar ese algo. Incluyendo a cualquiera que se acerque demasiado.
Horas después, Carter conducía de vuelta por la carretera secundaria que atravesaba el bosque de Raven’s Bay. Llovía con fuerza, y las ramas se sacudían como brazos inquietos.
Mientras descendía por una curva cerrada, pisó el freno… y el coche no respondió.
Una vez. Dos veces. Nada.
El coche comenzó a deslizarse por la pendiente empapada. Carter giró el volante con fuerza, luchando contra la inercia. Los neumáticos chillaron y el vehículo patinó antes de chocar contra el arcén y quedar detenido de lado, con medio chasis sobre la hierba mojada.
El corazón de Carter golpeaba en su pecho. Respiró hondo y salió del coche tambaleándose.
Se acercó al frontal. Revisó los bajos. No había restos de aceite ni de impacto, pero cuando levantó el capó, lo vio claro: los cables de los frenos estaban cortados. No desgastados, cortados.
Se incorporó lentamente.
—Muy sutil —murmuró, furioso—. Muy jodidamente claro.
Esa noche, con el coche remolcado al taller y la adrenalina apenas empezando a disiparse, Carter anotó en su libreta:
— No es solo una advertencia. Es personal. Me están vigilando. ¿El asesino está más cerca de lo que pensaba?
La idea de que alguien en Raven’s Bay lo tenía marcado comenzaba a parecer más que una suposición.
Justo cuando pensaba cerrar por el día, recibió un mensaje de Clara:
—¿Estás bien? He oído lo del coche. Me he acordado de algo más sobre Sam…”
La llamó enseguida.
—Dime.
—Recuerdo que Sam un día me dijo que si algo le pasaba, no confiara en nadie. Ni siquiera en gente cercana. Como si pensara que… que alguien que conocía estaba involucrado.
Carter se quedó en silencio.
—¿Te dijo algún nombre?
—No. Pero sé que escribió algo en un diario. Y una vez la vi discutir con una profesora. Creo que sabía algo de lo de Helena Morris.
—¿Tienes idea de quién era esa profesora?
—Creo que se llamaba Vivien Hartman. Literatura. Algo pasó entre ellas… Sam la llamaba "la encubridora".
Carter anotó el nombre.
—Gracias, Clara. Y, por favor, ten cuidado.
—Lo mismo te digo, John. Ya no es solo un caso. Es una cacería.
Cuando colgó, Carter sintió que las piezas empezaban a moverse.
Tres cartas de advertencia.
Un intento de asesinato.
Un profesor muerto.
Y ahora… una profesora encubridora que podría ser la clave.
Alguien tenía miedo. Miedo de lo que Samantha sabía.
Y haría todo lo posible por evitar que Carter lo descubriera.
Pero él ya no pensaba retroceder.



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Editado: 29.07.2025

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