Las Sombras de Raven's Bay

Capítulo 15

Carter pasó aquella noche en vela, con los documentos esparcidos por toda la mesa de su habitación del hostal. Cada nombre, cada fotografía amarillenta, cada anotación parecía mirarlo desde el pasado

Helena Morris. Samantha Clarke. Marcus Ellwood.

Los hilos se entrelazaban, pero todavía no veía el dibujo completo.

A la mañana siguiente, decidió volver a la universidad. Algo le decía que los secretos de hace veinte años nunca se habían ido realmente de allí. Mientras cruzaba los pasillos silenciosos, notó la forma en que algunos profesores lo miraban de reojo, como si su presencia fuera una amenaza.

En el archivo, encontró algo que le hizo detenerse. Entre los registros viejos, había cartas disciplinarias y notas sobre un conflicto interno que había sido cuidadosamente enterrado. Helena había denunciado presiones y amenazas poco antes de desaparecer. La firma del último documento, desvaída, lo dejó helado: Marcus Ellwood.

Un golpe seco lo sacó de sus pensamientos. La puerta del archivo se había cerrado de golpe. Cuando salió al pasillo, no había nadie.

Más tarde, al salir del campus, vio de nuevo a Steven Ellwood. Esta vez el joven estaba sentado en un banco, con la mirada perdida y las manos temblorosas.

—Steven —lo llamó Carter, acercándose despacio—. Necesitamos hablar.

El chico levantó la cabeza, y sus ojos mostraban un miedo que no parecía fingido.

—No me pregunte nada más, por favor —susurró—. No sé quién está detrás de todo esto, pero… también me están vigilando.

Antes de que Carter pudiera replicar, Steven se levantó de golpe y se marchó a toda prisa, desapareciendo entre la gente.

El teléfono de Carter vibró. Era el inspector.

—Tenemos algo más —dijo con tono grave—. Encontramos marcas en los huesos de Helena. No fue un accidente. Fue asesinada. Y hay algo más: había una medalla en la fosa. Queremos que la vea.

En la comisaría, sobre una bandeja metálica, estaba el objeto recuperado: una pequeña medalla universitaria con iniciales grabadas en la parte posterior.

M.E.

Carter sintió un escalofrío recorrerle la espalda. Marcus Ellwood.

De camino al hostal, el cielo se cubría de nubes oscuras. Un correo anónimo llegó a su móvil sin remitente conocido:

"Si sigues escarbando, el río devolverá más cuerpos. Y no solo del pasado."

Carter detuvo el coche a un lado del camino, leyendo y releyendo el mensaje. Sabía que estaba cerca de algo grande. Pero también sabía que alguien lo vigilaba… y que, a partir de ese momento, cualquiera en ese pueblo podía ser un enemigo.

Carter no podía quitarse de la cabeza el hallazgo de la medalla. Aquellas iniciales eran como un golpe directo al estómago. Marcus Ellwood había estado en el centro de todo desde el principio, pero ahora que estaba muerto, ¿qué secretos se llevó consigo?

La tarde caía cuando decidió volver a buscar a Steven. Lo encontró sentado en un banco frente al puerto, mirando las olas romper contra las rocas. Su postura parecía tranquila, pero había algo extraño en su quietud: ni siquiera parpadeaba.

—Steven —lo llamó con voz firme.

El joven giró la cabeza lentamente y una leve sonrisa, demasiado breve, se dibujó en su rostro.

—¿Otra vez usted? —preguntó, sin sorpresa—. Parece que el pueblo entero solo quiere hablar de muertos.

—Acaban de identificar el cuerpo de Helena Morris —soltó Carter, observando cada gesto del muchacho—. ¿Te suena el nombre?

Steven no se inmutó. Se limitó a bajar la mirada hacia el agua.

—Mi tío me habló de ella alguna vez —respondió, sereno—. Dijo que fue… una historia complicada.

—¿Una historia? ¿Entre ellos? —lo tanteó Carter.

—No me gusta hablar de los secretos de los demás —contestó Steven, cruzando los brazos—. Supongo que usted ya sabe que no era solo una alumna para él.

Carter dio un paso más cerca, buscando cualquier grieta en su calma.

—¿Y tú? ¿Qué sabes de lo que pasó hace veinte años?

Steven lo miró por primera vez a los ojos. Había algo frío en esa mirada, algo que no coincidía con la timidez que aparentaba.

—Sé que la gente tiene memoria selectiva —dijo despacio—. Olvidan lo que no les conviene. Pero el pasado… siempre encuentra la manera de volver, ¿no?

El silencio entre ambos se volvió denso. Carter tuvo la sensación de estar frente a alguien que no tenía miedo, sino algo mucho peor: control.

—¿Te están vigilando, Steven? —preguntó finalmente.

El joven se levantó despacio, colgándose la mochila al hombro. Su voz fue un susurro antes de alejarse:

—¿Quién no está siendo vigilado en este pueblo?

Y sin más, se perdió entre la niebla del puerto.

Carter permaneció allí unos segundos, con el presentimiento de que acababa de estrechar la mano invisible que movía los hilos. Todo en Steven Ellwood resultaba demasiado… calculado.

Esa noche, de regreso a su habitación, revisó de nuevo los documentos. Entre las cartas viejas encontró algo que lo hizo fruncir el ceño: una nota manuscrita de Helena Morris, dirigida a Marcus, fechada pocos días antes de desaparecer.

"Si no cumples lo que me prometiste, todos sabrán la verdad. Ya no tengo miedo."

Carter dejó la nota sobre la mesa. Las piezas encajaban: una relación secreta, amenazas… y un cuerpo enterrado junto al río.

Pero lo que no podía encajar era el sobrino.

¿Qué papel había jugado en todo esto?

Mientras pensaba, su móvil vibró. Otro mensaje anónimo:

"Helena no fue la última. Deja de buscar o alguien más pagará el precio."

Carter miró por la ventana. En la oscuridad, estaba seguro de haber visto una silueta quieta al otro lado de la calle, observando su habitación.

Cuando apartó la cortina y volvió a mirar, ya no había nadie.



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En el texto hay: #suspense, #asesinato, #crimen

Editado: 29.07.2025

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