Narra: Andy Silva (protagonista)
20 de Noviembre del 2024
Día de la Audiencia de acusación
—¡Por Dios, Andy, sintoniza las noticias! —dijo Anthony, entrando a la sala donde yo estaba trabajando desde casa. Ese día era la audiencia de acusación de la fiscalía contra nuestro gerente y ese hombre enigmático llamado Javier Gómez.
—Enseguida —respondí, apagando la computadora. Encendí la televisión y dejé de lado todo lo demás. Solo veríamos las noticias en la TV, porque no habíamos podido asistir a la Corte Nacional debido a la solicitud especial de Aristo Hawar.
La audiencia había comenzado a las 8 a. m., pero a las 10 a. m., la reportera presentó un primer informe de lo que había sucedido en la sala.
Locura de noticias
"Luego de casi tres horas de esta primera audiencia acusatoria, los jueces y fiscales han decidido tomar un breve receso. El caso ha tomado un rumbo distinto: anteriormente, el fiscal había declarado que se trataba de un crimen pasional cometido por el ciudadano Pablo H. Sin embargo, la fiscalía ha confirmado que hay un segundo implicado que podría ser cómplice o autor material. Seguiremos con más..."
Fin de la noticia
—No me gusta nada —dijo Anthony, estaba visiblemente preocupado, ya que se habían demorado mucho más de lo esperado.
—Tal vez ese Gómez dio nuevas versiones y por eso el caso está tomando un nuevo rumbo —respondí, tratando de sonar calmada. Hice una pausa, mirando la pantalla de la TV con el ceño fruncido ¿Qué significaba que los jueces y fiscales tomaran un receso? Mi mente comenzaba a correr, buscando una explicación. ¿Acaso había pasado algo?
—Deben estar reformulando los cargos —dijo, sacudiendo la cabeza con frustración —Debemos esperar hasta que termine la audiencia —añadió, aunque no parecía convencido.
Nosotros seguíamos, sin decirlo, intentando encajar las nuevas pistas que habíamos encontrado durante los últimos tres días.
De repente, la reportera volvió a aparecer en la pantalla de la TV, con música de tensión que sonó de fondo. En la esquina superior de la pantalla, apareció un titular en letras rojas: Última hora.
Locutora de noticias
“La audiencia de acusación contra el ciudadano Pablo H. y el ciudadano Javier G. ha sido suspendida. La fiscalía ha emitido un comunicado para reformular los cargos. El segundo implicado ha revelado más detalles y se presume que hay más implicados. Javier T. ha revelado nombres.”
Fin de la noticia
—¿Nombres? ¿Qué nombres? —Mi voz salió apenas en un susurro, pero la pregunta retumbó en mi cabeza como un eco. Un frío recorrió mi espina dorsal, y mi piel se volvió de un tono pálido.
Anthony me miró con los ojos entrecerrados.
—Ese imbécil... Debió declarar en tu contra —dijo con un tono feroz, casi descontrolado. —No te preocupes —agregó, tomando una bocanada. Trató de ser firme, pero su voz traicionaba —Pediré información al oficial Rea para saber qué nombres reveló.
Me quedé en silencio, intentando procesar sus palabras. El miedo se apoderó de mí por completo.
—Andy, tú no la mataste... solo fuiste testigo, al igual que yo —dijo, pero sin embargo, no me tranquilizaron.
En la TV, la reportera seguía cubriendo la noticia en vivo. Las imágenes mostraban a los abogados de Larisa saliendo apresuradamente del edificio, sin dar ninguna declaración a la prensa. Junto a ellos, salía la señora Rodríguez, su rostro retorcido por la angustia. Al verla, sentí un escalofrío recorrerme. Eufórica, se dirigió a los medios de comunicación con una voz desgarradora.
—¡¡Justicia!! ¡Quiero que se haga justicia por el asesinato de mi hija! —gritó, las lágrimas cayendo de sus ojos mientras agitaba las manos en el aire.
—Por Dios, esa señora nunca cuidó de Larisa en vida, y ahora recién se acuerda de ella —dijo Anthony, observando las imágenes con una mezcla de desprecio y desconcierto.
—Está clamando justicia —asentí, y no pude evitar sentir algo de compasión por la señora. No era fácil perder a un hijo, aunque su comportamiento ahora me pareciera oportunista.
—Y $100,000 también —dijo Anthony, con una sonrisa amarga, sentándose a mi lado, veía a la señora Rodríguez retorcerse en su dolor... o en su actuación.
—Pues en la prensa declaró que Larisa la mantenía. Ahora, sin ella, la señora se queda sin fuente de ingreso —dije, mirando fijamente la pantalla de la TV.
Mientras la señora Lara Rodríguez continuaba clamando justicia, las cámaras enfocaron al equipo legal del gerente, Pablo Hawar acompañado de Aristo Hawar, su padre. Pero lo que realmente nos dejó a todos boquiabiertos fue ver a Jimena, la esposa de Pablo, que había estado en el juicio todo este tiempo.
—Oh, mira, Jimena está allá... No abandonó a su esposo a pesar de la infidelidad de él —dije, con los ojos clavados en la pantalla. Estaba sorprendida y conmovida. ¿Cómo podía ella estar ahí, con todo lo que había pasado? Me imaginaba el dolor que debía estar sintiendo, pero, de alguna forma, ella seguía a su lado.
Anthony soltó un suspiro, y por un momento se quedó en silencio, observando las imágenes.
—Jimena está allá porque está segura de la inocencia de su esposo —respondió, sus ojos fijos en la pantalla asombrado. Le costaba entender cómo alguien tan recta como Jimena podía seguir al lado de un hombre como Pablo. —Y también debe amarlo mucho. Ese Pablo es un tonto. Jimena es una mujer muy correcta, hermosa... ¿cómo pudo engañarla de esa manera? Hawar no se la merece...
—¿Y tú sí la mereces, por eso dormiste con ella? —pregunté en automático, sin pensarlo.
Anthony se tensó. Su rostro se oscureció de inmediato, y su reacción fue tan rápida