El bosque dorado y plateado se sentía distinto. Ahora, con sus memorias restauradas, Lyra y Kael podían percibir su verdadera naturaleza: no era un bosque común, sino un umbral. Un lugar entre lo que fue y lo que aún no ha sucedido.
Kael apretó el puño. "Nos condenamos a nosotros mismos al olvido para sellar los cristales… y ahora los recuerdos han vuelto."
Lyra miró los cristales en sus manos. Vibraban con una energía nueva, como si su despertar hubiese roto un sello invisible. "¿Y si todo lo que hicimos fue en vano?"
Antes de que Kael pudiera responder, el viento se agitó con una fuerza inesperada. Las hojas plateadas se alzaron en espirales, y de entre ellas emergió una figura conocida.
El Eco de las Sombras había regresado.
Su capa oscura ondeaba sin que la tocara el viento, y sus ojos rojos brillaban con intensidad.
"Advirtieron el sacrificio, pero aún así eligieron recordar," dijo, su voz resonando como un trueno lejano. "Ahora deben afrontar las consecuencias."
Kael desenfundó su espada, instintivamente. "Ya no hay nada que puedas quitarnos."
El Eco inclinó la cabeza. "No he venido a tomar. He venido a advertirles... otra vez."
Lyra sintió un escalofrío. "¿Advertirnos de qué?"
El Eco alzó una mano, y el bosque a su alrededor pareció desvanecerse. En su lugar, una visión apareció ante ellos.
Un cielo desgarrado por relámpagos oscuros.
Ciudades sumidas en llamas.
Sombras con ojos brillantes marchando como un ejército imparable.
Y en el centro de la destrucción… los cristales.
No sellados. No purificados. Sino rotos.
El Eco de las Sombras bajó la mano, y la visión desapareció. "Esto es lo que han desatado."
Lyra y Kael sintieron un peso en el pecho.
"Nosotros… solo queríamos recordar," susurró Lyra.
"El equilibrio no entiende de intenciones," replicó el Eco. "El ciclo debía permanecer cerrado. Ustedes lo han roto."
Kael cerró los ojos con frustración. "Entonces dime cómo lo arreglamos."
El Eco guardó silencio por un momento. Luego, su voz descendió hasta convertirse en un susurro:
"Hay una última llave. Un último sacrificio. Pero esta vez… no será la memoria lo que perderán."
La sombra comenzó a desvanecerse, dejando solo un último eco en el aire:
"Elijan con cuidado. El destino del mundo depende de ello."
Y con esas palabras, desapareció, dejando a Lyra y Kael solos, con la terrible certeza de que su prueba aún no había terminado.