ATAYA 2010
El tiempo había transcurrido y ya Lucian era un adolescente de quince años, esas voces seguían en su cabeza pero hacia caso omiso con ellas trataba de lucir lo más lucido posible delante de sus padres para no causarles más problemas, las pesadillas eran frecuentes en la madrugada causándole que no durmiera en toda la noche para poder relajarse tomaba un libro que le ayudaba a olvidar aquellas horrendas imágenes de su mente.
Las pastillas tenían un efecto pasajero solo le ayudaban por unas horas y podía “descansar” un poco antes que amaneciera, Nina siempre le preguntaba como se sentía pero el solo respondía con “estoy bien mamá, no te preocupes” no le agradaba causarle preocupaciones a su madre, suficiente tenia con sus pinturas y su galería el cual debía atender siempre los viernes por la tarde.
Lucian iba a la secundaria pero no era muy sociable pasaba el resto del receso en la biblioteca consideraba que los libros eran mejores que sus compañeros de clases, pocas veces solía hablar con Elizabeth una chica de cabellos rojizos como el fuego, pero detrás de esa pequeña amistad había un sentimiento escondido que la chica temía decir a su amigo, solo aguantaría un poco más por declararle aquel amor que sentía por él.
Al sonar el timbre de salida el chico de cabello negro caminaba algo pensativo, dos noches anteriores soñó que estaba en una casa algo retirada del pueblo esta estaba acompañada por dos personas que no conocía para nada, veía que la mujer se encontraba muy asustada como si algo se aproximará hacia ellos; ella estaba escribiendo una especie de carta pero sus manos temblaban al principio mientras que el hombre estaba cerrando la puerta con un seguro especial que la puerta tenia, detrás de él había un niño llorando muy asustado la fémina trataba de calmar su miedo pero no lo lograba se podía sentir la tensión dentro de aquel lugar.
—Se suponía que ese hombre estaba en la cárcel, ahora vendrá por nuestro pequeño y no podemos permitir que lo logre—musito.
—Eso no pasará, además este sistema de seguridad que tenemos no podrá permitirle entrar aquí—le respondió el hombre.
Pero aquella seguridad de que tanto hablaban fue destruida en minutos, un hombre con sueter gris se aparece en la puerta con un arma en las manos cubiertas por unos guantes negros, sin vacilar le disparó en la frente a su víctima enseguida la esposa corrió con su pequeño a otro lugar aquel miedo Lucian podía sentirlo por todo su cuerpo como si el estuviese viviéndolo en carne propia, los quejidos de la pobre mujer atormentaban más a su hijo mientras que aquel despiadado hombre disfrutaba hacerle sentir miedo.
—Lamentablemente tendrás el mismo destino que tu esposo, ¿prefieres el disparo en la frente o pecho? —expreso con un carcajada.
—No te tengo miedo, no te fue suficiente con matar a mi esposo.
La mujer recibió una bofetada provocando que cayera al suelo de manera salvaje, su agresor se agacha y le apunta en el pecho se acercó a su oído y luego le disparo con ese gran ruido Lucian despertó, ¿Qué clase sueño era ese? Esa pregunta se la hacía una y otra vez, al llegar a su casa estaba el carro de su padre solamente Mateo era algo estricto con su hijo en ciertas ocasiones le hablaba fuerte para que dejará de ser un chico tímido pero no podía imponerle algo que no le nacía hacer.
—Buenas Tardes padre—dijo al entrar a la casa.
—Hola Lucian, me sorprende que llegues temprano a casa supongo que tú madre esta en la galería ¿no?
—Ehm… si, bueno me iré habitación—dijo algo nervioso.
Mateo no le respondió nada mientras que el subía las escaleras una voz femenina entro en la mente del chico, era muy insistente hablaba muy rápido en ciertas trataba de entender lo que decía pero era imposible tratar de descifrar lo que decía.
—No otra vez, no quiero seguir escuchando voces o ver cosas que no son reales.
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La noche hizo acto de presencia en Ataya, Nina iba camino a casa le parecía muy extraño que Lucian no le haya avisado de que estaba en casa así que tomo el teléfono y lo llamo para saber de él, su celular estaba apagado sintió un poco de pánico pero lo podía controlar mientras tanto, acelero para llegar mas rápido a casa y poder calma esa pequeña angustia que le carcomía todo su ser.
Temía que su hijo tuviese una crisis intentaba borrar aquellos pensamientos de su cabeza, la infancia de Lucian no fue fácil para Nina eran noches donde su pequeño lloraba mucho por seres que ella no podía ver, aun le es difícil decirle que en un mes seria recluido en el psiquiátrico de Ataya para tratar más a fondo su enfermedad.