Primero que nada, quiero agradecer a todos los que han leído y seguido esta historia. A medida que he avanzado en la trama y he crecido como escritor, vi que hay elementos de la trama, personajes y el ritmo general que sé que puedo mejorar significativamente. Así que he tomado la decisión de reescribir esta novela para ofrecerles la versión que realmente merece. Por esta razón, la novela entrará en una pausa de algunos meses mientras trabajo en la nueva versión. Inicialmente pensé en hacerlo una vez terminada la escritura, pero no solo no me inspira continuar una versión que se puedo mejorar, si no que las ideas que tengo abarcarían nuevos capítulos, lo que también llevaría a una reescritura de los 40 capítulos que tenía planeados inicialmente (a diferencia de los 26 actuales); más trabajo que no me es sano por una lesión en mis muñecas.
Voy a mantener los capítulos actuales publicados para que cualquiera pueda leerlos en lo que hago la reescritura. Las nuevas versiones de los capítulos remplazaran los actuales una vez terminados. Estimo estarán listos en unos 4-5 meses, aproximadamente la fecha donde estaría publicando los últimos capítulos si decido continuar publicando.
Gracias por su paciencia y comprensión. Por lo mientras, dejo aquí el borrador de lo que llevaba escrito del capitulo 27 antes de tomar esta decisión:
Corrí por las escaleras sin mirar atrás, con la sensación de tener miles de ojos fijados en mi. A mitad de camino, casi resbalo, mi mano se aferró al barandal con fuerza para no caerme de cara. Al bajar el último escalón, me detuve de golpe y me senté en el suelo, mi respiración agitada y desordenada. El nuevo amuleto en mi pecho ahora se sentía pegajoso contra mi piel sudorosa.
Miré hacia arriba, hacia el pasillo oscuro del segundo piso. No se oía nada, pero sabía que Yunna y Keila seguían ahí arriba, con... eso. Yunna parecía saber lo que hacía. Debía tener un plan, ¿no? Pero una parte de mi no se lo creía no se callaba y mi cabeza empezó a dibujar cosas feas: Me imaginé a Yunna luchando contra la sombra, a Keila gritando, los muebles moviéndose solos. La luz parpadeando de nuevo, pero esta vez no volviendo a encenderse. La sombra en la esquina creciendo, llenando toda la habitación de Keila. La mano fría en el cuello, pero esta vez en el de Yunna, o en el de Keila...
"Para", me dije, cerrando los ojos fuertemente. "Yunna sabe qué hacer. Ella no tiene miedo." Repetí esa idea una y otra vez, como si fuera un hechizo para que las imágenes feas se fueran. Después de unos momentos, logré apartar las imágenes y abrí los ojos, pero el miedo seguía ahí.
Quería quedarme ahí, sentado al pie de las escaleras, esperando a que Yunna bajara para asegurarme de que todo estaba bien. Pero eso iba en contra de su orden: "Baja con los demás. No te quedes solo." No quería desobedecerla. No ahora.
Me obligué a moverme, caminando hacia la cocina, mis pasos ahora más lentos, arrastrados por el cansancio de correr. Pero apenas di unos cuantos pasos, vi a Lance salir de la cocina. Esta vez llevaba una botella azul en la mano y se detuvo en seco al verme. Su sonrisa de siempre apareció, pero sus ojos me recorrieron de arriba abajo, viendo mi ropa arrugada, mi respiración aún un poco agitada, la forma en que estaba parado como un animal asustado.
—Vaya, vaya. ¿A dónde vas con tanta prisa, Davinder? —su voz era tranquila, pero atenta—. Te vi salir disparado de la cocina antes, y ahora parece que viste un fantasma. ¿Todo bien? Te ve agitado.
Me quedé quieto. Mi mente todavía estaba hecha un desastre, y apenas pude procesar lo que dije:
—Sí... solo... Yunna me pidió algo. Y... y las luces parpadearon allá arriba, p-por eso baje...
Inmediatamente me arrepentí. ¿Por qué le había dicho lo de las luces? Era demasiada información. Me mordí el interior de la mejilla, enojado conmigo mismo por hablar demasiado.
Lance arqueó una ceja, dando un sorbo a su botella. Se apoyó en el marco de la puerta, observándome con una curiosidad que me puso nervioso.
—¿Las luces, eh? —murmuró, como si estuviera pensando en algo—. Bueno, no me sorprende. ¿Sabías que esta colonia está construida sobre un antiguo cementerio indígena?
Parpadeé. ¿Un cementerio? Me mordí más fuerte el interior de mi mejilla.
—La gente dice que por las noches se escuchan cosas —continuó, bajando un poco la voz—. Pasos, susurros… algunos juran haber visto figuras en las ventanas de sus vecinos. Dicen que son los espíritus que no encuentran descanso. Tal vez uno de ellos solo quería jugar con el interruptor.
Me quedé con la boca un poco abierta, creyéndome cada palabra. La idea de espíritus jugando con las luces no sonaba tan loca después de lo que había visto. Pero cuando vi cómo Lance aguantaba la risa, me di cuenta.
—Es... es una broma, ¿...verdad?
—Claro que es broma, chico. ¿Acaso nunca te contaron esa historia antes? —dijo con una carcajada—. Son solo tuberías viejas y una instalación eléctrica que necesita un arreglo. No hay fantasmas aquí.
Baje la vista un poco, sintiendo un calor repentino en mi cara. Me había creído una broma obvia. Aunque su explicación era... lógica. Normal. Era mucho más fácil creer en cables viejos que en... lo otro. Ojalá fuese así.
—Bueno, cambiando de tema… —dijo Lance, su sonrisa desvanecidose un poco y su tono volviéndose un poco más serio—. ¿Viste a Keila mientras estabas arriba?
La pregunta me tomó por sorpresa. Asentí lentamente.
—¿Sí? ¿Cómo la viste? ¿Se ve mejor?
—Estaba... tranquila. Yunna la estaba cuidando. Pero se veía un poco mejor que... bueno, hace rato...
"Mejor que cuando estaba temblando por mi presencia." Casi se me escapa. De nuevo.
Lance asintió, su sonrisa desapareciendo completamente por un momento, reemplazada por una genuina preocupación.
—Ya veo. Pobre de mi niña, no merece estar pasando por esto. —me puso una mano en la cabeza, aunque está vez no me desordeno el pelo—. Gracias por decírmelo, eres un buen chico por preocuparte por ella. No te angusties demasiado, ¿sí? Yunna y Sabrina están haciendo todo lo posible para ayudarla.