Karima le explicó a la anciana bruja de donde venían y lo que recordaba haber oído a sus amigas de su lejano planeta.
- Es difícil de creer que puedan existir otros mundos además de este.- dijo la anciana levantando la vista hacia el cielo- pero los seres humanos somos muy insignificantes, no lo podemos saber todo y el cielo es enormemente grande.
- Los guardias querían quemarnos en la hoguera, eso resulta horrible, pero por suerte el mago Trobos nos dijo que podíamos perseguir a los “Guerreros lluvia”, si les hacíamos este favor, ellos nos dejarían libres.
- Ese mago... no os tendríais que haber fiado de él, lleva muchos años sirviendo al rey en su castillo y todos hacen lo que él quiere, se ha hecho con todo el poder, pero lo que más anhela es apoderarse del trono. El rey lo ignora, como es natural, pero Trobos algún día u otro lo matará y gobernara el reino. Esos guerreros de los que hablas son solo una patraña, Trobos los contrato para sembrar el terror por los alrededores y él quedar como el único salvador.- Karima recordó a su amado príncipe y preguntó inquieta:
- ¿Y al príncipe Hinser? ¿qué le pasará a él?
- También caerá bajo el poder de Trobos, eso si nadie se lo impide.
- ¡Eso es horrible! ¿qué se puede hacer?
- No creo que nadie este a su altura para retarle, yo soy ya muy vieja para meterme en líos.- dijo la anciana tristemente.
- No quiero que le haga daño al príncipe.
La enana Mauri la miró con cariño, recordando cuando ella era también una muchacha joven y enamoradiza como ella.
- Yo era una chica joven y emprendedora, provenía del pueblo de los Aururis, “gentes pequeñas”, que quiere decir en nuestra lengua. Un día vi al rey Maldor, entonces todavía príncipe, un joven muy atractivo pasear con su caballo acompañado de todo su séquito y también me enamore de él. Sabía que no tenía ninguna oportunidad de que él se fijase en mí, por mi pequeña estatura, mi cuerpo deforme y mi andar torpe, pero aún así me marche de mi hogar y entré a trabajar en el castillo.
El padre del rey me cogió a su disposición y yo cuide de su hijo que entonces era diez años menor que yo. Aunque desde que entre, todos en el castillo hacían observaciones graciosas sobre mi aspecto, nunca, en ningún momento el príncipe fue grosero, me trato siempre con mucha amabilidad, yo le explicaba cosas sobre mi vida, fui su curandera y me convertí poco a poco en su amiga. Yo vivía feliz a su lado, porque aquello era más de lo que esperaba conseguir.
Pero el mago Trobos entro en el castillo y con su brujería y su falsa amabilidad conquisto el corazón del rey que en seguida quiso que éste se ocupara de la educación de su hijo.
El mago le enseñaba pequeños trucos y salían los dos a cazar con la ballesta, le enseñaba la lucha cuerpo a cuerpo y el joven príncipe se fue apartando de mí, tan absorto estaba con su amigo el mago, ya no le interesaban mis lecciones de la naturaleza, pues con el mago en vez de respetarla la saqueaba, saliendo a caballo con los perros a cazar.
A la reina, (la abuela de tu príncipe Hinser), no le gustaba nada la presencia de aquel mago en el castillo, pero murió en extrañas circunstancias y el rey destrozado, todavía busco más la compañía y el consuelo del mago, ignorando completamente las suplicas de sus súbditos, quienes le decían que sacara al mago del castillo, porque le temían.
Y así pasaron los años y yo pasé a segundo plano. El mago me detestaba y siempre se burlaba de mi, no quería que yo andara enseñándole más cosas a su alumno y buscaba siempre cualquier pretexto para que yo no lo viera, diciéndole a su padre que si su hijo estaba destinado a ser rey, que no era bueno que andara siempre con una enana, que le enseñaba cosas de mujeres. Pero en el fondo me temía, porque era la única que competía con él en el arte de la magia y suponía que llegaría un momento en que yo descubriría sus malas artes.
Entonces el rey murió envenenado y al príncipe lo coronaron todavía muy joven, el mago lo instruía para que según él fuera un buen monarca, querido por todos, pero lo que pasaba, era que el antiguo príncipe era dirigido como una marioneta y hacía todo lo que el mago quería.
Yo no estaba de acuerdo con eso y quise entrometerme y ya ves de que me sirvió, el mago me acuso de haber causado la muerte del padre del rey y quiso que me quemaran por bruja, pero al parecer había ahondado demasiado en el corazón del joven rey y éste hablo a mi favor y me desterraron al bosque. Antes de alejarme, el mago me lanzo un rayo que me paralizó la pierna izquierda.
- ¿Y por qué no volviste con tu pueblo?
- El mago lo destruyó para herirme y ahora soy la única de mi raza.
- ¡Oh, lo siento muchísimo!- le dijo Karima abrazándola.
La chica se recupero del brazo y se quedó con la enana para ayudarla en las faenas domésticas, por la noche volvía al bosque y no regresaba hasta la madrugada. Mauri se acostumbro a su compañía y al hecho de que cada noche se transformara en el enorme gato blanco.