A Mothy volvieron a encerrarla en la jaula, miró el lugar donde había estado el prisionero y lo encontró vacío.
- Que raro, o lo han ejecutado ya, o lo han liberado, cosa que dudo. - Pero no quiso preocuparse por él, no le importaba para nada la vida de ese prisionero, a fin de cuentas se trataba de un humano más y los humanos no merecían su compasión, los detestaba con toda su alma. - Ojala Ninja este bien, si no dan con ella pronto, voy a morir de una manera horrible, pero si la cogen, puede que nos maten a las dos.
Había visto a Karima y la vio preocupada, su estimada niña que soñaba con ser una princesa. Hacia muchos años que había cogido la responsabilidad de cuidarla, pero la estaba perdiendo sin remedio, esa chica de dorados cabellos nunca había sido como ella o Ninja, ni siquiera bajo la apariencia de un felino, Kárym jamás habría osado matar a un humano, ni siquiera para sobrevivir, ella quería lo mejor para los de su especie y debía alejarla del castillo, cuando acabase todo eso, si conseguían sobrevivir, se irían lejos, tenía que haber un lugar para ellas, un sitio donde nadie pudiera juzgarlas por ser como eran, si al menos conservasen la nave circular que las trajo hace años... pero estaba perdida y rota en algún lugar de ese grandioso planeta.
Se acercaba el momento crucial, Trobos se mantenía oculto en su laboratorio, muy contento, pesando en su malvado plan, vendrían muchos invitados para la boda, seria muy fácil, una vez se hubiera encargado del rey, hacerles creer a todos que alguien interesado en el trono, había manipulado el vino para así envenenarle. Sí, tal vez culpase a la infeliz que tenía encerrada en la jaula, de todos modos iba a morir...
Y él se quedaría allí como siempre, al pié de todos, controlando la situación y manejándolos a todos a su antojo.
***
Por la tarde, el castillo se lleno de invitados, gentes de diversos reinos, llegaban en sus carruajes acompañados de sus criados. Por doquier había ajetreo y alegría, los criados iban de aquí para allí preparándolo todo.
Karima estaba en su habitación muy nerviosa, probándose el vestido de novia, un elegante traje que había pertenecido a la madre de Hinser y que su criada le estaba retocando.
- Ya veréis, princesa, va a ser la novia más hermosa del reino, ¿piensa recogerse el pelo? puede quedarle bien este recogido de flores blancas.
Karima asentía a todo aunque tenía sus pensamientos en otro lugar, en el fondo, aunque como es natural le emocionaba mucho aquel momento, en su interior se sentía culpable. Mientras ella se casaba, tal vez Ninja y Mothy estuvieran en peligro si Mauri no hacía algo pronto, sus dos amigas morirían sin remedio.
- “Si Trobos muere, tal vez el rey Maldor acceda a que se queden conmigo... aunque sabiendo el carácter de Mothy, no creo que quisiera quedarse, rodeada por la gente del castillo, pero es la única forma de vivir, no pueden estar yendo de un lado para otro siempre y las echare mucho de menos si se van.” pensó apagando la mirada.
Antes de la cena, se reunieron todos en la amplia sala del trono y se celebró la ceremonia de boda. Fue un momento muy emotivo y Karima no pudo evitar las lágrimas cuando el sacerdote anuncio solemnemente:
- Os declaro marido y mujer y futuros herederos al trono del reino de Olmos.
Hinser la besó y los invitados hicieron exclamaciones de gozo, mientras les lanzaban pétalos de flores.
La música no dejo de sonar para ellos y luego, acompañados por un largo séquito, fueron hasta el salón donde se celebraría el banquete.
Trobos no se apartó del rey, de pié al lado de su silla y cuando vio el momento más propicio, le dijo algo al oído mientras le tendía una copa dorada llena de un liquido rojo, el rey asintió rebosante de alegría y se puso en pié alzando la copa.
- ¡Brindemos por los recién casados! - Todos los invitados lo imitaron accediendo a aquel brindis, pero cuando iban a beber, alguien irrumpió en la estancia, causando el asombro general:
- ¡No beba de ese vino, majestad!- se hizo un repentino silencio y cuando los asistentes vieron la pequeña y deforme figura que se atrevía a interrumpir aquel momento, hicieron exclamaciones de horror. Karima, con el corazón a punto de salírsele del pecho, se levanto de su asiento y corrió hacia ella gritando su nombre. El mago al verla dio un puñetazo en la mesa y rugió colérico:
- ¿Como es posible esto? ¿Quien la ha dejado entrar en el castillo? ¡Prendedla, majestad!
El rey fue a mandar a los soldados contra ella, pero Mauri señalo acusadoramente al mago con su regordete dedo.
- ¡Trobos es un impostor y desea apoderarse del trono! ¡esa copa esta repleta de un potente veneno para acabar con la vida de nuestro estimado monarca y después hacer creer que fue alguna de las chicas!
- ¡Eso es una infamia!- grito el mago cuando todas las miradas se clavaron en él, y sintiéndose acorralado, fijo su mirada encendida en la joven princesa: - ¡seguro que la ha enviado la que se ha convertido en la esposa de vuestro príncipe, esta metida en todo esto, no es ninguna princesa, es una bruja que desea el mal para vuestro pueblo!