Las tres partes de nuestro Amor.

Capitulo 6.

       1 semana después.  

    En éstos últimos días había cumplido cada fantasía que había guardado en mi interior durante años, parecía una adolescente enamorada que acaba de descubrir lo que es amar. Pero a diferencia de las personas con relaciones normales yo estaba saliendo con dos hombres mellizos. En cada esquina de la casa compartía un beso robado con cada uno, a través de Akira palabras escritas en papel nos eran intercambiadas bajo la complicidad de mi amiga, a la hora de comer ya no nos sentábamos en lugares opuestos como antes si no que yo iba en medio y bajo la mesa ambos provocaban mi reacción acariciando mis muslos o haciendo círculos en algún pedazo de piel expuesta que sus traviesos dedos encontrarán. Mi madre seguía ausentándose durante horas de la casa, pero eso ya no era mi preocupación en los últimos días había pasado a ser mi tiempo favorito del día ya que cuando ella se iba, nosotros éramos libres de expresarnos nuestro amor en privado. La biblioteca era nuestro lugar predilecto ya que amaba viajar hacia nuevos mundos y vaya que los hermanos Morgenstern me hacían viajar.  

     Estaba bebiendo un vaso de agua en la cocina cuando alcancé a escuchar pasos aproximarse detrás de mí antes de ser rodeada por unos brazos. 

-¿Dijiste que eran los movimientos lo que te gustaba admirar pequeña roja? Porque Lucían y yo tenemos muchos que aún no haz visto y deseamos enseñarte.  

-¡Aron! 

-Él tiene razón pequeña, es para tu entrenamiento físico.  Dijiste que admirabas las artes del combate así que vamos a enseñarte algunas técnicas.  

-Ah, era eso. 

-¿En qué estaba pensando esa mente perversa?  

-Yo… en nada. Vamos a entrenar.  

    Cuando me zafe del abrazo de Aron y camine a la puerta trasera ellos comenzaron a reír. Sabían que iba a mal interpretar sus palabras y por eso lo hicieron, esos dos me las iban a pagar. Abrí la puerta para salir al radiante sol de la mañana, cuando bajé la vista en dirección al tronco dónde solían dejar abandonadas sus camisetas a la hora de entrenar, descubrí un arco y unas flechas esperando por nosotros.  

-Hoy te meteremos en el mundo del tiro al blanco con flechas.  

     Lucían dirigió la marcha ya que al parecer era el más diestro en el arte del arco y flecha. Ambos me hicieron una demostración de sus respectivos talentos y por dentro sentí cierto orgullo de que ambos fueran tan buenos en eso.  

-¿Sorprendida? 

-Claro que no Lucían, sabía que eran buenos en esto. 

-Bien, hagamos esto un poco más interesante. 

-¿Y cómo sería eso? 

-Por cada blanco acertado al centro, obtendremos un beso a cambio.  

     Mis ojos se abrieron de par en par y comencé a ver a mi alrededor como esperando a que mi madre saltará en cualquier momento de detrás de un arbusto.  

-Tranquilízate, tu madre se fue temprano en la mañana y sabes que estos días no vuelve hasta el anochecer.   

-En ese caso acepto el reto.  

-Muy bien entonces seré el primero en tirar al blanco. 

-¡Aron! ¡Hermano no se vale! 

     Pero no importaron las objeciones de Lucían, Aron tiro su flecha en un tiro limpio que dio en el centro de la diana. Mis piernas temblaron de la emoción al verlo voltear hacia mí con una medía sonrisa lobuna en su rostro perfectamente esculpido.  

-Por lo que veo tu puntería mejoro de repente. 

-Es que ahora tengo un incentivo para acertar al blanco pequeña roja.  

     Dio dos pasos largos y zanjó la distancia que había entre nosotros y planto sus labios en los míos firmemente y comenzó a moverlos en un ritmo lento y suave. Escuché el viento ser cortado por otra flecha y el impacto en la diana, antes de lograr recuperarme del beso de Aron cuando se retiró, Lucían estaba ocupando su lugar con uno intenso, rápido y voraz haciendo temblar mi mundo como si este se fuera a derrumbar. Las manos de ambos comenzaron a recorrer mi cuerpo y sus bocas estaban por mi cuello, mentón y hombros para terminar volviendo a mis labios hambrientos de más, mis pechos se entibiaron en busca de atención, algo que Aron noto e inmediatamente llevo sus manos hacía ellos escarbando entre la ropa para lograr llegar a ellos.  

-¡Amelia Lanford! ¿¡Qué significa esto!?  

     Ambos se apartaron rápidamente de mí, pero se pusieron delante de mí para así cubrirme, sus hombros subían y bajaban al ritmo de mi respiración. Por entre sus cuerpos logré divisar a una Akira en shock cubriendo su boca con culpa de no habernos avisado aunque sabía que no era su culpa, vi el rostro horrorizado de mi madre, pero ella no estaba sola. Un hombre estaba abrazando sus hombros y se veía igual de impactado que ella. Entonces Lucían se tensó al igual que su hermano y hablaron al unísono.  

-¿Padre?  

     Yo los mire aunque ellos estaban de espaldas por lo que no podían verme, luego volví a mirar a mi madre mientras salía de detrás de los Morgenstern.  

-Hijos.  

     <<¿El tipo que estaba abrazando a mi madre era el padre de los mellizos?>> 
 




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