Las Vidas de un Amor

Capítulo 8

Capítulo 8

Tasya.

Cuando termine con mi último paciente, salí del consultorio y vi que el auto de Khalid estacionado a un lado de la camioneta de Marvin que no se había movido en todo el día.

—Sonia puedes cerrar todo por favor, tengo prisa. — le digo cerrando mi consultorio.

—Claro no hay problema, pero me cuentas todo mañana. — Me dice sonriendo pícaramente mientras está arreglando sus cosas, por mi parte solo le sonrió y asiento ligeramente con la cabeza.

Al salir veo a Khalid dentro de su auto, cuando me ve se baja y se acerca a mí.

— ¿Cómo te fue hoy? — me dice mientras me toma ligeramente de la cintura, como si fuera algo que se fueras a romper en cualquier momento

—Bien, lo normal, dar consultas y la verdad la mayoría de mis pacientes están controlados, así que no es tanto trabajo. —

—Que bien, No sé si me gusta la idea de que te expongas al peligro de esa manera. —

—No es como si me pusiera en extremo peligro, son personas con problemas pero nada tan grave y además es mi fuete de ingresos. —

—De todas maneras en un futuro ya no te preocuparas por eso. —

—Y ¿Por qué no?, tengo que trabajar para poder vivir. —

—Yo te voy a dar todo lo que tengo, técnicamente todo lo hice por ti. — me dice con una sonrisa en su cara.

—No te entiendo, nunca nos habíamos visto, no en persona quiero decir, porque estas tan seguro que yo soy “ella”, tu amor destinado… o lo que sea. —

— Es algo que no es fácil de explicar, ¿Vamos a comer? Y hablamos de eso. —  me dice selalandome que entre a su auto.

—Me parece bien, ¿A dónde vamos? —

—Estaba pensando en ir al restaurante del hotel, hay salas privadas donde podemos hablar tranquilamente sin que nadie nos escuche. —

—Eso… suena bien. —

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Cuando llegamos fuimos directo a una sala bastante espaciosa con una mesa y dos sillas acojinadas.

—Me tome el atrevimiento de ordenar la comida con antelación, si no te gusta me puedes decir. — me dice mientras dos camareros entran con las bandejas de comida, cuando las ponen en la mesa y las destapan veo que es un corte de carne bañado en una salsa, que tiene una muy buena pinta.

—No hay problema, se ve muy rico, de hecho no soy quisquillosa con la comida a menos que sean…—

—Arándanos rojos. — dice antes de termine mi frase.

—Si… eso es lo que iba a decir… ¿Cómo lo supiste? — le pregunto verdaderamente sorprendida.

—Solo he tenido la oportunidad de convivir contigo en una ocasión, pero con eso aprendí mucho de ti. — me dice con una sonrisa que percibo como nostálgica

— ¿Por qué solo una? —  le pregunto intrigada por saber más de todo esto, pero por supuesto de más sobre él, pero en realidad tengo mido de la respuesta.                                                                    

— Por los malditos de la orden de la luz. —

— Lo entiendo, aunque en realidad no se quienes sean pero… ¿Desde cuándo nos conocemos?. — 

—Creo que debería de empezar por el principio… ¿Quieres? — Me dice mientras toma una botella de vino que estaba en la mesa.

—No, gracias, prefiero estar totalmente sobria. —

—Bueno… entonces supongo que debería de empezar… Hace mucho tiempo, cuando las clases sociales eran mucho más marcadas que hoy, la nobleza no se relacionaba con los plebeyos, yo era un huérfano que vivía en las calles de una ciudad, que su nombre ya se perdió en la historia, y tú… tú eras la cosa más hermosa que había visto en mi vida, eras la hija de un Archiduque muy importante, pero a pesar de tu posición no eras como los nobles típicos, que abusaban de su poder, al contrario eras muy bondadosa, un día fuiste a la plaza ya que había un festival, iba a comenzar el invierno, y yo estaba en un callejo, me viste y fuiste a mi… me preguntaste que si estaba bien, yo no te conteste, tenía días sin comer o tomar algo, creí que moriría, tu sacaste una bolsa con pan y me la diste y también me diste un pequeño morral con monedas, y me dijiste que las usara bien, después te fuiste…—

—Y con eso… ¿te enamoraste de mí? —

—No, con eso me intrigaste, pero me enamore con el tiempo después de convivir mucho, cuando paso el invierno, te espere en la plaza, pero no te vi, un día vi unos guardias con el mismo emblema que el del carruaje donde te fuiste y los seguí, llegue a el ducado, mientras buscaba indicios de ti por el lugar, te vi en el jardín leyendo a los pies de un gran árbol, de repente alzaste la mirada, posiblemente te sorprendiste de verme ahí pero luego me diste una sonrisa… después de eso creo que se hizo costumbre que te visitara y hablábamos durante horas. —

— ¿y tú… en ese entonces eras un humano común? —

— En realidad nunca fui un humano normal, al ser huérfano no sabía mi descendencia, así que en ese tiempo yo pensaba que solo era un simple humano… Pero poco después supe la verdad, y todo por culpa del templo de la luz, que hoy en día es la orden de la luz. —




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