Las voces en el vacío

Segunda Parte: El contacto y la invasión (Capítulo I)

Luego de recibir aquella señal desconocida, pasa un año completo, acabo de cumplir mis 17. Durante ese transcurso de tiempo, la vida diaria aquí en la Tierra se agita a niveles que no me espero; tampoco diré que sea un caos o un notición, pero desde que se hizo público el descubrimiento de esa señal, las personas no dejan de hablar de ello cada vez que pueden.

Y me parece gracioso. Digo, antes ni fu ni fa, y ahora, hasta los periódicos tocan el tema como si fuera el mayor descubrimiento de la historia, lo cual no niego que lo sea, pero la manera en que hablan de la noticia se parece a como cuando la humanidad creó los primeros televisores siglos atrás. En el colegio, mis compañeros hablan del tema y, en el fondo, me siento alegre, feliz, viva; de que por fin la sociedad sale de esa monotonía, de ese vacío, de esa ilusión.

Luego de clases, me dirijo nuevamente al Centro de Comunicación Hermes para ir directamente a la sala de control y al entrar, me doy cuenta que todo el ambiente está muy agitado, dejo mi mochila y me acerco a mi padre.

—Hola —digo mientras observo las pantallas.

Mi padre no me responde, solo me saluda con la mirada y continúa en sus cosas, los demás están de aquí para allá tratando de mantener el orden, sin embargo, la emoción de haber contactado con una posible civilización extraterrestre los domina por completo. El director general del Proyecto Nexus, entra en la sala, mi padre se coloca a mi lado, su rostro está tenso de emoción.

—Lisbeth, estamos a punto de enviar el primer mensaje —me dice—. Estamos a punto de hacer historia.

La pantalla muestra una serie de códigos y símbolos, el mensaje que hemos creado para enviar al espacio. Es una mezcla de matemáticas y lógica, una forma de comunicación que esperamos que sea universal o que por lo menos, aquellos desconocidos puedan entender. En mi interior me siento nerviosa, tensa pero más que todo emocionada. ¿Qué pasará si recibimos una respuesta? ¿Qué pasará si no recibimos nada?

Miro nuevamente alrededor de la sala, veo a los demás miembros del equipo, todos con la misma mirada de expectativa. Todos sabemos que esto es solo el comienzo, de repente, la pantalla se apaga y vuelve a encenderse, nos quedamos en silencio observando lo que acababa de pasar, el mismo patrón se repite por varios minutos hasta que la pantalla parpadea en intervalos de cinco segundos y después un mensaje aparece: "Señal enviada", dice en la pantalla. "Esperando respuesta"

El silencio sigue en toda la sala, apenas se escuchan nuestras respiraciones, algunos científicos se secan el sudor con sus franelas, mi padre de la desesperación se come varios dulces, era como su tic nervioso, cada que el estrés, los nervios, la incertidumbre lo dominan, se acaba un paquete de dulces del tirón, yo por otro lado me siento como si estuviera conteniendo la respiración bajo del mar o en la piscina de mi casa. ¿Qué pasará ahora? ¿Qué nos contestarán?

Y es entonces, que comienzan a llegar los informes de las colonias humanas en otros planetas, pero no es lo que los presentes esperamos.

—Esta es la colonia Orión V, Planeta Orión, Sistema Solar k-12 en la Galaxia de Andrómeda —dice la voz—. Avistamos objetos voladores no identificados a 60 km del planeta.

—Aquí la colonia Falandor, Planeta Kuiper 32, Sistema Solar FD-5 en la Vía Láctea —dice otra voz, esta vez de una mujer—. Extrañas luces en el cielo... algo.... desco... noci.... do... nos... ata...

La comunicación se corta y solo hay estática. Avistamientos de objetos voladores no identificados, luces extrañas en el cielo. Algo está sucediendo y no es nada bueno, la alegría de los presentes en la sala se esfumó en cuestión de segundos, ahora solo veo miedo e incertidumbre.

—¡Esta es la Estación Espacial Humboldt, orbitando el planeta Acuarius X, Sistema Solar FD-5 en la vía Láctea! —otra voz habla en un tono desesperado—. ¡Esta es la Estación Espacial Humboldt al Planeta Tierra, Sistema Sol!

Como nadie se atreve a contestar, me acerco rápidamente al comunicador y pongo la frecuencia, siéndoles sincera, no sé lo que estoy haciendo, pero de alguna manera funciona.

—Aquí Planeta Tierra, Sistema Sol, los recibimos —contesto con tranquilidad—. ¿Qué sucede? ¿Cuál es su situación?

La voz se demora unos segundos que parecen eternos.

—Hemos recibido información de que la colonia Falandor ha sido atacada y parcialmente destruida por algo desconocido.

Luego de recibir aquella respuesta, aquella estación espacial manda un video que nos deja a todos estupefactos, antes de que la comunicación con la estación se corte de forma abrupta. En el video se visualiza como unas naves atacan a la colonia Falandor, mientras los invasores, empiezan a matar a todos los humanos que veían, sin importar que fueran niños. En ese instante me quedo en blanco mientras observo ese ataque, aquellas naves, esas armas estaban muy por encima de las nuestras, nuestra civilización aun usa las armas de fuego, pero las armaduras de los atacantes resisten esos ataques, los pocos soldados coloniales se defienden con lo que pueden, sin porcentaje de éxito.

Mi padre se vuelve hacia mí, en su semblante noto el miedo. No esperábamos que nos atacaran si avisar, tal vez malinterpretaron nuestro mensaje y lo tomaron con una amenaza o solo son hostiles, nuevamente el silencio se apodera de la sala, mientras los operadores intentan recuperar las comunicaciones para saber que sucede; llegan más audio-informes del resto de las colonias.




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