Las voces en el vacío

Segunda Parte: El contacto y la invasión (Diario de Zerid II)

3er Subperiodo, 8 de Xeridia, 8756 GY

Hoy hemos partido hacia el planeta Phides, el séptimo planeta de nuestro sistema solar. Nuestro objetivo es colonizarlo y expandir nuestro territorio. Estoy muy nervioso por mi primera campaña militar como guerrero. He pasado tres subperiodos entrenando para este momento, y espero poder llevar orgullo a mi familia y a mi raza.

No estoy seguro de qué esperar. La flota es impresionante, con naves de guerra y transporte llenas de guerreros y suministros. Me siento emocionado de ser parte de esta misión, pero también tengo miedo de lo desconocido. Me pregunto qué encontraremos en este planeta: si habrá resistencia, cómo nos recibirá la población local o si será un planeta deshabitado.

Formo parte del 7mo escuadrón de fusileros, cuyo objetivo es asegurar la zona y contener cualquier resistencia que encontremos. Mis compañeros y yo estamos usando las armaduras de combate y nuestras armas de plasma. La armadura está hecha de un material ligero pero resistente, capaz de absorber impactos y protegerme de daños letales. Tiene un sistema de refrigeración incorporado, que me mantiene fresco incluso en el calor de la batalla. La armadura también posee un sistema de comunicación integrado, que me permite comunicarme con mis compañeros de escuadrón y recibir órdenes de nuestros superiores.

El arma de plasma, la Vippe-5000, es una de las más avanzadas de nuestra flota. Puede disparar ráfagas de plasma a alta velocidad, capaces de penetrar incluso la armadura más resistente. El arma también tiene un sistema de mira láser, que me permite apuntar con precisión y asegurarme de que mis disparos sean efectivos. Además, tiene un sistema de recarga automática, que me permite seguir disparando sin tener que preocuparme por quedarme sin munición.

Sin embargo, ahora tengo una nueva duda que me carcome la cabeza: si vamos a colonizar un planeta, ¿por qué debe asistir todo un ejército? La presencia de un ejército completo parece sugerir que enfrentaremos resistencia o que hay peligros desconocidos en Phides. Quizás nuestro liderazgo tiene información que no se nos ha compartido, algo que justifica esta demostración de fuerza.

Mientras miro alrededor de la nave, veo las caras de mis compañeros, todos compartiendo la misma mezcla de emoción y ansiedad. Nos preparamos para lo inesperado, confiando en nuestro entrenamiento y en nuestras habilidades para superar cualquier obstáculo. Aunque las dudas persisten, sé que debemos mantenernos unidos y enfocados en nuestra misión. La colonización de Phides es un paso importante para nuestra raza, y estoy decidido a cumplir con mi deber con honor y valentía.

3er Subperiodo, 10 de Xeridia, 8756 GY

Hemos llegado al planeta Phides y hemos levantado una base temporal. Comenzamos a adentrarnos en el planeta, que es casi idéntico al nuestro. Unos nativos nos recibieron, y para nuestra sorpresa, hablaban nuestro mismo idioma y nos guiaron hasta su ciudad. Los ciudadanos de este planeta nos miraban con asombro, mientras Kael, mi mentor, observaba a los nativos con asco y repulsión.

Durante la noche, Kael y algunos soldados comenzaron el ataque contra la ciudad. La resistencia fue débil, y algo en esta situación me inquietaba profundamente. Los habitantes de este planeta parecían pacíficos, y no entendía por qué debíamos conquistarlos. Era más sencillo anexarlos de manera diplomática a nuestros territorios, y si solo veníamos por recursos, ¿no sería mejor una alianza comercial con ellos?

Vi a una mujer nativa devastada, mirando cómo su ciudad era destruida. Su esposo yacía muerto a su lado, y su hijo había sido llevado por los soldados. Me sentí avergonzado de ser parte de esto. ¿Por qué estábamos haciendo esto? ¿Qué habíamos ganado al conquistar a un pueblo pacífico? La imagen de esa mujer quedó grabada en mi mente, su dolor y desesperación resonando en mi corazón.

Incluso, un anciano nativo se acercó a mí y me dijo: "¿Por qué nos hacen esto? ¿Qué hemos hecho para merecer esto?" Me sentí sin palabras. No sabía qué responder. Me di cuenta de que no tenía una respuesta válida. La culpa y la confusión me invadieron, y por primera vez cuestioné seriamente nuestras acciones y motivos.

La batalla fue intensa, con disparos y explosiones por todas partes y numerosas víctimas. Me siento confundido, no sé qué estoy haciendo aquí. Me pregunto si esto es realmente necesario. Me he visto obligado a luchar y matar a seres que no me han hecho daño. Cada vida que arrebaté dejó una marca en mi alma. La sangre derramada, los gritos de dolor y las miradas de desesperanza me persiguen. Me siento enfermo, no sé cómo vivir con esto.

El peso de nuestras acciones se hace cada vez más pesado. La moralidad de nuestra misión se ha vuelto turbia, y me encuentro atrapado entre el deber y la compasión. Cada vez que levanto mi arma, me pregunto si realmente estamos haciendo lo correcto. La visión de los nativos indefensos, la devastación que dejamos a nuestro paso, todo esto me hace cuestionar los valores y principios que creía firmemente defender.

Mientras la noche avanza, los remordimientos y las dudas me consumen. ¿Es esta la gloria que imaginé al convertirme en un guerrero Zor-Veen? ¿Es esto lo que significa llevar orgullo a mi familia y a mi raza? La confusión y el dolor me llevan a replantearme mi papel en esta campaña y el verdadero costo de nuestra expansión.

3er Subperiodo, 14 de Xeridia, 8756 GY




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