Las voces en el vacío

Tercera parte: La guerra (Capítulo III)

El momento de la verdad ha llegado. Después de horas de preparación y viaje, finalmente estamos aquí, en la superficie de la Luna, listos para enfrentar al enemigo.

Me ajusto el casco y compruebo mi equipo por última vez. Mi corazón late con fuerza en mi pecho, pero trato de mantener la calma. Miro a mis compañeros, todos listos y preparados para la batalla. Nuestro oficial al mando, el teniente Zhang, da la señal y salimos de la nave. El paisaje lunar se extiende ante nosotros, con la base Selene en el centro. Veo movimientos en las sombras, y sé que los aliens están allí, esperándonos. Respiró hondo y avanzo hacia la base, preparada para disparar. Esto es lo que hemos venido a hacer. Es hora de luchar por nuestra supervivencia.

Todos avanzamos con cautela, cubriéndonos mutuamente mientras nos acercamos a la entrada de la base, Puedo sentir la tensión en el aire, y sé que mis compañeros están tan nerviosos como yo. De repente, una explosión se escucha a pocos metros de nosotros por lo que alzo la mirada y observo como una de las naves de transporte explota, luego una ráfaga de energía impacta en uno de los escuadrones; a pesar de las mejoras en los trajes de combate, la armadura resiste poco a las armas de energía del enemigo.

—¡Al suelo! —escucho gritar al teniente, a la vez se lanza tratando de contener el fuego, mientras de mis compañeros caen cual fichas de dominó.

Me lanzo al suelo, tratando de buscar cobertura detrás de una pila de escombros cercana. El fuego enemigo es intenso, y puedo sentir el calor de las ráfagas de energía impactando en el suelo a pocos metros de mí. Veo al teniente tratando de arrastrar a uno de los heridos hacia un lugar seguro, mientras que otros compañeros intentan devolver el fuego. Pero somos superados en número y armamento, y sé que no podemos mantener esta posición por mucho tiempo. Rápidamente configuro el Malvavisco a modo semiautomático y cambio a la munición de cianuro de mercurio y abro fuego disparando pocas ráfagas, derribando a algunos aliens, hasta volver a arrojarme al suelo cerca del cuerpo parcialmente destrozado de quien era nuestra líder de escuadrón.

Observo a Sofía y a los mellizos a lo lejos cubrirse en los escombros de la nave que había explotado y con señas les indico sus posiciones, John y Helena avanzan por la izquierda mientras Sofía se queda en su sitio esperando a que los mellizos entablen comunicación.

—Estamos en posición, enemigos a las tres en punto a treinta metros —recibo el mensaje de John y avanzó con lentitud seguida de Sofía, mientras los demás soldados disparan de forma descontrolada a todo lo que se moviera.

De repente, un alien emerge de las sombras y disparo sin pensarlo, y el alien cae al suelo gritando de agonía al sentir el impacto del cianuro de mercurio, sin embargo, los demás aliens reaccionan rápidamente, y pronto nos encontramos en medio de un intenso tiroteo. Me cubro detrás de una roca, disparando hacia los aliens mientras trato de encontrar una brecha en su defensa.

Le indico a Sofía que lance una granada aturdidora para distraer al enemigo.

—John, Helena; ¡cambien a munición de cianuro y disparen cuando escuches el estallido de la granada de Sofía! —exclamo por el comunicador mientras sigo disparando de forma pausada, tratando de ahorrar munición.

—Recibido —contestan y cortan la comunicación.

La granada aturdidora de Sofía explota con un fuerte estallido, y los aliens se detienen momentáneamente, confundidos. John y Helena aprovechan la oportunidad y desde su posición disparan con munición de cianuro de mercurio, alcanzando a varios aliens que caen al suelo. La brecha en su defensa es pequeña, pero es suficiente.

—¡Vamos, adelante! —grito mientras me lanzo hacia adelante cubriendo a Sofia, que ya para ese momento estaba demasiado asustada.

La batalla es un caos de sonidos y movimientos. Los aliens se lanzan hacia nosotros con una ferocidad inhumana, sus armas disparando ráfagas de energía que iluminan el paisaje lunar. Nuestros soldados responden con fuego de fusiles y granadas, pero los aliens parecen no acabarse. Uno de ellos se lanza hacia un grupo de soldados, y es abatido por una ráfaga de disparos, pero otros toman su lugar. Por cada alien que matas llegan diez en su lugar.

Algunos soldados retroceden y dejan de luchar para rápidamente ser asesinados; incluso el teniente retrocede con un grupo de soldados heridos mientras Paul trata de atender las heridas de los soldados.

Un soldado es alcanzado por una ráfaga de energía y cae al suelo, gritando de dolor. Otro soldado se lanza hacia él, tratando de arrastrarlo a un lugar seguro, pero es interceptado por un alien que lo derriba con un disparo. La batalla es intensa y confusa, con soldados y aliens luchando por cada metro de terreno. El aire está lleno de sonidos de disparos y gritos de dolor.

Avanzamos rápidamente, tratando de aprovechar el momento de confusión del enemigo. Los mellizos cubren nuestros flancos, disparando hacia cualquier alien que se atreva a acercarse. Yo me concentro en la entrada de la base, disparando al panel de la entrada, sin embargo, cuando ya iba a entrar, el teniente nos dice por los comunicadores que hay que retirarse hasta el punto de evacuación. Un poco dubitativa e irritada obedezco mientras me retiro del frente. ¿Por qué debemos retirarnos ahora, justo cuando estábamos a punto de tomar la base? Me doy la vuelta y veo a mis compañeros retirándose también, sus rostros cubiertos de polvo y sudor mientras algunos francotiradores realizan fuego de cobertura.




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