Las voces en el vacío

Tercera parte: La guerra (Capítulo IV)

Recapitulemos, ya han pasado doce meses desde que estalló la guerra y las cosas no es que hayan marchado tan bien que digamos. La Batalla de la Colonia Selene, que desencadenó las hostilidades, fue un total fracaso al principio, sin embargo, después de un cambio de estrategia y comandante en jefe, logramos invertir la situación y tomamos las bases enemigas en la Luna, para después de unos tediosos cuatro meses de combate recuperar nuestro territorio.

En Deimos y Titan, nuestras fuerzas masacraron al enemigo gracias al apoyo aéreo, hasta donde sé, fueron las batallas más cortas de ese primer año de guerra, no pasaron de un mes, pero no puedo decir lo mismo de la colonia de Encélado, el Gobierno Mundial Unificado la declaró colonia perdida y se dio la orden de destruirla con bombardeos nucleares, según los informes las pérdidas humanas fueron totales, tanto de civiles como de las Fuerzas de Defensa, aunque el enemigo se llevó la peor parte. Ahora hemos recuperado el control del sistema solar.

En otras colonias como las de la Galaxia de Andrómeda se reforzaron las defensas y ahora han desplazado a una flota para proteger ese territorio, gracias a las mejoras en el motor de torsión cuántico, los viajes se han vuelto casi instantáneos. Por otro lado, en los territorios más alejados del sistema solar, el enemigo atacó las colonias.

Por ejemplo, en el sistema solar DEV-34, las fuerzas alienígenas arremetieron con todo y aunque las defensas trataron de mantener el control, al final uno a uno, nuestros territorios caían.

Por lo menos, en una emboscada en la órbita de uno de los planetas donde se encuentra la colonia Lincoln, nuestras naves lograron acabar con un crucero de combate enemigo con un ataque suicida y en la Batalla espacial de Hermes (el primer combate entre naves) a pesar de la derrota, derribaron varias naves; tal vez no supuso un daño grande a su flota, pero por lo menos los frenó por un tiempo; el suficiente como para contraatacar.

Digamos que este primer año de guerra, los resultados han sido casi en nuestra contra, con una movilización de aproximadamente ochocientos mil soldados; las bajas son alarmantes y siguen aumentando, con algunos heridos falleciendo en el transcurso de los días o también con soldados desaparecidos, presuntamente capturados.

Bueno, ahora estamos en el segundo año de hostilidades, y con las defensas del sistema solar mejoradas ahora es momento de ir a atacar los territorios enemigos, pero primero déjenme contarles brevemente como es el día a día aquí, en la base orbital Sucre.

La rutina es monótona y agotadora, por lo general mi día comienza temprano, con un entrenamiento intensivo con los campos de realidad aumentada. Me sumerjo en simulaciones de batalla, practicando mis habilidades y preparándome para cualquier eventualidad. Luego, una ducha (bastante fría de hecho) me despierta completamente y me prepara para el resto del día.

Después de la ducha, paso un tiempo de descanso con mis compañeros. Jugamos a naipes, videojuegos, compartimos bromas pesadas y tratamos de olvidar, aunque sea por un momento, la guerra que nos rodea. Es un momento de relajación, de humanidad, en un entorno que nos ha vuelto tan duros. Con sinceridad, esta guerra nos ha vuelto más humanos; es irónico, ¿verdad?; cuando vivíamos en paz en la Tierra, todo era individualismo, superficialidad, frialdad y solo ir de un lugar a otro como una máquina.

Creo que encontré en esta situación algo que buscaba desde hace tiempo o no estoy segura; hay momentos en los que pienso en mamá, papá, William... pero la realidad vuelve a golpear pronto. La guardia es un recuerdo constante de nuestra situación. Después de todo, estamos en una base orbital y debemos estar siempre alerta, no sabemos cuándo el enemigo volverá a asaltar nuestras posiciones.

Hoy me toco la guardia, vigilo los sistemas, reviso los escáneres y espero a que termine mi turno, el tiempo pasa tan lento que, para no estar aburrida, me pongo a contar los vellos de mis brazos, mirando a las pantallas de los radares en todo momento hasta que llega mi relevo y puedo ir a "descansar". Así es siempre.

Bueno basta de mí y continuemos... luego de algunas batallas (en las que por suerte no he participado y de las que se muy poco), toca ir a prepararse para el nuevo asalto; según la capitán Takahashi, atacaremos el planeta Acuarius V, en el sistema solar Polaris, en zona hostil; a unos 200 años luz convencionales, que serían aproximadamente 2 semanas de viaje; según los drones centinelas, el planeta es una fuente de recursos bajo el dominio de Zulú (así llamamos al enemigo), por lo que tomar el planeta sería no solo una ventaja táctica sino también estratégica.

La capitán Takahashi nos reúne en la sala de estrategias para detallar el plan de ataque, en medio de la sala hay pantallas y hologramas que muestran imágenes del planeta Acuarius V, su geografía, su atmósfera y las posibles fortificaciones del enemigo.

—Nuestro objetivo es asaltar Acuarius V —la capitán mira a su alrededor, asegurándose de que todos escuchemos con atención—. Es un planeta rico en recursos... minerales, agua, todo lo que Zulú necesita para mantener a su ejército en marcha. Si logramos tomar el control del planeta, estaremos cortando una vía de suministros importantes para ellos.

Miro a mi alrededor, veo a mis compañeros de tripulación escuchando atentamente, sus rostros serios y determinados. Estamos todos conscientes de la importancia de esta misión. Si podemos tomar Acuarius V con éxito, podemos debilitar significativamente al enemigo y ganar una ventaja crucial en esta guerra.




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