Las voces en el vacío

Cuarta parte: El cese al fuego (Diario de Zerid I)

3er subperiodo, 28 de Lapus, 8757 GY

Estoy en una extraña habitación blanca con unas luces apuntándome directamente al rostro. Afuera solo escucho pasos y murmullos que no comprendo del todo. Lyra ha permanecido callada desde que nos encerraron aquí, como si se arrepintiera de haberme hecho caso.

De repente, la puerta se abre y entra una figura vestida de blanco, era una mujer con el cabello recogido y una expresión neutra; llevaba consigo un dispositivo parecido a un escáner, además la escoltaban dos humanos con las mismas armaduras negras portando aquel símbolo que había visto. Luego de entrar, ella se detuvo frente a mí y me observó con intensidad, parecía como si buscara algo dentro de mí.

Habló en su idioma y lo poco que llegué a entender fue que me iban a interrogar y a analizar al igual que a Lyra.

Me siento invadido, incómodo bajo su mirada y la presencia de los dos soldados, que permanecían inmóviles detrás de ella, sus ojos fijos en mí como si esperaran una señal para actuar. La mujer ordeno que me llevaran junto a Lyra a la habitación de interrogatorios.

Ni ella ni yo nos opusimos, solo bajamos la cabeza al momento que los llevaban; sea como sea, estoy seguro de que luego de esto, nos ejecutaran o usaran como conejillo de indias.

Al ingresar a dicha habitación, observé a una mujer sentada con los brazos cruzados, estaba impaciente debido a la larga espera; al dejarnos solos, los soldados nos hicieron sentar, el ambiente se puso pesado y nadie se atrevió a decir nada, solo se escuchaba la respiración de aquella mujer.

Miro como saca el dispositivo traductor y murmura algo que no puedo escuchar, pero por su expresión deduje que no sabía encenderlo. Acerco mi mano y tomo el dispositivo para alejarlo de ella, asentí con la cabeza tratando de decirle que puedo entender su idioma, al mismo noto como los soldados me apuntan con el arma.

"¿Quiénes son?" me preguntó ella con un tono de voz frío, posando sus codos en la mesa y mirándome fijamente, como un depredador acechando a su presa.

Con dificultad le respondí: "Yo zoi Zerid y eya e Lyra, zoms dl plnet Ymai", los nervios me invadieron, pero poco a poco me fui calmando.

Aquella mujer continuó preguntándome cosas que no eran tan importantes, hasta que hizo la pregunta que ya esperaba que me hiciera, vi cómo se levantaba y caminaba alrededor de la mesa mientras mi mirada la seguía, ella mantenía sus brazos detrás de su cintura y de vez en cuando se acomodaba el cabello.

"¿Qué hacían en aquel planeta?" dijo ella sin voltear a mirarme, pero su voz era suficiente para volver a ponerme nervioso, y justo cuando iba a responder, Lyra toma la palabra y con una voz fuerte, casi gritando le dice: "xortj eds diro matien", la mujer volteo la mirada y antes de que diga algo yo añado: "kizo dcir ke soms dsertores"

El tiempo se ralentizo durante el resto del interrogatorio hasta que luego de unas horas, nos llevaron de regreso a la habitación, tras quedarme solo con Lyra, ella empezó a llorar, abrazándose a sí misma y manteniendo una considerable distancia de mí.

Ahora solo queda esperar al nuevo día y tal vez un nuevo interrogatorio.

4to subperiodo, 6 de Lapus, 8757 GY

Llevo aquí ya ocho días y aunque nos mantienen bien alimentados, algo irónico; no sabemos nada de lo que sucede afuera, de vez en cuando nos llevaban a hacernos pruebas y análisis, una más horrible que la anterior.

La pobre Lyra tuvo que soportar varias de estas pruebas, y cada vez que la veía regresar a nuestra celda, notaba en sus ojos una chispa menos de esperanza. Su silencio se había vuelto casi absoluto, como si hubiera renunciado a cualquier posibilidad de salir con vida.

¿Qué era lo que buscaban en nosotros? ¿Por qué nos sometían a estas pruebas inhumanas?

Tal vez simplemente están disfrutando el torturarnos por las tantas bajas que mi raza ha provocado en estos años de hostilidades; o solo lo hacen por entretenimiento, no lo sé con exactitud, pero es horrible escuchar las risas descontroladas de los soldados y de los científicos; sinceramente es más agradable escuchar disparos y explosiones que esto.

Dormir es casi imposible por los constantes ruidos que escucho en mi subconsciente, me quedo en vela casi todas las noches; incluso Lyra despierta con pesadillas; temblando y hasta llorando.

Nunca podré negar que soy culpable de que ella esté aquí, sufriendo y viviendo un infierno peor que la guerra.

4to subperiodo, 9 de Lapus, 8757 GY

Hoy una doctora entró en la habitación con órdenes de llevarse a Lyra a otro lado; aunque traté de frenarla, los soldados que la acompañaban, me dispararon unos objetos que me produjeron descargas eléctricas, mis gritos se escuchaban por la habitación al mismo tiempo que veía como sacaban a Lyra de la habitación.

Con dificultad, me incorporo y observo la ventanilla de la puerta. La imagen de Lyra siendo arrastrada fuera de la habitación sigue grabada en mi mente. Me siento en el suelo, exhausto y desesperado. Comienzo a golpear el suelo con los puños, desahogando mi rabia y desesperanza. Los gritos que salen de mi garganta son casi inhumanos, llenos de dolor y desesperación. La voz se me va destrozando, pero no puedo parar.




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