Las voces en el vacío

Cuarta parte: El cese al fuego (Diario de Zerid II)

7mo subperiodo, 8 de Lapus, 8757 GY

Esta guerra se ha prolongado demasiado; en las noches tengo pesadillas donde me veo acabando con la vida de mi propia gente; desde recién nacidos hasta ancianos, sin distinción; para luego; verme en un espejo y darme cuenta que mi apariencia es la de un monstruo deforme, solo con dos cuencas vacías por ojos y un agujero por boca.

Cada noche es un castigo interno donde la oscuridad es única testigo de lo que he hecho, de las vidas que he arrebatado y la traición que he cometido hacia mi pueblo. Algunas veces converso con Lyra sobre cualquier tema, pero no puedo evitar sentirme incomodo, luego de verla enfrentar y abatir a nuestros ex compañeros.

Cuando me dijo que solo lo hacía como un consuelo tonto luego de enterarse (no sé cómo) de que su familia fue ejecutada luego de que desertara, sentí una mezcla de tristeza y comprensión. Esta guerra nos ha arrebatado tanto, y cada uno de nosotros encuentra formas diferentes de lidiar con el dolor y la pérdida. La culpa y la desesperación son mis constantes compañeras, y me pregunto cuánto tiempo más podré soportar esta carga.

Por otro lado; mi relación con los soldados de la Sgto. Magallanes ha empeorado a cada momento. Un día, durante un patrullaje, casi fui impactado por una granada lanzada a propósito por mis compañeros. La explosión fue tan cercana que sentí el calor abrasador y la onda expansiva me lanzó al suelo. Apenas pude levantarme, aturdido y con los oídos zumbando, mientras mis compañeros se reían a lo lejos, disfrutando de mi sufrimiento.

Fue un intento claro de deshacerse de mí, un pedazo de excremento entre sus filas, alguien en quien nunca podrán confiar plenamente. Desde ese día, me mantengo en constante alerta, sabiendo que cualquier movimiento en falso podría ser el último. La paranoia se ha convertido en mi compañera constante, y cada interacción con ellos está cargada de desconfianza.

La Sgto. Magallanes es la única, quien a pesar de la fuerte discusión que tuvimos hace varios días, ha sido bastante tolerante con mi presencia. Pero los soldados bajo su mando no comparten su pragmatismo y me siguen considerando un enemigo. Cada día, la tensión se vuelve más insoportable, y la sensación de aislamiento se profundiza.

7mo subperiodo, 10 de Lapus, 8757 GY

Cada vez que cierro los ojos, me encuentro sumido en un ciclo de horror que parece no tener fin.

En una de las nuevas pesadillas, me encuentro en un vasto desierto, rodeado de las sombras de mis camaradas caídos. Sus figuras espectrales me observan con ojos vacíos, sus rostros desfigurados por el dolor y la traición. Intento hablarles, pedirles perdón, pero mis palabras se pierden en el viento, inaudibles y sin sentido. De repente, el suelo se abre bajo mis pies y caigo en un abismo sin fondo, rodeado de sus gritos acusadores.

Otra pesadilla recurrente me lleva a un campo de batalla cubierto de niebla. La visibilidad es casi nula, y cada paso que doy es un riesgo. De la niebla emergen las figuras de mis padres. Pero sus rostros están distorsionados por el odio y la desesperación. Me atacan sin piedad, y aunque intento defenderme, mis armas se desintegran en mis manos. La sensación de impotencia es abrumadora, y el dolor de sus golpes es tan real que me despierto temblando y e hiperventilando.

En una tercera pesadilla, me encuentro en una ciudad en ruinas, caminando entre los escombros de lo que alguna vez fue un hogar. Los edificios están derrumbados, y el aire está lleno de polvo y cenizas. De repente, escucho el llanto de un niño. Sigo el sonido hasta encontrar a un pequeño escondido entre los escombros. Cuando me acerco para ayudarlo, su rostro se transforma en el de un anciano, y sus ojos reflejan todo el sufrimiento de mi pueblo. Me despierto con el eco de su llanto resonando en mis oídos.

Estas nuevas pesadillas me dejan exhausto, física y mentalmente. Cada vez que despierto, estoy empapado en sudor y con el corazón latiendo frenéticamente en mi pecho. La realidad de mis días no es mucho mejor, pero al menos no tengo que enfrentar a esos fantasmas que me persiguen en la oscuridad.

Hay momentos en donde para tratar de olvidar estos perturbadores sueños, voy a la habitación de Lyra a conversar en la oscuridad sobre cualquier cosa, teniendo a veces charlas estúpidas; sin embargo, cada conversación se vuelve más monótona que la anterior. Al igual que yo; ella misma también lucha con sus propios demonios y aunque creo que compartimos el mismo dolor, ninguna palabra puede realmente mitigar el peso de la culpa.

Con un dolor en mi pecho; no sé cuánto más podré soportar estas noches de tormento antes de que mi mente se quiebre por completo.

7mo subperiodo, 13 de Lapus, 8757 GY

Las pesadillas se han vuelto más intensas y persisten incluso cuando estoy despierto. Últimamente ya no distingo entre realidad y delirio, y cada vez es más difícil mantener el control sobre mis pensamientos, he visto sombras, escuchado voces y gritos.

Hoy, mientras patrullaba, tuve un episodio que me dejó temblando. Un ruido repentino me hizo girar. Al darme la vuelta; claramente vi a un ex compañero guerrero, alguien de los que abatí en combate periodos atrás. Su figura espectral me observaba con una mirada vacía, acusadora y mientras sonreía de una forma macabra, sus labios formaban palabras que no podía escuchar. Mis "compañeros" no notaron nada, pero yo sentí que estaba al borde de un abismo a punto de caer.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.