El cuarto año de hostilidades está aquí y con ella nuevas masacres.
Han pasado tantas cosas que voy a ser breve: luego de tomar el planeta LD-520 e informarme de las demás batallas, las cosas se pusieron digamos no muy buenas. Me sentía del asco al tratar a Zerid como basura, cuando solo era una víctima más en esta guerra, tanto así que varias semanas después de la discusión que tuve con él, quise remediar las cosas y supongo que la suerte estuvo de mi lado, porque en el almuerzo él se presentó ante mí, la posterior conversación que tuvimos fue bastante larga y sincera. Zerid ha sido el único con quien me he abierto mucho.
Por otro lado, en mi unidad, Hell Knights, las cosas penden de un hilo. Mis interacciones con Zerid y su compañera han provocado en mi equipo una notoria división que por suerte no escalo a mayores. Por una parte, están los que se han acostumbrado a la presencia de esos dos; eso incluye a Helena, quien aun con el odio y asco que le tiene a Zerid ha aprendido a tolerar y trabajar con él. Por la otra parte, están los que aún no aceptan que en nuestras filas haya dos guerreros Zulú. Es tanta la insubordinación que los he castigado de varias maneras, asegurándome que no se repita.
Para finalizar, las batallas de este año se cuentan por montones; de las cuales solo voy a nombrar unas, es decir de las que estoy enterada y en las cuales mi equipo participo. En fin, comencemos: La batalla de Llurn Q fue la primera batalla de este nuevo año donde las Fuerzas de Defensa acabaron con las defensas del planeta, pero con grandes bajas, si no hubiese sido por la intervención de las unidades cyborgs, habríamos iniciado mal el año.
La Batalla de Sylles fue la primera derrota humana en este año de hostilidades, pues Zulú tendió una emboscada a las Fuerzas de Defensa, lo que provocó que las unidades en combate se desorganizaran en su totalidad y sean masacradas; a tal punto que las fuerzas restantes se debieron retirar. En la Batalla de Gorix, una batalla en la que mi unidad participó, aunque sin Zerid, aplastamos cual cucarachas al enemigo, mientras ayudábamos a los nativos a reestablecerse.
Y en la Batalla del Garvis 96, bueno el resultado quedo indefinido; el combate aéreo fue una total locura, con naves Zulú y cazas destrozándose mutuamente lo que llevo a una retirada de ambos bandos, dejando el control del planeta incierto.
Hubo otras batallas como la de la colonia Jerusalén, que acabo con victoria humana y la Segunda Batalla de Valtor X, mientras el año pasado, Zulú tomo el control del planeta, en este las Fuerzas de Defensa tuvieron una victoria decisiva que acabo con el dominio Zulú no solo en el planeta si no también en algunas lunas adyacentes.
Pero regresemos al presente; ayer llegaron Melissa junto con Aki a una reunión con el general Pérez y algunos miembros de inteligencia, solicitaban que estuviera presente por haber sido quien llevara al pequeño dos años atrás al alto mando. La reunión es en unas horas, por lo que con calma me preparo; siendo sincera, estoy emocionada por volver a ver al pequeño, quizás ya no tan pequeño.
La reunión se lleva a cabo en una sala austera, con pocas distracciones. Melissa y el pequeño Aki están presentes sentados en medio y alrededor las sillas para los oficiales, de los cuales solo reconozco a López, ahora capitán y al sargento segundo Belov que sigue con su rango.
Mientras estoy sentada, la pantalla holográfica se enciende y el general Pérez aparece en silencio, luego de levantarnos y hacer el saludo, nos sentamos a esperar a que el general hable.
—Buen día —dice mirándonos con seriedad—. Como saben, este cuarto año de guerra; se espera sea el último. Las Fuerzas de Defensa han tenido un desempeño casi perfecto en las primeras batallas.
—Ni tan perfecto, en otras batallas nos han hecho pedazos señor —contesta Belov con la misma seriedad—. Sin embargo, no comprendo como Inteligencia supo de los planes del enemigo y anticiparse en algunos combates.
—La respuesta está frente a usted hijo —añade el general—. Ese niño Zulú es nuestra arma secreta.
Hay un silencio tenso en la sala mientras todos procesan las palabras del general. Durante varios minutos, nadie entiende completamente lo que quiere decir; algunos piensan que Aki es simplemente un soldado más de las Fuerzas de Defensa, mientras que otros consideran la posibilidad de que sea un espía. Finalmente, el general rompe el silencio y explica en detalle lo que quiere decir. Sin mencionarme, dice que Aki está conectado al subconsciente del enemigo y que, gracias a esa conexión, él pudo proporcionar información crucial que ha permitido anticiparnos a los movimientos de Zulú.
La revelación sobre Aki deja a todos en la sala atónitos. La idea de que un niño Zulú pueda brindar información tan crucial resulta, para muchos, inverosímil. La incredulidad se refleja claramente en sus rostros, y algunos incluso miran al pequeño con duda y desprecio, incapaces de aceptar que alguien de la misma raza del enemigo nos ayude en la guerra.
A medida que el tiempo avanza, el general hace una pausa luego de finalizar la explicación sobre Aki. Finalmente, retoma la palabra y detalla el próximo asalto, pues ahora nos toca ir a la Galaxia M81, la cuna del territorio Zulú, al mismo tiempo que nuestras fuerzas restantes limpiarán los últimos planetas de la Vía Láctea y la Galaxia de Andrómeda que siguen bajo dominio enemigo.
—Nuestro próximo asalto será el planeta Crorth X, las demás fuerzas asaltaran los planetas Elysia, Xylos y Parus —el general se detiene en seco por unos segundos—. Que sea el pequeño quien nos diga lo que planea el enemigo.
Editado: 13.01.2025