2do subperiodo, 5 de Trao, 8757 GY
La estadía en la base Churchill fue distinta a otras, al menos para mí. De ser el rechazado, el aislado a ver cómo era invitado a convivir, era una experiencia nueva en toda regla; en Crorth X no había oportunidad para socializar por temor a alguna emboscada o escaramuza. De hecho, me han invitado varias veces a jugar con unos rectángulos que tenían dibujitos de corazón, rombo, arbolito, un corazón al revés y unas personas, intercalados en colores negro y rojo. Me explicaban las reglas de lo que jugaban y a pesar de no entender al completo, jugué varias rondas, solo para perder casi todas.
Otras veces, me invitaban a jugar con unos dispositivos con botones e interruptores que se mueven en varias direcciones mientras en una pantalla veía a personas siendo controladas con esos dispositivos y los más irónico, es que estando en una guerra real, los soldados se divierten en estos descansos precisamente en una guerra virtual; es como si la misma destrucción y caos que tenemos que aguantar todos los días; sea una forma de distracción.
Las horas de comer eran bastante animadas, aunque la gastronomía humana es bastante extraña, me costó mucho adaptar mi organismo a ese estilo de alimentación, pero he de admitir que es bastante agradable comer algo nuevo. Los olores y sabores eran una mezcla de lo familiar y lo desconocido, y cada comida se convirtió en una pequeña aventura culinaria.
Siento que, por fin, encontraba en quienes en un principio fueron mis enemigos; una compañía, un equipo, una familia; algo de lo que poco a poco me iba dando cuenta, carecía en mi planeta. A pesar de que reconozco que soy una herramienta para los humanos, por lo menos, esta aceptación se siente más autentica, más natural, más sincera.
Al final solo somos objetos para la sociedad y depende de la misma sociedad, la manera como ser tratados.
2do subperiodo, 7 de Trao, 8757 GY
La Tte. Magallanes, se ha reunido hoy con los altos mandos de las fuerzas humanas junto al resto de oficiales y nos ha dado la noticia de que invadirán mi planeta mientras le hacen creer a las fuerzas Zor-Veen que los humanos dejaron vulnerable la Tierra, una estrategia muy arriesgada, pero tomando en cuenta que mi raza esta casi vencida, hay más probabilidades de que funcione a sea un total fracaso.
Unos días antes del ataque, la Tte. nos había reunido a todos en la cafetería, acto seguido se paró en una de las mesas y nos habló. No esperaba que se mandara todo un discurso bastante motivador, hasta incluyo a Lyra y a mi cuando dijo: "háganlo por aquellos que desertaron y decidieron luchar contra los suyos". Pero, por otro lado, me dolerá destruir a mi propia civilización, después de todo, quienes sufrirán por el daño que las Fuerzas de Defensa harán serán los civiles.
Después de que terminara de hablar, me acerqué y pregunté a la Tte. porque dejo que Lyra asesine cruelmente a Fyris, cuando había dicho que los prisioneros no se tocan; ella simplemente me respondió: "Prefiero que ella se desahogue, a que en la batalla mate sin escrúpulos". Fue una respuesta muy simple a mi parecer, pero no dije absolutamente nada, para evitarme problemas.
Durante tres días, estuvimos entrenando con tanta exigencia que más parecía tortura que otra cosa, pero lo que más destaca de todo es que mis compañeros están más motivados que antes; una vez fue tanta la moral que, en medio de una simulación de combate, cometimos un error demasiado estúpido. La Tte. nos llamó la atención con demasiada dureza, más que en otras ocasiones, recalcando que esos mismos errores casi provocan la derrota en el tercer año de guerra.
En los cortos descansos que tenemos, de vez en cuando recorro los pasillos de la base lentamente, pensando en cosas que ya son casi sin importancia, sin embargo, a pesar de que los soldados de la Tte. me ven como uno más; para la mayoría de los soldados solo una sucia rata que no vale nada, pero intento que no me afecte.
Al final luchamos contra un mismo enemigo.
2do subperiodo, 10 de Trao, 8757 GY
Hoy, el sonido ensordecedor del motor de la nave de bajada resonaba en mis oídos mientras observaba el bullicio de ingenieros, técnicos y oficiales que se preparaban afuera. Ha llegado el momento tan esperado por muchos, aunque mis sentimientos se mezclan entre la determinación y la incertidumbre. Estoy decidido a poner fin a todo esto.
En el momento del embarque en la nave de bajada, Helena apareció inesperadamente. La observé hablar brevemente con la Tte. antes de abordar. La nave despegó y, por unos minutos, reinó el silencio en la cabina. Helena se sentó frente a mí y, de repente, hizo algo inesperado.
"Lamento mucho cómo me comporté contigo, gracias por salvarme la vida", dijo, dejándome pasmado. No supe qué responder al principio, así que me levanté, tomé aire y estreché su mano: "Está vien, entiendo tu pozición... conpartir filas kon un enemigo ez impocible de aceptar", mi español fue deficiente como siempre. Nuestra conversación posterior fue sencilla; no tocamos muchos temas, pero se notaba la diferencia comparada con nuestras charlas anteriores.
Durante el resto del viaje, todos observamos en las pantallas de la nave cómo los cazas de la Flota Espacial combatían en el Sistema Solar. Derribaban y destruían varias naves Zor-Veen mientras estas respondían con fuego preciso y desesperado. La batalla se desarrolló con desventaja para los humanos hasta la órbita de Júpiter, donde los combates se volvieron más agresivos. Por desgracia, no pudimos ver el resto de la batalla, ya que nosotros nos enfrascamos en otra a la vez descendíamos.
Editado: 19.01.2025