Isis Pov
¡Voy a matar a los chicos!
¿Cómo se les ocurre dejarme sola con Max?; No es que me moleste... De hecho, es todo lo contrario, pero no tengo ni la menor idea de sobre que hablarle.
— ¿Y cómo van las cosas con Vanessa? —le preguntó y si Mike estuviera en frente de mí en estos momentos me habría pegado un par de cachetadas nadamas para que se me quite lo Idiota.
¿Es enserio que le acabo de preguntar sobre su exnovia?
— ¿Qué? — Pregunta Max sorprendido ante la mención de Vanessa. —La verdad no he sabido nada de Vanessa desde ese día en su departamento, me ha llamado un par de veces, pero no le he querido contestar y aparte tengo algo de trabajo en el hospital —Responde sin quitarme la mirada de encima—¿Porque la pregunta? — cuestiona.
—Simple curiosidad... —respondió sin interés.
— ¿Quién es Braulio? — me pregunta.
— ¿Por qué? — contratación.
—Te sonrojaste cuando tu prima lo mencionó—Noto su tomo un poco molesto.
—Como lo dijo Leysi.... Era mi vecino—le respondo simple.
— ¿Solo eso? —pregunta.
— ¿Por qué? —
—Por esto.... — susurra y me besa...su acción me sorprendió, pero hay algo dentro de mí que me anima a responder el beso que hasta este momento me había dado cuenta que mis labios estaban inmóviles.
Sus labios son suaves y tibios y hay algo en el que me insista a darle paso a este sentimiento que Max ha despertado en mí. Me toma suavemente de la nuca, como si tuviera miedo de que me aleje y para alejar ese miedo, rodeo con mis brazos su cuello y me acerco más a él.
Poco a poco voy cediendo y su lengua entra en mi boca, tímidamente hago contacto con la suya.
Estamos así por un rato más, hasta que necesitamos del maldito aire para respirar.
—Max… —susurro su nombre después de separarnos. Tomándome por sorpresa, tira de mí y me sube sobre sus piernas.
—Esto está mal—susurra con la cara enterrada en el espacio de mi cuello. —Soy tu médico— levanta el rostro y me mira a los ojos—No es ético que yo tenga una relación amorosa con mi paciente—
—Entiendo... —digo antes de bajarme de sus piernas.
—No me malinterpretes…—pide y quiero darle un golpe en estos momentos, no importa lo guapo que este el hombre—Me gusto el beso—dice tomando mi mano entre las suyas y yo de tonta lo dejo hacerlo.
Algo dentro de mí se activa, algo llamado dignidad.
—Por favor Maximiliano, te pido de la manera más atenta que te retires del apartamento, te agradezco tu compañía y lo que estás haciendo por ayudarme con respecto a mi padre—hablo lo más fría posible.
Max nota mi cambio y se pone de pie.
—Conozco la salida—habla antes de salir del apartamento azotando la puerta.
Aparte de que yo soy la rechazada, ¡El hombrecito se hace el ofendido!
Max Pov
De verdad no sé qué tengo en la cabeza
¿Por qué demonios la bese?
Soy su medio y eso no está bien.
Rápidamente salgo del edificio donde vive Isis y camino hacía mi auto, abro la puerta y antes de arrancar y salir a carretera, marco el número de Matt.
— ¿Todavía estas en el hospital? — le pregunto.
—Hola, por cierto, yo estoy bien, ¿Y tú qué tal? —responde sarcástico mi amigo al otro lado de la línea.
—Lo lamento Matt es que paso algo con Isis —le explico.
— ¡Al fin te le declaraste! —exclama sorprendido.
—Todo lo contrario... —le explico. —Volviendo al principio, ¿Sigues aún en el hospital? —
—Sí, aún faltan un par de horas para que se termine mi turno, ¿Vienes para acá, cierto? —
—Sí, te veo en tu consultorio en 40 minutos—
—Está bien, aquí te veo—hablo y doy por terminada la conversación.
Conduzco tratando de llegar lo más rápido que puedo al hospital, pero como siempre el tráfico de la ciudad aumenta a esta hora, se me había olvidado que muchos oficinistas salen de trabajar a esta hora.
Paro el carro ante el semáforo que lanza la luz roja e involuntariamente lleva a mi mente el recuerdo de nuestro beso.
Como sus tibios y carnosos labios encajaron a la perfección con los míos.
Como nos besamos hasta dejarnos sin aliento.
Como nuestras lenguas se juntaron en un húmedo beso que me hizo perder la cordura durante unos momentos.
El claxon del auto de atrás me saca de mis pensamientos y observo el semáforo, me doy cuenta de que ya está en verde y avanzó.
Después de conducir durante en largo rato llegó al hospital con 20 minutos de retraso, correspondo los saludos de mis compañeras y compañeros de trabajo y me dirijo al consultorio de Matt. Abro la puerta y como ya me lo esperaba Cari esta hablo con Matt, me imagino que la ha puesto al tanto de lo que está pasando.
— ¿Y ahora qué hiciste Maximiliano Lombardo? —pregunta Cari poniéndose de pie y cruzando los brazos sobre el pecho.
— ¿Cómo sabes que hice algo? —Contraataco y entro al espacio cerrando la puerta.
—Dijiste que había pasado algo con Isis y por tu tono de voz, se perfectamente que la has cargado o ¿Me equivoco? —habla Matt ahora.
—Bese a Isis... —le cuento. No daré detalles de ese momento porque es solo mío.
—No veo ningún problema en eso—dice Cari.
—La cuestión está en lo que paso después…—les dijo.
— ¿Qué pasó después? —pregunta con interés Cari.
—Le dije que estaba mal... —
— ¡Y ahí es donde la cagaste! —exclama Matt.
— ¡Hay Maximiliano, te pasas de Idiota! —me regaña Cari. —Isis te gusta, ¿Por qué solo no se lo dices? —
—Es anti-ético, ¡Ella es mi paciente! — les digo a los dos.
— ¡Y eso que! —me grita Matt.
— ¡No seas idiota Maximiliano!, Ese no es ningún impedimento; Acuérdate que tu Madre y tu Padre se reconciliaron cuando fue su paciente—casi me grita Cari.
Ahora que lo pienso, me pase de Idiota