Isis Pov
Estaba tan feliz por la noticia que había recibido hace unas horas de que por fin podre bailar ballet en una prestigiosa compañía; todo el esfuerzo de mi madre será recompensado. Aún recuerdo cuando le dije que quería bailar ballet profesionalmente; tenía miedo de cómo iba a reaccionar ante esa noticia e incluso llegue a pensar que no me apoyaría más porque al ser maestra de preparatoria la mayoría de sus alumnas se decidían por disciplinas como la ingeniería y la arquitectura e incluso la medicina y yo pues…fui la única en decidirse por algo más artístico.
“No todos son buenos para las matemáticas o para el dibujo, pero si tú eres buena en el baile; lucha por ser la mejor en todo lo que hagas” — Fue lo que me dijo la noche en la que mande mi solitud a la academia.
El sonido de la puerta abrirse me saca de mis recuerdos y veo a Esther y a Mike entrar y por su aspecto parece que la fiesta estuvo fenomenal. Aunque la cara de fastidio de Mike da la impresión de otra cosa.
— ¿se puede saber que les paso? —los señalo de arriba abajo a ambos.
—En primer lugar—empieza Mike—la fiesta estuvo super genial…—como me lo suponía —pero un tipo se quiso sobre pasar con Esther; como ya estaba algo tomado empezó a tirar golpes por todos lados, yo logre esquivar la mayoría, pero las demás personas que estaban en el canta-bar no y al último fue todos contra todos. Para acabarla llego la policía y pasamos toda la noche encerados—finaliza
— ¿Por qué no me llamaron? — Les pregunto enojada, les pudo pasar algo ahí adentro o en el canta bar y yo ni por enterada —Hubiera ido por ambos—
—Justo cuando estaban dando los turnos para hablarle a alguien, el mismo borracho se le ocurrió golpear al policía; este se enojó y nos dejó a todos en una sola celda… menos al borracho, que a él lo metió en otro lugar— habla Esther dejándose caer en el sillón de la sala. —Gracias por el café— me dice cuando le doy la taza que era para mí.
—Al parecer no fueron los únicos que tuvieron problemas con borrachos la noche de ayer—les cuento mientras sirvo otras dos tazas de café.
— ¿Qué sucedió? —pregunta Mike.
—Max vino aquí ayer en la noche…—empiezo a hablar y el gesto pícaro de Mike me hace imaginar lo que está pensando—estaba muy tomado pero el problema no estuvo ahí; sino me beso y después pregunto: ¿Verdad que tú no eres igual a ella? —
— ¿A quién se refería con “ella”? —pregunta interesada Esther.
—A su ex prometida; la que lo engaño. En si lo que me molesto fue el hecho que me comparara con esa mujer y más después de haberme besado como hasta la fecha no lo ha hecho…— digo lo último un poco avergonzada— parece que no me conociera—
— ¿Entonces se emborracho por ella? — pregunta Mike.
—Al parecer si—respondo. —Nos peleamos por una persona que ya no está en si vida, pero al parecer en su mente si, después de mandarles el mensaje a ustedes él era al primero en el que pensé llamarle y luego sonó el timbre de la puerta. Lo vi al él y antes de que pudiera preguntar que, hacia ahí, me dijo lo que ya saben. Quería contarle lo de mi trabajo y al final terminamos peleados—
— ¿Sigue durmiendo? — pregunta Mike.
—Lo eché del apartamento apenas despertó— les cuento mi super mañana— no me molesto que llegara borracho; todos alguna vez lo hemos hecho más tu—señalo a Esther ya que una vez nos emborrachamos y le fuimos a cantar al chico que le gustaba a ella. De lo más horrible, pero sin el alcohol en nuestras venas no hubiéramos tenido el valor de hacerlo. Pero volviendo al tema…— No estoy enojada sino dolida; porque sé que es poco tiempo el que llevamos de conocernos, pero ya debe haber sabido que no soy igual a Vanesa y mucho menos a Carlota—
—Te dejamos sola una noche y mira todo lo que sucede—comenta Mike dándole un toque de humor al asunto; como es habitual en él. Y se lo agradezco.
—Pero pasando a otro tema mucho más interesante; cuéntanos todo sobre tu nuevo empleo soñado—pide Esther. Y le cuento que el lunes debo de estar en el Teatro Minskoff a la hora acordada.
Max Pov
¡Soy un maldito idiota! Es lo primero que pienso y sé que nadie me dirá lo contrario. Admito que el peor error de un hombre es compara a las mujeres y más que como el estúpido que soy, estoy comparando a Isis con Carlota una vez más. Cuando Cari se entere de la nueva estupidez que cometí ahora si me mata.
—Gracias— le digo al taxista cuando estaciona frente a mi edificio. ¡Todo por culpa de Matt! y como si lo hubiera invocado, una llamada de parte suya entra a mi celular — ¿Qué quieres idiota? —
—Tuve sexo con Tessa—me dice rápidamente y ante la sorpresa casi tropiezo con la señora Bundy y su molesto cachorro.
—Ahora sí que estas jodido Matthew Miller—es lo único que puedo decir.
— ¡Ya lo sé! —contesta casi gritando; escucho el sonido de un clackson en el fondo.
— ¿Dónde estás? — le pregunto, porque si se fue del departamento de Tessa, está más que jodido.
—En un taxi rumbo a mi apartamento—contesta.
— ¿Te fuiste antes de que despertara? —le pregunto y el silencio me confirma que el muy estúpido hizo exactamente eso— ¡Eso era lo menos que tenías que hacer!, tenías que haber hablado con ella—lo regaño, “tu mejor ni hables Maximiliano” dice mi traicionero subconsciente.
— ¿De qué querías que hablara con ella? —pregunta, alterado al otro lado de la línea— ¿de qué me encanta?, ¿De que cada vez que salgo del quirófano lo primero que siempre quiero y deseo ver es la sonrisa que esa pelirroja tiene? ¿De qué amo cada una esas pequeñas pecas en su nariz y que tanto odia? Oh mejor aún; ¡Que estoy enamorado de ella desde la universidad! —grita lo último y por fin este hombre terco reconoció lo que siente por mi amiga.
—Por supuesto que tenías que haber hablado con ella— le contesto ahora.