Max Pov
De regreso en Nueva York, a pesar de que es 27 de diciembre el espíritu navideño aún se conserva; lo cual es raro, ya que para estas fechas las ansias por celebrar el año nuevo son las que se hacen presentes en todos los neoyorquinos.
Camino hasta el consultorio de mi mejor amigo y entro sin tocar, ya que sé que no tiene citas aun y lo veo sonriendo como idiota a la pantalla de su celular.
¿Así me veo cuando Isis me manda mensajes?
—¿Por qué tan feliz amigo mío? —le pregunto captando su atención—No creo sea que porque estoy de regreso en la ciudad— le cuento y comienzo a caminar hasta estar sentado en una de las sillas que están frente a su escritorio.
—Tienes toda la razón, no es por ti. Sino por un motivo mucho más importante... ¿Adivina quién está de novio con la Madre de hijo? —me dice y no lo puedo creer, ¡al fin estos dos están juntos!
—¡Ya era hora! —le respondo feliz y camino hasta quedar frente al Matt que se puso de pie y darle un fuerte abrazo.
—Veo que ya le disté la noticia— comenta la voz de Tessa y la vemos de pie en el umbral de la puerta.
—¡Al fin este cabeza dura reconoció lo que siente por ti desde la universidad! —le cuento.
—Tuvo mucha ayuda de su amado suegrito—dice mi amiga burlona y mi lado chismoso se activa.
—¿Qué fue lo que el tío Erick le hizo? —
—Amenazó con llevarse a Tessa a Chicago porque según él; allá podía estar mejor cuidada—responde mi amigo.
—Y supongo que ese fue el detonante para que reconocieras tus sentimientos—digo.
—Si— responde y rodea a mi amiga con su brazo a la altura de la cintura— Y siento que ha sido la segunda mejor decisión de mi vida—cuenta mientras la mira y ella hace lo mismo con él.
—¿La segunda? —pregunta Tessa confundida.
—Si—contesta mi amigo— La primera fue ir directo a tu apartamento esa vez que Max y yo nos emborrachamos—
—Si, gracias a esa noche; este bebé está aquí—responde mi amiga.
Al mirar a mi amiga embarazada; hace que el sentimiento por ser papá se haga más presente en mí, no puedo esperar a ver a mi chica embaraza. Se que aún falta para eso, pero si ya he esperado todo este tiempo para estar con ella, un poco mas no hará ningún daño.
Ya estoy en tu consultorio—dice el mensaje que acaba de llegar, es hora de dejar claro de una vez por todas esta situación.
Camino hasta mi consultorio y al abrir la puerta la veo de espaldas sentada sobre una las sillas que están frente a mi escritorio.
—Y bien, ¿de qué quieres hablar? —pregunta cuando estamos frente a frente.
—Carlota...lose todo; se perfectamente que no estas enferma—le cuento después de haber recibido la información que le pedí a mi colega.
—¿Sabes que Maximiliano? —pregunta y el semblante arrogante que siempre tiene en el rostro, ese mismo que una vez creí que era elegancia...se derrumba por completo dejándola hecha un manojo de nervios.
—¿Enserio me harás decirlo? —le pregunto, no puedo creer que lleve esta farsa hasta sus últimas consecuencias.
—¿Cómo lo supiste? —pregunta soltando todo el aire que contenía, en un suspiro de derrota.
—Hice una llamada a un compañero de universidad que curiosamente trabaja en el mismo hospital donde te "practicaste" esos análisis— le cuento haciendo comillas con los dedos mientras digo practicaste.
—¿Qué no está prohibido violar la confianza de la relación paciente-doctor? —pregunta de modo sarcástico.
—También es un delito la falsificación y el robo de expedientes—le recuerdo.
—No fue un robo—dice en un susurró.
—Pero si una falsificación—respondo. —¿Cómo los conseguiste? —
—La madre de mi exasistente personal es la que está enferma y Graham tiene muchos amigos que no hacen cosas precisamente legales... contacté a uno de ellos y tuve todo resuelto—confiesa.
—¿Por qué? — le pregunto.
—Al principio no tenía planeado nada de esto y debo confesarte que te estuve vigilando durante días, antes de nuestro encuentro...—con que así supo dónde encontrar a mi castañita bonita—pero te vi con ella y supe que no la iba a tener fácil...nunca me miraste como la miras a ella—me cuenta y deja de mirarme a los ojos para bajar la vista hasta su mano y jugar con un anillo que tiene puesto—Pensé que tenía una posibilidad de retomar nuestra relación...hace un mes Vanessa y yo nos encontramos por casualidad en Los ángeles y me conto que terminaron...—
—Ella me engaño de hecho—le cuento—Pero al mismo tiempo fue la mejor cosa que me pudo pasar en la vida...Pude darme cuenta de la persona que tenía frente a mí en ese momento— Isis siempre será lo mejor que me haya pasado en la vida.
—A esa mirada me refería— responde señalándome y sacándome del trance que me genera pensar en mi castañita, apenas hable con ella y ya la extraño...si no fue por mi trabajo, tomaría un avión y estaría con ella. —Jamás me miraste así y es más que obvio que no me miraras así jamás— responde, rodeo mi escritorio y me coloco frente a ella y me arrodillo.
—Carlota...—comienzo y tomo sus manos—Eres una mujer sumamente hermosa y exitosa...eres de las modelos mejore pagadas, ¿o me lo vas a negar? —le pregunto y ella niega, pero aún no me mira a los ojos. Sigue con la vista clavada en la unión de nuestras manos— Tienes aun un futuro exitoso por delante y también puedes encontrar una pareja que te valore y te quiera... pero ese no seré yo, yo ya encontré a esa persona y quiero tener una vida con ella—
—Ella tiene mucha suerte de tenerte— responde después de subir la mirada, las lágrimas empiezan correr por su rostro— Y yo soy una estúpida por dejarte ir— me pongo de pie y me giro para tomar uno de los pañuelos de papel que están sobre mi escritorio, se lo extiendo y al instante limpia cuidadosamente el contorno de sus ojos.
—Yo tengo suerte de tenerla a ella—le respondo. —Creo que es tiempo de retomar tu vida; tal vez esa persona que tanto buscas te esté esperando y tu aquí, prolongando su agonía— eso ultimo la hace sonreír.