Isis Pov
—Estas quedando verdaderamente hermosa amiga—dice Esther; la miro a través del espejo de la habitación donde mi estoy arreglando para mi gran día… Después de cuatro años y medio desde que mi amado prometido me pidiera matrimonio; dos años donde yo iba creciendo como bailarina y Max trabajando en lugares de Latinoamérica donde necesitaban ayuda medida y un año dedicado a la planeación de nuestra boda.
—Gracias Amiga—le digo; veo como ella se acerca y se coloca frente a mí; aun el estilista está trabando en el recogido de mi cabello. —Tú también te vez muy hermosa—le digo mirándola con su vestido de dama de honor ya puesto. —Ese vestido te queda muy bien, por cierto, ¿Me pregunto quién lo habrá elegido? —
—Que graciosa amaneciste hoy—comenta sonriendo, pues desde que le pedí que fuera mi dama de honor lo primero que le dije es que su vestido seria de color rosa y muy esponjoso, se lo mucho que detesta los vestidos esponjosos y me divertía torturadla con eso.
—Era eso o sería un mar de lágrimas en este momento y sería una verdadera pena arruinar el lindo maquillaje que Tamara con tanto esmero se esforzó en ponerme—le cuento a mi amiga. —¿Verdad Tam? —le pregunto y ella ríe divertida antes de contestar un sí.
—De hecho, Tamara merece un monumento por el enorme milagro que está haciendo contigo— contesta mi amiga y le doy una palmada a modo de reprimenda en la pierna.
—Mejor guarda silencio; que a ti también te hicieron un milagrito. Mira que alaciar esa cabellera que tú tienes, es realmente una labor titánica y lo digo por experiencia—a pesar de los comentarios que Esther y yo nos hacemos, sabemos que es solo a manera de broma, esta mujer es mi hermana hija de otra madre.
Miro con detenimiento a mi amiga y se ve aún más hermosa de lo que realmente es; el vestido que me gusto para ella es uno de color rosa palo sin mangas y de cuello redondo con una abertura en la pierna; gracias al clima de verano que está en la ciudad. Pudimos elegir esta clase de vestidos para ella y mi prima Leysi.
—¡Acabo de subir a la terraza y está quedando real mente hermosa! —exclama mi madre; captando la atención de todos; la boda tendrá lugar en la terraza 620 Loft & Garden en el edifico Rockefeller Center. Max y yo nos enamoramos de la vista que nos ofreció este lugar en cuento el organizador nos lo mostro; la catedral de San Patricio hace un fondo verdaderamente hermoso y romántico.
—¿Ya terminaron de instalar el altar? —le pregunto a mi mamá, me encanto el modelo que Lizzie nos mostró cuando nos reunimos todos en el cumpleaños de Max.
—Ya casi; están dando los últimos detalles—responde.
—¿Crees que este todo listo a tiempo? —pregunto un poco preocupada, no quiero que los invitados lleguen y el equipo de los organizadores este corriendo de un lado para otro.
—¡No te preocupes linda! —responde Kevin, el organizador de bodas que entra a la habitación—La mesa ya eta lista, el pastel llego hace 10 minutos y ya lo colocaron en su lugar, tu vestido está subiendo en el ascensor, ya lo terminaron de planchar—Dice enumerando con sus dedos cada cosa. Miro como se queda en silencio, eso significa que le están informando algo— Y el novio acaba de llegar junto con sus padres y hermano; los pasare al saloncito de a terraza. —dice y de verdad me deja más tranquila.
—¿Y el sacerdote? —pregunta mi madre ahora; no sé en qué momento apareció, pero le agradezco que me recuerde ese.
—Ya viene en camino, es una suerte que la catedral de San Patricio este realmente cerca—contesta Kevin orgulloso de su trabajo, y como no va a estarlo y es realmente eficiente, mis preocupaciones se quedaron de lado en cuanto me informa como va todo.
—¡Llego el vestido! —Exclama Rosi; asistente de Kevin. Coloca la bolsa en el perchero y mi madre corre a abrirlo.
—¡Es realmente hermoso! — dice mamá, a pesar de que ella estuvo cuando lo elegí, junto con mi abuela, la tía Lynsi, Leysi, Esther, Lizzie, la madre de Max.
—Es hora de que la novia se ponga su vestido—Anuncia Kevin—Tamara; linda ya es hora que salgas de la habitación, como siempre un gran trabajo—le pide—Rosi, linda ve a la terraza y coordina todo, el sacerdote ya sabe dónde debe estar, el novio igual pero los invitados no y quiero que ya los empiecen a acomodar—le ordena y ella obedece de inmediato—Presiona él aparato en su oreja antes de hablar—en cinco minutos suban el ramo—les pide a sus asistentes. —Mamá y Dama de Honor, supongo que con ustedes es más que suficiente para alistar a nuestra novia—les dice.
—Si—Responde mi mamá—Yo me hare cargo de mi niña a partir de ahora—
Después de decir un “Perfecto”, Kevin se retira del cuarto.
Esther saca el vestido de su bolsa y lo trae hasta donde estoy, me quito la bata quedando solo en pantis; por el escote del vestido y la espalda descubierta que tiene; no puedo usar brassier, así que es solo el panti y el ligero. Con cuidado introduzco mis brazos en las mangas cubiertas de encaje blanco; Mi adre abotona la parte superior del vestido detrás de mi cuello y Esther sube el cierre de la parte de abajo.
Me miro en el espejo y ahora si estoy lista para comenzar mi nueva vida junto a Max.
—Veo que ya está lista la novia—Dice Mike, lo veo entrar a la habitación y trae con él un ramo hecho de narcisos amarillos, aunque las flores que elegimos para los arreglos del altar, los que irían como centros de mesa y las sillas de la ceremonia son únicamente rosas blancas, los narcisos serán algo que me distinga a mí.
—Y como dicta la tradición algo viejo, prestado y azul— dice mi madre señalando el lazo que rodea el ramo—Ese lazo es de tu abuela, es parte del vestido que se puso en la primera cita con el abuelo. Espero que te de suerte en tu matrimonio mi niña—termina mi madre antes de darme un abrazo—Para que su amor sea tan largo y duradero como el de ellos—