Last Will

Pesadilla


 

Esa tarde no encontró la fuerza de voluntad suficiente para volver a la universidad para tomar su última clase.

No tenía claro a dónde quería ir en vez de la escuela, así que vagó sin rumbo por la ciudad hasta que sus emociones estuvieron relativamente bajo control y después volvió a su diminuto departamento, dispuesto a abrazar con todas sus fuerzas a la ausencia de su amada.

Ese fantasma no era más que una pálida sombra de lo que Haydee había sido en vida, no tenía esa mirada asesina que podía enviarlo al cielo y traerlo de vuelta a capricho, pero en cambio era mucho más constante, cada que salía sabía absoluta certeza que al volver la encontraría ahí, esperándolo incansable.

Se apresuró, ansioso por el reencuentro. Necesitaba desesperadamente el poco consuelo que podía ofrecerle, necesitaba llorar en sus brazos.

¿Qué había hecho Haydee para que la amara tanto? ¿Siempre era el amor así de persistente?

Se había resignado a vivir estúpida e irremediablemente enamorado de los ojos de su hechicera por el resto de su vida ¿Qué podía hacer para olvidarla si su caprichoso egoísmo e incluso su muerte fueron impotentes ante la terquedad de sus sentimientos?

¡Necesitaba tanto verla! Ojala en esta ocasión bastara con tragarse su orgullo y arrastrarse a ella para poder tenerla una vez más entre sus brazos, pero no importaba lo desesperado que estuviera, jamás la vería de nuevo.

Lo había abandonado, de la manera más definitiva posible.

En medio de la desesperanza, las ganas de soltar el finísimo hilo al que se aferraba para no caer al vacío coqueteaban con él descaradamente.

Pero no podía dejarse seducir ¿De qué serviría? De cualquier forma, no podría volver a verla, incluso si se dejaba morir no creía en la vida después de la muerte, no le quedaba ni siquiera la esperanza de reunirse con una versión traslúcida de su amada cuando estuviera de otro lado.

Para él, la muerte era un punto final, el final de todo. Haydee se había acabado, se había perdido para siempre y no existía manera alguna de recuperarla.

Se le ocurrió que tal vez si fuera capaz de aceptar las esperanzas que ofrecía la religión, por vanas que fueran, ese trance sería mucho más sencillo.

Ojalá pudiera creer que rezando para pedir que la acogieran en el cielo hacía algo por ella, que su muerte no fue una maldita desgracia sin sentido sino parte del plan elaborado por una fuerza superior benévola y que su hechicera se había convertido en un ángel que velaba por él día y noche; pero ni siquiera de niño fue capaz de creerse esas cosas. 

En medio de lágrimas silenciosas, se quedó dormido abrigado por los recuerdos y, ¿Cómo no?, soñó con ella.

Él trataba de aferrarse a su hechicera con todas sus fuerzas mientras una figura obscura tiraba de ella para arrebatarsela y arrastrarla hacia la penumbra.

Haydee, pálida y ojerosa, lo miraba aterrada mientras gritaba de dolor a causa de sus forcejeos, como si intentaran partirla en dos o arrancarle los brazos.

Al final, llegó al límite de sus fuerzas y sus ojos llenos de lágrimas se disculparon cuando soltó su mano y el odioso personaje pudo apartarla de él.

Despertó en plena madrugada, como si hubiera corrido un maratón en lugar de dormir.

Mientras intentaba regularizar su respiración, la idea que la macabra pesadilla sacar a la luz se presentó ante él con absoluta nitidez.

Necesitaba averiguar qué arrancó a Haydee de su lado, si iba vivir el resto de sus días de luto cuando menos debía saber por qué.

Algo en sus entrañas le advertía que más le valía prepararse para encontrar una verdad que no le gustara en lo absoluto y que podía potencialmente  terminar de hacer pedazos lo que fuera que quedara de él después de los últimos giros dramáticos que había dado su vida.

Sin embargo, seguiría adelante, sabía que lo que estaba buscando simplemente estaba resguardado esperando el momento justo para salir a la luz y personalmente prefería encontrarlo que sentarse a esperar que le cayera encima.

Después de romperse la cabeza durante casi una semana tratando de encontrar un punto de partida finalmente notó algo que ahora le parecía obvio, pero no fue capaz de ver al principio.

Aunque el incidente por el que Mónica se sentía tan culpable le dio un tinte muy dramático a su muerte , era muy poco probable que esa hubiera sido la causa.

Dejó por escrito su última voluntad y la carta de despedida mucho antes del reencuentro fallido con Axl, así que si realmente se suicidó ya lo había decidido antes de llegar al parque y, seguramente, por otro motivo.

¿Qué podía haber hecho que ella se suicidara? Si analizaba con atención podía apostar a que encontraría aspectos de su vida que eran una mierda, igual que la de todos, pero siempre pensó que aún tenía ambiciones en las que concentrarse para seguir adelante, además era tan terca que jamás admitiría que el mundo había podido más que ella, que la había vencido.

Haydee estaba muy lejos de ser la persona más equilibrada que conocía, era inestable, temperamental, había tenido algunos episodios depresivos, pero nunca le pareció ni por un momento que fuera una persona suicida, ni siquiera en sus peores momentos.

Y sin embargo tenía que estar de acuerdo con Mónica en que era demasiado conveniente que hubiera tenido la oportunidad de prepararlo todo antes de un accidente totalmente imprevisible.

Al final decidió que hablar con ella era la única manera de empezar, posiblemente ella sabría información acerca de su familia que podría ser útil y además si fue ella a quién su amada ausente le confió su última voluntad debió haber sido por algo.

No pudo evitar titubear y dar rodeos durante su conversación por teléfono, pero al final le pareció que lo más conveniente era empezar por comentarle lo que pensaba respecto a la teoría del suicidio y sugerir que ninguno de los dos estaría realmente en paz hasta saber qUÉ había pasado.




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