Latidos de amor

[Diez]

Per  te si saró- Il Volo

Amenaza neutralizada
[10]

NATALIE

 

Luego de un día muy movido he salido del hospital, en este momento voy entrando apenas por la puerta de mi casa. He salido un poco más temprano que de costumbre gracias a que adelante algo de papeleo que tenía pendiente.

Hace un día muy bueno por lo que abro las cortinas para que entre algo de luz natural. Incluso hay una pequeña corriente, una brisa que golpea suavemente mi cara.

Decido darme una ducha para relajarme un poco, siento los músculos un poco tensos, de hecho, el día de hoy fue algo estresante ya que uno de los pacientes que atendía junto a Arizona casi muere. Por fortuna pudimos salvarlo.

En el poco tiempo que llevo trabajando aquí he hecho una buena amistad con la chica rubia, de hecho, me atrevería a decir que es mi mejor amiga, hemos convivido mucho, congeniamos desde el primer momento. Incluso fuimos a cenar juntos en una ocasión. Es una persona muy agradable, siempre optimista, siempre con una sonrisa en el rostro, aunque no le ha tocado fácil en la vida. Me ha contado que tuvo que enfrentarse a sus papás debido a su orientación sexual, incluso hoy todavía tienen sus diferencias. La única persona que la apoyo fue su hermano, el que desafortunadamente murió hace un par de años

Metido en mis pensamientos llego al baño conecto mi celular a los altavoces y le doy en ''Aleatorio'' a mi lista de reproducción y comienza a sonar ''Can Falling in Love de Elvis Presley.

Me sumerjo en la lluvia artificial y dejo que el agua recorra mi cuerpo y me permito relajarme mientras tarareo la canción.

La letra me recuerda a cierta castaña que últimamente hace que sonría a cada momento del día

Como un río fluye 
con certeza hacia el mar, 
cariño, así vamos tú y yo, 
algunas cosas estaban destinadas ocurrir.

El sonido del timbre me saca de mis ensoñaciones. Con rapidez salgo de la ducha, me seco rápidamente y ato una toalla alrededor de mi cintura. Camino hacia mi habitación y me visto con unos pantalones de gimnasio y una camiseta negra.

Descalzo, voy hacia la puerta. En el umbral esta Mariaggrazia.

—Estaba sola y aburrida en mi casa, traje todo para cocinar una focaccia —me muestra una bolsa de papel— ¿Estas ocupado Erny?

—No Grazia, acabo de ducharme adelante —me hago a un lado para dejarla pasar— la cocina es toda tuya, iré a ponerme unos zapatos.

Vuelvo hacia mi habitación y me pongo unos zapatos para estar por casa, al regresar a la cocina un exquisito olor me hace apresurar mis pasos. Mariagrazia está haciendo la masa, le ha puesto una combinación de hierbas y huele muy bien.

¡Wow! —digo— eso se ve muy bien Grazia.

Lo sé —ríe— me dan ganas de darle un mordisco y todavía no está lista.

Avanzo hacia los altavoces y comienza a sonar una melodía clásica, aunque no estoy segura cual.

¿Y cómo te has sentido aquí Ernesto? —pregunta, al tiempo que sigue amasando.

—Bastante bien, más de lo que pensaba si te soy sincero, he hecho amigos. Creo que me agrada este lugar.

—Puedo decirte lo mismo Ernesto. Oye ¿supiste que pronto vendrán los chicos?

—Si. Gianluca me llamo hace unos días para decírmelo.

—¿Qué se traen tú y Natalie? —me mira, con una sonrisa pícara en el rostro y una ceja alzada.

Pues... —inexplicablemente, los colores se me suben al rostro— debo admitir que es preciosa y si me gusta, Lo único es que estoy algo preocupado por algo que me ha contado sobre Will

¿Will? —alza una ceja— ¿el doctor Halstead?

—Sí,  el mismo.

—¿Qué ocurre con él?

—Vamos a comer, que muero de hambre, ahora te cuento

[...]

Así durante la cena le cuento a Grazia todo lo que Nat me ha dicho sobre Will. Pero el sonido de mi teléfono nos interrumpe.

Llamada

—Erne...sto—es Natalie, y por su voz sé que algo no anda bien— Alguien está tratando de entrar a mi casa, han roto la ventana, creo que puede ser Will.

! Entra al baño, ¡cierra la puerta con seguro y no salgas de ahí! —respondo a los gritos. Mariagrazia y yo vamos para allá.

—¡Mariagrazia! —Grito— Ven por favor.

En menos de un minuto ya está a mi lado.

—Debo ir con Natalie, acaba de llamarme está muy asustada, alguien está tratando de entrar a su casa. Cree que puede ser Will. —tomó una bocanada de aire.

—¿Y qué estás haciendo ahí parado?
! Vámonos!.

Rápidamente, tomo las llaves de mi camioneta, nos subimos y conduzco a toda velocidad, incluso me pase una luz roja, pero en este momento es lo que menos me importa.

En apenas diez minutos minutos estamos afuera.

Camino con sigilo, con Mariagrazia detrás de mí, ella trae un arma consigo, por si es que Will también está armado.

A medida que nos acercamos empezamos a escuchar gritos cada vez más fuertes y más cerca.

— ¡Sal de ahí Natalie! Sé que estás ahí, voy a encontrarte y una vez que lo haga te voy a hacer mía, voy a demostrarte todo lo que ese italiano no podrá darte 
—Will está colérico— Sal de ahí maldita, mientras más te demores peor será para ti.

De repente escuchamos el sonido de otro cristal al romperse.

—Encárgate de el —le hablo a Mariagrazia— yo iré por Natalie.

Asiente con la cabeza.

Nos acercamos, y con una patada logro derribar la puerta, debido al ruido Will voltea y viene hacia nosotros, pero antes de que eso pase Mariagrazia le propina una patada que lo derriba, se sube sobre él y comienza a golpearlo.

Rápidamente, y aprovechando la distracción camino rápidamente al baño y ahí me encuentro a Natalie, en posición fetal, con lágrimas en los ojos.



#29969 en Novela romántica
#4986 en Chick lit

En el texto hay: musica, amor, romanc

Editado: 12.07.2020

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.