Latidos de amor

[Dieciocho]

Estoy enamorada- Thalía y Pedro Capó

Corazones acompasados
[18]

ERNESTO

Unas manos suaves recorren mi cara se sienten suaves como la seda, ahora esas misteriosas manos descienden por mi barbilla lo que me causa un estremecimiento en el cuerpo. Si esto es un sueño no quiero despertar, estoy demasiado cómodo.

Pero un pequeño sonido me saca de mi sueño, abro los ojos lentamente y luego mis pulsaciones van en aumento¡Es Natalie! Ella es quien me estaba tocando y no era un sueño.

Por un momento solo me quedo observándola sin decir nada hasta que  ella reacciona, tratando de alejarse.

—Pero...don —tartamudea— no quería despertarte lo sien...to que vergüenza será mejor que me vaya —camina hacia la puerta.

Tengo una rápida reacción y antes de que salga la tomo por la muñeca con algo de fuerza para evitar que se vaya.

No digo absolutamente nada y solo me dedico a observarla, parece que nuestros ojos son dos imanes que se atraen porque ninguno es capaz de desviar la mirada. Sus ojos me hipnotizan sin poder evitarlo.

Tome su rostro entre mis manos, no puedo evitar mirar aquellos labios tan apetecibles, quería besarla y lo haría, no podía esperar, la tensión del momento me estaba enloqueciendo. 
Acerco lentamente su rostro al de ella y roce aquellos rosáceos labios, sintiendo su calidez. Ella tiembla, al principio es un contacto suave como el de dos amantes inexpertos que apenas empiezan a conocer los lugares más escondidos del otro, pero después no podía pensar en nada más que estar en ese momento, en ese preciso lugar con ella, era todo lo que alguna vez pensé desear.

Sentía todo mi cuerpo vibrar por todas las sensaciones que solo los labios de Natalie podían despertar en mí.

Mi corazón que antes estaba en tonalidades grises, ahora de repente todo se vuelven colores vivos y vibrantes dentro de mí.

Sus labios tiemblan ante mi contacto yo suspiraba, liberando el aire de mis pulmones. Besándola me di cuenta que ella era mi fuente de oxígeno, su boca era mi paraíso, pero no me importaba adentrarme en ese manjar que sus labios significan, ella era dulzura y calor, temperamento envuelto en seda; su nombre significaba amor.

Ahora solo podía escuchar los Latidos de amor que mi corazón sentía por esa mujer de ojos castaños, yo vivía por ella, solo por ella y nadie más.

Separamos nuestros labios un momento después, cuando nuestros pulmones suplicaban por oxígeno, pero no separamos nuestros cuerpos.

Nat recarga su cabeza en mi pecho y solo dejamos que el silencio hablara por nosotros.

Pasamos así cerca de diez minutos, simplemente abrazándonos, pero es como si ninguno pudiera separarse.

Un momento después ella rompe el silencio.

—¿Vienes a cenar a mi casa conmigo hoy? —pregunta— podría cocinar para los dos.

—Claro preciosa —replico— me encantaría cenar contigo hoy

—Perfecto, te espero en casa a las 20:00 horas —concreta— hasta entonces.

Ella por fin sale por la puerta y yo me quedo ahí con una sonrisa de un loco enamorado

Faltan solo unos minutos para las 20:00, estoy afuera de la casa de Natalie, las manos me sudan y mi corazón late con fuerza ¿cuándo fue la última vez que estuve tan nervioso por una cita?

Toco la puerta con manos temblorosas y casi tengo que sostenerme de la pared para no desmayarme cuando Natalie aparece en el umbral con un vestido negro largo con algo de escote, su cabello lacio recogido hacia un lado y sus labios en un tono carmesí.

—Pasa, te estaba esperando pensé que no venías —se hace aún lado para dejarme entrar.

—Gracias Nat, y por supuesto que vendría.

Ríe un poco avergonzada, me parece el sonido más lindo que alguna vez haya escuchado.

—Siéntate a la mesa traeré la cena, no tardo —replica.

Unos minutos después regresa con varios platos y los coloca en su lugar.

—Wow esto se ve muy bien —musito.

—Solo es un poco de salmón, no es la gran cosa —sonríe.

Las siguientes horas las pasamos hablando de trivialidades como la familia, color favorito, comida favorita, gustos musicales entre otras cosas , han pasado cerca de cuatro horas pero a mí se me ha ido volando el tiempo estando con Natalie y disfrutando de su compañía.

—Será mejor que me vaya, ya es un poco tarde —digo. Disfrute mucho esta noche Nat.

—Claro, te acompaño a la puerta
  —replica.

Caminamos hasta la puerta y una vez fuera volvemos a despedirnos.

—Adiós Nat, fue un placer compartir el tiempo contigo —sonrío.

Beso castamente sus labios

Y salgo de ahí con la sonrisa más grande de toda mi vida. 

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En el texto hay: musica, amor, romanc

Editado: 12.07.2020

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