Latidos de amor

[Veinte]

Música che resta- Il Volo

Vulnerabilidad 
[20]

ETHAN

Me estoy muriendo de los nervios, mi pulso está acelerado,camino de un lado al otro sin poder controlarme. Mi hermana acaba de llamarme para invitarme a una cena familiar esta noche, y ha insistido hasta el cansancio para que invite a Mariagrazia, llego a tal grado que termine claudicando, solo para que dejara de molestarme, lo juro, me llamaba cada cinco minutos para saber si había cambiado de opinión.

Y si a eso le sumamos que después se le unió mi madre, imaginen mi nivel de fastidio.

Grazia. Solo de pensar en ella sonrió como un estúpido. Un estúpido enamorado.

Si me hubieran dicho hace seis meses que tendrá una novia y que estaría perdidamente enamorada de ella, seguramente me hubiera reído en su cara, pero ahora se ha vuelto realidad y yo no podría estar más feliz por eso.

Desde que le hable a mi familia de Mariagrazia por accidente, no han parado de pedirme que la invite a cenar a casa y conste que no les di mucha información.

Solo les dije que había conocido a alguien desde hace algún tiempo, pero eso basto para despertar la curiosidad de mis hermanas y mis padres, especialmente de los últimos.

Estoy algo indeciso sobre el tema, no es que no quiera que Mariagrazia conozca a mis padres, al contrario, sé que si la conocieran estarían más que encantados con ella, lo que realmente me preocupa es que saquen a relucir por enésima vez el tema de Jade, y que no sepa cómo manejarlo. No quisiera tener un ataque de pánico enfrente de mis padres, si eso llegara a pasar me moriría de vergüenza. Aunque sé que si eso llega a suceder Mariagrazia estaría ahí conmigo apoyándome.

Y tal parece que acabo de llamar a mi madre con el pensamiento porque mi teléfono comienza a sonar y es ella.

Suelto un bufido exasperado, ruedo los ojos y luego de eso contesto la llamada.

—Hijo ¿Cómo estás hoy? —puedo escucharla sonreír a través de la línea— Te hablaba para saber si traerás a tu novia a cenar esta noche querido

—No lo sé madre —suelto un suspiro— no le he dicho nada aun sobre eso.

Al parecer mi familia no va a desistir de esta idea y tendré que invitar a María, aunque mi lado cobarde este tratando de convencerme de no hacerlo.

Decido llamarla, para pasar un rato con ella, para después invitarla.

Marco su número y al tercer tono atiende

—Hola cariño — sonrió, aunque ella no puede verme— ¿Cómo estás, amor?

—Muy bien —responde— acabo de colgar con mi hermano ¿y tú?

—Nada nuevo, estoy aquí solo y aburrido —finjo voz dramática— ¿puedo ir a verte un rato?

—Claro —replica— te espero entonces amor

—Estaré ahí en unos quince minutos 
—digo— y cuelgo la llamada

Voy a mi habitación a darme una ducha relámpago, me visto con una camiseta blanca, vaqueros negros y una chaqueta de cuero, después subo a mi auto y voy hacia la casa de Mariagrazia.

Al llegar toco la puerta y ella me recibe con un abrazo y un beso

—Hola amor, pasa —se hace a un lado para dejarme entrar.

Una vez adentro me siento en el sofá y ella me imita y se queda junto a mí.

Qué bueno que viniste Ethan yo también te extrañaba —ríe— prepare la comida ¿tienes hambre?

A decir verdad, si, no he comido nada desde el mediodía —mi cara se vuelve roja— me encantaría quedarme a comer contigo.

Perfecto —dice— iré por la comida, siéntate a la mesa, ahora regreso

----

Después de degustar un delicioso bistec con papas, Mariagrazia y yo decidimos ver una serie comiendo helado, después de cinco episodios ella se quedó dormida en mi pecho, yo solo estoy despierto viéndola a ella dormir, acariciando su cabello y respirando su aroma.

Fijo mi vista en el buró, en el que el reloj parpadeante marca las 19:30, debo despertarla y decirle sobre la cena ya es a las 21:00.  Falta poco tiempo.

Comienzo a darle besos por toda la cara para despertarla, primero su frente, luego sus mejillas y por último su boca, las suaves risitas que salen de sus labios me indican que ya ha despertado.

—Que buena forma de despertar —ríe— podría acostumbrarme a esto.

—Ahora que ya despertaste, tengo algo que decirte, pero puedes negarte si quieres

—¿De qué se trata esto? —su ceño se frunce— puedes decirme lo que sea.

—Lo que pasa es que 
—hago una pausa— le he hablado a mi familia de ti y ellos quieren conocerte

Me parece muy buena idea —sonríe— ¿Cuándo?

—Mmmm —me paso la mano por el pelo.Hoy a la 21:00

—Ok —mira el reloj— apenas son las 19:40, aún tengo algo de tiempo.

Perfecto —sonrió— vendré a recogerte en un par de horas, ponte aún más bella, claro si eso es posible —le guiño un ojo y ella sonríe.

 

Son las 20:40 y ya estoy listo, me he puesto lo más elegante posible —porque así lo pidió mi madre—con un traje negro, corbata color azul y zapatos color caoba, aunque no va mucho conmigo, yo soy más de vaqueros y camisetas, pero por esta noche lo dejaré pasar.

Estoy afuera de la casa de Mariagrazia, solo falta ella, tocó la puerta con los nudillos y un par de minutos después María sale, me quedo unos cinco minutos observándola embelesado, está usando un largo vestido negro, que marca su cintura, tiene un corte más abajo que deja ver sus largas y torneadas piernas, sus zapatos son de tacón de color rojo y su cabello y maquillaje es lo más natural posible, se ve sencillamente preciosa.

—¿Ya terminaste de escanearme con la mirada? —suelta una risita socarrona.

—No me cabe la menor duda de que soy un tipo con mucha suerte ¿Qué hice para que te fijaras en un simple mortal como yo? Te ves espectacular cariño

—Gracias, tú también te ves demasiado sexy, los trajes te lucen bien Ethan —me guiña el ojo.



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En el texto hay: musica, amor, romanc

Editado: 12.07.2020

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