Latidos de amor

[Veinticinco]

Making love of nothing of all- Air Supply

Interrogatorio
[25]

ERNESTO

Observo con detenimiento la imagen que proyecto en el espejo. Visto un traje negro, camisa blanca, mis zapatos también son  oscuros. Todo acompañado de una corbata azul, para darle un toque de color. Paso los dedos por mi cabello para despeinarlo un poco, me he afeitado. Roció unas gotas de perfume y estoy listo.

Estoy preparándome para la cena con la familia de Natalie. Ella menciono que sería a las nueve de la noche. Doy un vistazo a el reloj que cargo en la muñeca, las manecillas marcan las ocho con veinte, pero será mejor que me apresure ya que su departamento me queda algo retirado y no quiero llegar tarde.

Reviso los bolsillos del pantalón, asegurándome de traer mi celular, las llaves de la casa y mi billetera. Tomo las llaves de mi auto, las cuales se encuentran depositadas sobre un pequeño cuenco de color blanco. Aseguro todas las puertas y luego de encender el motor pongo rumbo a mi lugar de destino.

Por la emisora radial suenan algunas viejas canciones del genero country. El cual, en mis años de adolescencia era uno de mis favoritos. Siempre creí ─y lo sigo haciendo─ que todas las canciones cuentan una historia. Pero especialmente las que pertenecen a este género en particular.

Canturreo en voz baja sin despegar la vista del camino, el cual se encuentra prácticamente oscuro, a excepción de las luces de los demás autos.

Luego de veinte minutos estaciono en la acera del apartamento de Nat. Bajo del auto y caminando con soltura, llego hasta la puerta y espero a que abran después de haber tocado el timbre un par de veces.

La gran puerta de madera se abre, dejando a mi vista a Natalie, quien esta noche en particular luce más bella que de costumbre. Lleva puesto un vestido color marfil con algo de brillo, que llega hasta sus pies. Uno de sus hombros queda al descubierto y su cabello lo dejo recogido en un moño.

─ Se ve usted hermosa señorita Manning. —Le guiño un ojo provocando que sus mejillas se tiñan de rojo.

─Puedo decir lo mismo de usted señor Ginoble. —Me regala una resplandeciente sonrisa.

Pero hay algo pequeño que llama mi atención. Es Owen, quien camina justo por enfrente de su madre. Lleva calzado un traje en miniatura haciéndolo lucir adorable.

Me acuclillo a su altura, le sonrió y el pequeño extiende sus brazos para que lo alce. Al hacerlo Owen deposita un beso en mi mejilla lo que me saca una sonrisa.

─ Nesto, ya llegaste.

─ Si pequeño, he legado.

─ Bella señorita ¿Nos permite entrar? 
—Hablo, dirigiéndome esta vez hacia Natalie.

─ Por supuesto, llegan justo a tiempo, los invitados esperan.

Cruzo el umbral aun con Owen enbrazos, observo a mi alrededor, esta todo exactamente igual a como lo recordaba la última vez que vine.

Sigo a Natalie hasta el comedor, donde ya están sentadas seis personas sentadas, observando atentamente cada uno de mis movimientos.

─Puedes dejar a Owen en su asiento. Natalie señala un lugar a la izquierda de la mesa.

Después de hacerlo, y ajustar correctamente las correas para evitar que Owen se caiga tomo asiento al lado de Natalie, no sin antes retirarle la silla para que se siente.

─Bien, ya que estamos todos los presentare. Ernesto ella es mi madre Beverly, mis hermanas, Tamara, Grace, Mackenzie y Gema y mi padre Patrick.

¡Vaya son muy parecidos entre sí! El rasgo característico que todos comparten son los ojos marrones. Tamara tiene cabellera rubia, Grace es pelirroja, Mackenzie lleva el pelo pintado en un tono rosado y Gema es castaña igual que Natalie.

Después de las presentaciones se sirve la cena y empezamos a charlar.

─ ¿Ernesto, cierto? ─Patrick dirige su mirada en mi dirección─ Natalie nos dijo que eras italiano ¿Por qué dejaste Italia para venir aquí?

─ Yo estaba trabajando en un hospital allá, cuando un dia mi hermano me llamo casi histérico diciendo que mi abuelo, quien vivía aquí había tenido un infarto y él no podía cuidarlo, así que deje todo y vine lo más rápido que pude.

—¡Tremendo susto te llevaste! ¿no? ─Es Tamara la que habla.

─Si, por fortuna no fue nada grave, pero como ya no tenía mi trabajo en Italia y a mis hermanas las habían transferido a Chicago, busqué un trabajo, un nuevo departamento y decidí quedarme.

─ ¿Cuántos hermanos tienes Ernesto? ─La madre de Nat me observa con una mirada inquisitiva.

─Solo uno, mis ''hermanas'' no son mis hermanas de sangre, pero como hemos crecido juntos yo las considero así.

Las únicas además de los padres de Nat que participan en la conversación son Tamara y Gema, las otras dos solo me observan, haciéndome un escaneo completo, solo con mirarme.

Se me escapa una risa al notar su actitud, ahora me dirijo hacia ellas.

─ A ver chicas ¿Qué quieren saber? ─pregunto sin poder disimular mi expresión divertida.

─ ¿Nosotras? Nada ─dicen al unísono.

Vuelvo a reírme, incluso hablan al mismo tiempo.

─  Conozco perfectamente esa mirada de ''le haces algo a mi hermana y te mato'' ¿Qué quieren saber?

─ ¿Cuántos años tienes? ¿Tienes hermanos? ¿Estas casadas? ¿Pasatiempos? ¿Haces algo mas además de la Medicina? ¿Tienes hijos?

Suelto una carcajada, sin poder contenerme, tanto que mi estómago duele y un par de lágrimas escapan de mis ojos.

─ Te lo dije ─Nat trata de parar las carcajadas, cosa que yo no puede hacer.

Las dos chicas me observan con una ceja alzada y una expresión de desconcierto en el rostro. Luego de unos minutos por fin pude recomponerme.

─ Como ya les dije mi nombre es Ernesto Ginoble Di Vittorio, tengo 26 años, en un mes serán 27, tengo un hermano llamado Gianluca, no estoy casado, me encanta cocinar y hacer senderismo, no tengo hijos y si, además de medico soy enólogo ¿Alguna otra pregunta?



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En el texto hay: musica, amor, romanc

Editado: 12.07.2020

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