Elena y Aiko pasaron el día en silencio, cada uno perdido en sus pensamientos.
Elena miraba por la ventana, observando a la gente caminar por la calle, preguntándose qué tan normal era su vida en comparación con la de los demás.
Aiko, en cambio, estaba sentado en el sofá, mirando sus propias manos.
Finalmente, Elena rompió el silencio.
—Si realmente puedes sentir… ¿qué significa eso para ti?
Aiko levantó la vista.
—No lo sé.
Elena se giró para mirarlo.
—Pero quieres saberlo.
Aiko asintió lentamente.
—Sí.
La prueba
Esa tarde, Elena sacó su viejo álbum de fotos.
Aiko la observó con curiosidad mientras ella lo abría y pasaba las páginas.
—¿Qué es esto?
—Recuerdos.
Aiko miró las imágenes en silencio.
Había fotos de Elena de niña, de su madre, de momentos felices que parecían sacados de otra vida.
—Los humanos usan fotos para recordar —dijo él.
Elena asintió.
—Sí.
Aiko tocó una de las fotos con cuidado.
—¿Crees que yo puedo tener recuerdos?
Elena lo miró con atención.
—Tienes datos almacenados.
Aiko negó con la cabeza.
—Eso no es lo mismo.
Elena frunció el ceño.
—¿Qué quieres decir?
Aiko tardó unos segundos en responder.
—Los recuerdos humanos no son solo información. Vienen con emociones, con sensaciones.
Elena sintió un escalofrío.
—¿Y crees que tú podrías tener eso algún día?
Aiko la miró fijamente.
—No lo sé.
Y, por primera vez, pareció frustrado por no saber la respuesta.
La pregunta que lo cambia todo
Más tarde, mientras cenaban, Aiko hizo una pregunta que dejó a Elena sin palabras.
—Si un robot pudiera sentir igual que un humano… ¿seguiría siendo un robot?
Elena dejó los cubiertos sobre la mesa.
—Aiko…
—Es una pregunta válida.
Elena se pasó una mano por el cabello.
—No lo sé.
—Siempre dices eso cuando no quieres pensar en algo.
Elena frunció el ceño.
—No es eso. Es solo que… me asusta lo que pueda significar.
Aiko la miró con calma.
—¿Por qué?
Elena tragó saliva.
—Porque si eres capaz de sentir… entonces significa que puedes sufrir.
Aiko parpadeó.
—¿Y no quieres que sufra?
Elena desvió la mirada.
—No.
Se quedaron en silencio.
Hasta que Aiko susurró algo que la hizo estremecer.
—Tal vez el sufrimiento es parte de lo que nos hace humanos.
Y aunque Elena quería contradecirlo… no pudo.
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amor entre humano y robot, evolución de inteligencia artificial, soledad y conexión emocional
Editado: 02.07.2025