Sobre un río de emociones y desvelos,
se erige majestuoso un puente de ternura,
un enlace etéreo entre almas sinceras,
que construyen un camino hacia la dulzura.
Sus cimientos son de comprensión y empatía,
sus pilares, solidaridad y compasión,
un puente que une corazones heridos,
y les brinda refugio y consuelo en la aflicción.
Cada paso que se da sobre su estructura,
es un abrazo cálido que envuelve el corazón,
las palabras que se cruzan son suaves caricias,
que sanan las heridas con delicadeza y pasión.
En cada tablón, se apoya el amor incondicional,
la entrega desinteresada y la comprensión genuina,
un puente de ternura que acoge las diferencias,
y celebra la diversidad con alegría y estima.
Por sus arcos resuenan risas y sonrisas,
una sinfonía de afecto y dulce camaradería,
es un refugio donde las almas encuentran cobijo,
y se abrazan en la calidez de la compañía.
Sobre el puente de ternura se tejen lazos eternos,
amistades sinceras y amores profundos,
se comparten sueños, se superan los miedos,
y se alimentan los corazones en fecundos.
En cada encuentro sobre este puente sagrado,
se renuevan los votos de amor y lealtad,
un espacio donde se comparten secretos y anhelos,
y se encuentran respuestas a cada interrogante que da.
Que este puente de ternura sea guía en la vida,
un faro de esperanza en los momentos de oscuridad,
un símbolo de amor y unión entre seres humanos,
que nos recuerde que la ternura es nuestra verdadera identidad.
Así, caminemos juntos sobre este puente de ternura,
tejiendo hilos invisibles que nos unen sin medida,
y que en cada paso demos gracias por el regalo,
de tener un puente de ternura que nos invita a vivir en armonía.