Bajo el manto gris del alba sombría,
despierto en la ausencia que me agobia,
el eco sutil de una melodía,
que en mi pecho despierta melancolía.
Tu imagen se difumina en el recuerdo,
como un sueño que se aleja y desvanece,
y en la penumbra de este amor muerto,
mi corazón yace en soledad, adolece.
Despertar sin tu mirar es agonía,
una herida abierta en cada latido,
y en este mar de desolada melancolía,
siento que el alma se ha perdido.
Los versos que tejimos con pasión,
se desvanecen en el viento impío,
y entre las sombras de esta desilusión,
me pierdo en un mar de frío vacío.
En cada rincón quedan esparcidas,
las huellas de un amor que se ha marchitado,
y en el silencio de las noches perdidas,
mi alma clama por el amor que se ha esfumado.
Despertar en la ausencia es naufragar,
en un océano de anhelos rotos,
y en cada lágrima que empieza a brotar,
siento que mi ser está destrozado.
Oh, cómo anhelo que vuelvas algún día,
que regreses a mis brazos, amado mío,
pero mientras tanto, mi alma agonía,
en este despertar en la ausencia, en frío.