Latidos En Silencio

Después del Adiós

Después del adiós, el alma se despierta,

en un horizonte teñido de nostalgia,

donde las promesas se hacen inciertas,

y en el silencio, se oculta la fragancia.

 

El corazón se debate entre dos mundos,

el que fue y el que ahora se despliega,

y en cada latido, sentimientos profundos,

tejen el lienzo de una nueva entrega.

 

Después del adiós, los recuerdos danzan,

en la memoria como luces fugaces,

y aunque el dolor del presente avanza,

el futuro aguarda con nuevas caricias.

 

El tiempo es un aliado en la sanación,

cicatrizando heridas, cerrando brechas,

y aunque el amor pasó por la decepción,

la esperanza florece en nuevas cosechas.

 

Después del adiós, el corazón aprende,

que el amor no siempre sigue el mismo rumbo,

y que en el desencuentro, algo se entiende,

que el alma crece en cada vaivén brusco.

 

Aprendemos a soltar lo que no pudo ser,

a guardar en el pecho lo que fue bonito,

y en el proceso de volvernos a querer,

descubrimos en la soledad un rito.

 

Después del adiós, renace la esperanza,

como un lucero en el cielo estrellado,

y en cada paso que damos en la distancia,

encontramos un nuevo amor, refugiado.

 

El corazón se reconstruye, resiliente,

tejiendo sueños con hilos de fortaleza,

y en cada página de la vida, emergente,

escribimos un capítulo con sutileza.

 

Después del adiós, el amor se reinventa,

y en los matices del destino encontramos,

la belleza de vivir, la luz que alienta,

aquellos sueños que en el alma guardamos.




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