En el crepúsculo de recuerdos dorados,
la nostalgia se posa en mi alma cansada,
como un suspiro melancólico y callado,
que evoca los días de amor y risada.
Las sombras del pasado danzan en silencio,
pintando en mi mente momentos vividos,
y en cada rayo de sol que se hace opaco,
se esconde el eco de sueños compartidos.
La luna, testigo de aquellos encuentros,
se alza en el cielo con su brillo sereno,
y en el reflejo de su luz, veo reflejados,
los besos y abrazos que hoy parecen lejanos.
En el crepúsculo de la tarde que muere,
mi corazón busca lo que se ha perdido,
y entre susurros de amor que se adormece,
la esperanza se aferra al amor querido.
Los colores del atardecer se desvanecen,
y en el lienzo del cielo, estrellas brotan,
pero en mi pecho, el deseo no fenece,
de volver a sentir aquel amor que acarició.
Nostalgia en el crepúsculo, sentimiento eterno,
que mece mi alma como hoja en el viento,
y aunque el adiós fue un final tan tierno,
la esperanza vive en cada pensamiento.
Que la nostalgia sea un puente entre dos mundos,
un lazo que une el ayer con el presente,
y que en el corazón, nuevos sueños fecundos,
enciendan la llama de un amor resplandeciente.
En el crepúsculo de nostalgia, encuentro paz,
al recordar lo que fuimos y lo que seremos,
y aunque la distancia pueda ser tenaz,
sé que en el futuro, nuevos lazos tendremos.
Así, entre los destellos del crepúsculo dorado,
me aferro a la certeza de un nuevo amanecer,
donde el amor florezca renovado,
y en cada instante, vuelva a renacer.