En la ausencia que anida en el alma,
se oculta el eco de un amor perdido,
como un suspiro que el viento acaricia,
nuestro ser se desvanece en olvido.
Las sombras de tu ausencia me rodean,
como un manto que cubre el corazón,
y en cada latido, el eco resuena,
de un amor que se marchó sin explicación.
En el rincón de la memoria quedaron,
los momentos que juntos compartimos,
y en la distancia, los sueños naufragaron,
como barcos que se pierden en el abismo.
La ausencia pinta versos en el silencio,
y en la quietud de la noche en vela,
se desdibujan los recuerdos con anhelo,
de aquellos días en que todo era bella.
En la ausencia, la melancolía abraza,
la nostalgia de lo que no será,
y en cada paso, una sombra amenaza,
la esperanza de un reencuentro fugaz.
Pero en el alma, la esperanza se esconde,
como un faro que guía en la oscuridad,
y en la ausencia, un nuevo amanecer responde,
donde el amor florecerá con intensidad.
Que la ausencia en el alma no sea un abismo,
sino un camino de aprendizaje y crecimiento,
donde el corazón encuentre su alivio,
y se libere del peso del tormento.
En cada suspiro, una nueva melodía,
que encienda la llama de un amor eterno,
y en la ausencia, se descubra la vía,
hacia el reencuentro de dos almas en invierno.
Así, en la ausencia, la esperanza se mantiene,
como un faro que ilumina en la oscuridad,
y aunque la distancia nos separe y retiene,
el amor florecerá con tenacidad.