Latidos En Silencio

Ecos de un Adiós

En el eco de un adiós, mi corazón se estremece,

como hojas que caen en el otoño sombrío,

cada palabra se vuelve un susurro que me mece,

y en la distancia, siento el vacío.

 

Las promesas que un día tejimos con fervor,

se desvanecen como el sol al ocultarse,

y en el crepúsculo del amor, sin resplandor,

el alma se sumerge en un mar de añoranzas.

 

En cada paso, un eco del pasado resuena,

rememorando los momentos que compartimos,

y en cada lágrima que alberga mi pena,

veo reflejada la tristeza que sentimos.

 

En el eco de un adiós, una melodía triste,

que resuena en el alma con persistencia,

y aunque el dolor parezca que insiste,

mi corazón guarda la esencia de la vivencia.

 

Cada caricia que ya no siento en mi piel,

se convierte en un abrazo en el recuerdo,

y en la penumbra de lo que ya no es fiel,

se oculta el amor, como un tesoro encubierto.

 

Los suspiros que dejamos suspendidos en el aire,

son susurros de un amor que se desvanece,

y en cada suspiro, un corazón desaire,

que busca sanar las heridas que aparecen.

 

En el eco de un adiós, la esperanza se desgasta,

como un faro que se apaga en la lejanía,

pero en el alma, una llama persiste y arrastra,

la certeza de que el amor renacerá algún día.

 

Que en cada eco del adiós, una nueva luz se encienda,

y que la tristeza se desvanezca en el tiempo,

pues aunque la despedida duela como una herida,

el amor perdurará, como un eterno aliento.

 

Así, en los ecos de un adiós, el corazón palpita,

con la promesa de un nuevo comienzo,

y aunque el presente parezca una cinta marchita,

la vida nos brinda una nueva esperanza en su lienzo.




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