La noche caía sobre la vieja fábrica abandonada, iluminada apenas por faroles colgantes y el humo de cigarrillos que se mezclaba con el aire frío. Uno a uno, los representantes de cada grupo aliado llegaban, con pasos firmes y miradas desconfiadas.
El Club del Asfalto, con sus chaquetas negras y cadenas colgando, ocupó la esquina más oscura. Frente a ellos, los Chicos de la Torre discutían en voz baja, ajustándose sus brazaletes metálicos como si fueran escudos invisibles. En el centro, alrededor de una mesa improvisada con tablones y barriles, estaba Kairo, el mediador elegido, con los planos de la ciudad extendidos como un mapa de guerra.
—Llegamos hasta aquí porque todos tenemos algo que perder —dijo Kairo, clavando la mirada en cada líder—. Y todos sabemos quién es el verdadero enemigo.
El silencio se rompió cuando Mara, líder del Club del Asfalto, golpeó la mesa.
—No voy a arriesgar a mi gente por un plan suicida. El Cuervo Mayor no es un novato, Kairo. Él mueve las calles como fichas de ajedrez.
Said, de los Chicos de la Torre, respondió con frialdad:
—Y si no hacemos nada, esas fichas seremos nosotros.
Las tensiones crecieron. Las voces subían, las manos se cerraban en puños. La alianza que habían formado a duras penas parecía a punto de romperse antes de comenzar. Fue entonces cuando Lucía, la estratega del grupo de hackers “Punto Ciego”, encendió una tablet y proyectó una imagen del rostro del Cuervo Mayor, junto a un mapa de rutas clandestinas.
—No se trata de fuerza bruta —dijo—. Se trata de estar en el lugar correcto antes de que él lo sepa. Tenemos tres días para cerrar todas sus rutas de escape. Y sólo una oportunidad para atraparlo.
La sala quedó en un silencio tenso. Kairo pasó su mano por el mapa y señaló un punto marcado en rojo.
—Aquí será. En la vieja estación de carga. Lo vamos a encerrar como una rata.
Mara y Said intercambiaron una última mirada. Ninguno sonrió, pero ambos asintieron. No era un pacto de confianza… era un pacto de necesidad.
Afuera, el viento arrastraba papeles y polvo. Adentro, la guerra contra el Cuervo Mayor acababa de comenzar.