Capitulo 1
He aquí me encuentro delante tuyo mi bella Keziah contando como fue que empezó todo como fue que me condenaron a esta vida de inmortalidad, tal vez así logre convencerte que mi alma no siempre fue la oscuridad que es ahora.
He sido llamado de muchas maneras en todos estos años desde demonio hasta el que es mi nombre lauden pero no siempre fue mi nombre el nombre que me otorgaron al nacer fue Cassius… fui el bastardo de un duque y una sirvienta, fue todo un escándalo en aquella época causando que mi madre me llevara al campo con el paso de los años mi madre enfermo esta se la llevo a un lugar mejor o eso es lo que me gusta pensar volviéndome así el hombre de la casa a cargo de mi pequeño rayito de sol de mi hermana pero después de tantos años uno llega a olvidar muchas cosas, mis recuerdos son vagos, lo que sí recuerdo es que fue en el año 1460 donde conocí al que sería mi perdición él era el amigo del monseñor para el cual trabajaba no sé que es lo que vio en mi. El era alguien acaudalado pero bien dicen comida es comida y eso era lo que era para él
Me llevo con falsas promesas pero creo fervientemente que lo único que quería era quitarme la vida, dejarme en el callejón dado por muerto pero yo no era tonto… durante semanas me pidió que llevara jóvenes al establo misteriosamente desaparecían tarde o temprano sabía que llegaría mi hora pero podía permitírmelo, no podía alguien dependía de mí y así fue cuando murió Cassius y nació Lauden
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- prometí que te sacaría de la miseria si hacías lo que pedía es hora de darte lo que mereces - dijo acercándose a mí con gran agileza - no me digas que has llegas a temerme mi querido Cassius -
- si- admití - he de temerte ya que razones no me faltan… noche tras noche me pides que lleve jóvenes al establo y no es coincidencia que las mismas desaparecieran, no sales a la luz del día que clase de demonio eres -
- el peor - admitió antes de mostrarme sus colmillos y lanzarse hacia mí -
- lo lamento - dije casi apenas lucido apuñalándolo en el cuello y así bañándome en su sangre podía jurar que ese era el fin de mi vida lastimosamente me di cuenta que ese no sería el caso, hubiera preferido la muerte antes que esta condena… desperté segundos antes del amanecer sintiendo como los rayos del sol causan quemaduras en mi piel pero no así me matan busque refugio en mi hogar tratando de saber que era lo que le estaba pasado a mi organismo -
- donde estabas - pregunto una pequeña voz - me he preocupado toda la noche del que hubiera pasado - sonreí ante las exigencias de la pequeña alzándola en brazos -
- mi pequeña Amanda ya soy lo suficientemente grande para cuidarme solo no tenéis por qué preocuparos - dije llenándola de mimos -
- a mamá no le hubiera justado que te perdieras toda la noche - dijo la pequeña jugando con uno de sus rulos - después de todo que aria si no te tuviera eres lo único que me queda - admitió la pequeña con algo de melancolía -
-nunca lo harás pequeña siempre estaré para ti no importa el que pueda pasar - comente algo culposo tratando de aliviar las preocupaciones de la pequeña - venga pequeña muestra un sonrisa no hay razón para estar tristes - ella sonrió en respuesta, el día paso volando dándole tiempo a la oscuridad causándome preguntas y la más recurrente era si el monseñor de la ascienda sabia de lo que era su amigo o en lo que me había convertido todas esas repuestas llegaron a mí en el instante que toque su puerta -
- disculpe mi intromisión monseñor - dije entrando a la habitación en la cual se encontraba
-mi querido Cassius esperaba tu llegada en todo caso esperábamos tu llegada - hablo desde el piano el demonio que pensaba que estaba muerto -
- cómo es posible, estabas muerto yo te mate - dije retrocediendo -
- siéntate Cassius – ordeno el monseñor- y tu Athan deja de tocar el piano que me enloquece almenos en esta situación