Lauden - el precio de la inmortalidad

Capítulo 4

Ya había pasado más de media hora desde aquella conversación tan desastrosa por no decir inservible, con ese pensamiento recurrente en mi cabeza podría adaptarme a mi nueva vida… tenía miedo de convertirme en esa persona o llegar a ser como Athan negué. no podía convertirme en él, no debía tan solo pensarlo me daba la sensación de asco, suciedad

Cerré los ojos ante tal pensamiento recostándome en el frio césped esperando la llegada del amanecer esperando que todo lo que había pasado a lo largo del día solo fuera una pesadilla de la cual despertaría en la mañana para mi suerte o destino no fue el caso, sellando así mi condena me dirigí al pueblo como si nada hubiera pasado, más el rostro de las personas al verme marcaban el asco y el horror con tan solo mirarme podía verlo era una abominación ante sus ojos y quizá no podría ocultarlo…pace por un espejo reflejando así mi reflejo y vi la razón por la cual había tanto alboroto a mi alrededor las quemaduras que poco a poco me carcomían estaban marcadas en mi rostro cual si fueran cenizas entre rápidamente a mi cabaña en donde se encontraba mi hermana esperaba una reacción diferente de su parte tal vez algo de horror al verme de este modo o miedo quizá, más en cambio ella tomó de mi mejilla mirándome con una cara lastimera ¿tenía piedad de mí? de algo tan feo y corrompido ante los ojos de los demás pero ante ella solo era su hermano

-Mi Amanda no me mires así… con lastima no lo merezco- Admití tapando mi rostro con mis manos para que no viera mi rostro quemado, por vergüenza o un poco de pena de aceptar lo que era ahora, ella tomó delicadamente de mis manos mirándome a los ojos

-No importa cómo te veas para mí siempre serás mi hermano mayor y no te he llegado a mirar con lastimas, quizá preocupación, me preocupas… me pregunto qué mal tuviste que pagar para llegar hasta este punto- guardo silencio por un par de segundos mirando cada parte de mi rostro atentamente antes de soltar un suspiro leve antes de hablar- déjame curarte, déjame aliviar ese dolor que tienen en el rostro -Dijo ella trayendo un paño húmedo

-para eso era lo que nos alcanzaba y eso me parecía tierno de su parte el hecho de que no me temiera, su bondad y su calidez conmigo como si fuera la mejor persona en la tierra. Pero no era así trataba de reservar mi deseo ante mi nueva debilidad, la sangre humana no sabía por cuánto tiempo aguantaría la sed por ella, ese ardor en la garganta que no me dejaba tranquilo por mas que me gustara hacer como que no existía, como si yo tuviera el control pero no era así me recosté en la cama tratando de cerrar los ojos por unos instantes sabía que después de lo sucedido en la mañana de que todo el pueblo me haya visto en estas condiciones lo más sensato era huir lo más lejos posible o terminar quemados en la hoguera. negué ante tal pensamiento tan macabro quería mantenerla a salvo no me importaba que me pasara a mi solo quería lo mejor para ella y ahí estaba nuevamente algo dentro de mi se apodero no se si era mi sed por la sangre o por que me había abstenido de la misma había tomado del cuello a lo único preciado que tenía apunto de convertirlo en mi alimento.... Mi vista se nubló de repente todo a mi alrededor se volvió oscuridad ante la contucion

Desperté después de horas en la casa de mi monseñor bajo una luz tenue y constante sobre el rostro una vela a mi costado indicándome que ya era de noche y una silueta en las sombras que apenas se reflejaba observándome, pensaba que era mi hermana o hasta mi monseñor pero me equivoque

-la vida es ironica no lo crees mi querido Cassius- dijo una voz en la oscuridad. me estremecí al escuchar la voz ironica he un poco áspera de Athan dirigiendo mi mirada hacia donde provenía, ahí estaba parado con una sonrisa agria en su rostro como si hubiera disfrutado verme estallar ante lo que el me había hecho, el monstruo que me había convertido mire a mi alrededor evitando la mirada fija en mi de Athan buscando a mi hermana entre las sombras no la encontraba, esperaba lo peor

-mi hermana donde esta- pregunte un tanto preocupado ante la idea que le habría hecho algún daño o quizá algo peor la muerte... encontrarme con su cuerpo sin vida y yo el culpable de ese hecho mi querida Amanda perdóname por lo que hice se repetía una y otra vez en mi mente



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En el texto hay: sexo, dolor amor sangre misterio

Editado: 13.08.2024

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