El sol de la tarde se filtraba por las cortinas de mi habitación, iluminando el caos que había comenzado a invadir mi espacio. Cada rincón estaba lleno de cosas que, antes, creía que nunca tendría que dejar atrás. Mis libros, mis recuerdos, la pequeña colección de flores secas que guardaba en mi escritorio, todo parecía tener un peso diferente en este momento. Todo parecía decirme que ya no volvería por mucho tiempo, si es que alguna vez lo haría.
La idea de Wyoming se me hacía tan ajena, tan distante, como si estuviera empacando no solo mis pertenencias, sino también parte de mi alma. Estaba dejando mi hogar, mi ciudad, la vida que conocía. Mientras guardaba mis libros favoritos, los que me habían acompañado en los días más felices y los más tristes, pensaba que tal vez, solo tal vez, allá podría encontrar algo que me inspirara a escribir de nuevo.
Siempre había sido escritora, pero el último año había sido un vacío creativo. La inspiración había desaparecido, pero pensaba que tal vez, lejos de todo lo conocido, encontraría algo en las vastas llanuras de Wyoming. Quizás un nuevo paisaje, una nueva vida, podría hacer que mis palabras fluyeran otra vez.
Me agaché para guardar uno de mis cuadernos de notas, aquel en el que solía escribir pequeños fragmentos de historias o ideas para futuros libros. Mi mente se llenó de pensamientos caóticos, pero el de escribir me consolaba.
Tal vez allá pueda comenzar algo nuevo, me dije a mí misma. Quizá algo que nunca imaginé que podría escribir...
Mis padres no me presionaron mucho durante los días previos al viaje. Aunque su preocupación era evidente, me dieron el espacio que necesitaba. Yo, por mi parte, me centraba en empacar lo esencial: ropa, mis libros, y algunas cosas que me hacían sentir menos lejos de casa.
Me senté en el suelo, rodeada de cajas, con el cuaderno de notas abierto sobre mis piernas. Mis dedos pasaban por las páginas, casi como si intentara encontrar las palabras que había perdido. No sabía si mi vida en Wyoming sería el tipo de historia que mereciera ser contada, pero algo me decía que la naturaleza salvaje de ese lugar iba a despertar algo en mí.
¿Y si Wyoming me inspira? pensaba, mientras subrayaba algunas frases que había escrito en días pasados. Tal vez la soledad de ese lugar, la quietud del rancho y la vida sencilla de las personas allá me ayudara a encontrar una nueva voz, una nueva historia.
Me perdí en ese pensamiento durante algunos minutos, hasta que escuché los pasos de mi mamá desde abajo. Sabía que era hora de comenzar a cerrar las cajas.
Con un suspiro, dejé el cuaderno sobre mi cama y bajé las escaleras, buscando a mamá.
—¿Todo listo, cariño? —me preguntó con una sonrisa suave, aunque noté la tensión en sus ojos.
—Más o menos —respondí, sin poder evitar que mi voz se quebrara un poco.
Ella me miró, y por un instante, su expresión se suavizó.
—Sabes, tal vez este cambio sea lo que necesitas. Wyoming es un lugar diferente, pero a veces, los cambios grandes nos ayudan a ver las cosas de otra manera.
—Eso espero —respondí con una sonrisa tímida, aunque mi corazón no estaba tan convencido.
Mi mamá suspiró y se acercó, colocándome una mano en el hombro.
—Sé que es difícil, pero tienes todo mi apoyo. Y siempre estaré aquí, aunque no estés cerca.
Le sonreí, agradecida, pero mis pensamientos seguían en otro lugar. Escribir… pensaba. Necesito escribir algo nuevo, algo que haga que esto valga la pena.
La tarde pasó rápidamente entre más empacar y organizar mis cosas. Ya casi todo estaba listo para mi partida, y la realidad se fue imponiendo poco a poco. No había marcha atrás.
En la última noche en Aspen, cuando todo estaba en silencio, me recosté en mi cama y tomé el cuaderno de notas nuevamente. Lo hojeé, leyendo fragmentos viejos y otros nuevos, sin saber realmente si alguna de esas ideas podría transformarse en una historia que mereciera ser escrita.
Pero algo en mí confiaba en que, al menos, en Wyoming podría encontrar algo que valiera la pena plasmar en palabras. Algo que me sacara de la niebla en la que me encontraba.
Tal vez esta será la historia que me dé la inspiración que necesito, me dije mientras cerraba los ojos, dejando que el sueño me llevara hacia un mañana que sería muy diferente a lo que conocía.
#2047 en Otros
#31 en No ficción
#5327 en Novela romántica
vaqueros viejo oeste, vaquero, romance acción aventura drama celos amor
Editado: 22.02.2025